La risa es un espectáculo en sí misma. Un mágico show cuando arranca sincera, un lamentable montaje si sale forzada. Adoro la carcajada franca, la sonora o las peculiares, esas que con sólo escucharlas ya tenemos un nombre en la boca. Amo las risas con personalidad. Soy amante de las bocas que se abren y de los ojos que lloran... De risa. La risa es la expresión máxima de la alegría, trocitos de felicidad que son tan enormes que no caben en nuestro pecho y tienen que salir para ser compartidos. Así, hacer reír es también romper con las barreras del egoísmo humano. Por eso, cuando nos reimos somos felices por unos instantes y por eso nos rebelamos contra los chistes fáciles, con las gracias metidas con calzador, con los borderíos mediocres... Porque, aquí, sabemos de gracia, de ánge y sabemos reír. Vaya hoy mi canto por la risa, esa que me destensa los músculos, que me rebosa en las mandíbulas, que me pone el corazón a mil, que me hace feliz, tan, tan feliz, que se me nota en la carita.
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