La opinión invitada

¿Todo esfuerzo tiene su recompensa?

  • Análisis de la importancia de la calidad en el aceite.

Quiero comenzar señalando la importancia social, económica, medioambiental y paisajista del cultivo del olivar en todo el arco mediterráneo. Andalucía es la primera productora de aceite de oliva y aceituna de mesa del mundo. En más de 137 de los 771 municipios de esta región, el olivar ocupa más del 75% de su superficie agraria. Estos municipios, casi de monocultivo, se encuentran en el denominado eje del olivar que se dibuja desde la provincia de Jaén bajando hacia la confluencia de las provincias de Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla.

Un número de estos municipios está en el centro de Andalucía, en ese corazón que todos se disputan. Allí están la población de Puente Genil en Córdoba y la Comarca de Estepa en la provincia de Sevilla, territorio de un olivar único que produce, probablemente, uno de los mejores aceites de oliva vírgenes extras del mundo. Este terruño y sus más de siete millones de olivos están protegidos desde el año 2004 por la Unión Europea con la Denominación de Origen Estepa. Sus olivos son de la variedad hojiblanca en clara mayoría, por su histórica e inmejorable adaptación y en menor participación de la variedad manzanilla. Ambas son reinas de las exportaciones de aceitunas de mesa españolas. También hay algo de picual y desde hace unos treinta años la dulce y almendrada arbequina, arraigados al suelo y clima singular de la zona. Todas son el regalo que la naturaleza ha querido hacer a sus gentes.

Agradecidos por la generosidad de sus olivos y obligados por las limitaciones para hacer económicamente interesantes otras experiencias agrícolas, los olivareros de la D. O. Estepa, a lo largo de dos mil años de historia, se han hecho grandes expertos en las técnicas de cultivo del olivar, y quizás por ello han sido igualmente pioneros en los sistemas de extracción del aceite de oliva y en la valorización y comercio de los mismos, constituyendo para ello en 1986, cuando España entra en la Comunidad Económica Europea, la cooperativa de segundo grado Oleoestepa.

Desde entonces, durante 24 horas al día y 365 días al año, en esta empresa propiedad de 5.000 olivareros sólo se ha trabajado con una constante: la búsqueda continua de la excelencia en sus aceites de oliva vírgenes extras y en el servicio ofrecido a sus clientes. Hoy el aceite de oliva virgen extra es algo más que un alimento, se comienza a percibir por los consumidores como producto estrella de la dieta mediterránea y por ello saludable, y a la vez se aprecia en favor de algunas marcas, emulando el marketing de los grandes vinos con glamour. Al final buscamos, propio de la primera máxima empresarial, un mayor valor añadido para remunerar a todos los participantes de la cadena, en nuestro caso especialmente a los socios olivareros.

Esta nueva era que estamos viviendo -de oportunidad para los grandes aceites de oliva vírgenes extras españoles- estriba al menos en el caso de Oleoestepa en ofrecer un producto singular que en buena parte aporta la presentación, pero que en lo más importante queda definido por el análisis sensorial. ¿Pero cómo hacemos valer nuestros aceites frente a otros cuando nos encontramos en un entorno complejo?

De un lado, las normas de la UE reguladoras para la clasificación de los aceites de oliva virgen y aceite de oliva virgen extra, tienen abierto en el sector español un gran debate a favor y en contra del análisis sensorial obligatorio desde el año 1991, acusándolo de subjetividad y pidiendo un análisis instrumental sustitutivo o complementario infalible. Entre tanto, hay descontento de todos los implicados menos quienes en este río revuelto se benefician, que los hay. Este problema en mercados internacionales es una bomba de relojería que nos puede estallar en las manos sino conseguimos una norma única internacional consensuada que no induzca a confusión a los consumidores sobre que están comprando.

De otro lado, la guerra de precios. Sabemos que comunicamos más de nuestras marcas a través del precio y posicionamiento que por acciones del departamento de marketing. Sin embargo, compartimos espacio en el lineal especialmente marcas de la distribución y cada vez más marcas de fabricantes que están banalizado toda la categoría de los aceites de oliva, ahogando literalmente a aquellas marcas que no entran en el juego de la promoción permanente. La venta a pérdidas en España en el aceite de oliva es un clásico y sin embargo no hay quien le ponga el cascabel al gato. Ahora, la Agencia de Información y Control Alimentario perteneciente al Ministerio de Agricultura debe velar por denunciar estas prácticas, pero las competencias de inspección y en su caso de sanción incumben a las comunidades autónomas y ya saben unos por otros… la casa sin barrer.

Con este escenario anárquico tenemos claro que la solución pasa por una marca fuerte construida con sólidos pilares como Oleoestepa para salir airosa de la tormenta, ganándose la confianza de los consumidores, que al final son los que ponen a cada uno en su sitio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios