El resto del tintero

Ahora no toca

  • El congreso federal del PSOE se escribe en Andalucía con un prólogo de luchas locales, provinciales y regionales: Griñán lo pudo evitar con un pronunciamiento como líder.

LA frase la hizo célebre Jordi Pujol, el nacionalista catalán con mayor visión de Estado después de su malquerido Tarradellas: "Hoy no toca". Alfredo Pérez Rubalcaba recurrió a ello en Cádiz el miércoles pasado, y el jueves se lo volvió a explicar a la periodista Mabel Mata en la entrevista que le hizo en Canal Sur Televisión. "No toca, ahora no hay que votar en contra de nadie; eso es para otros días, no toca pelearse por otros asuntos." ¿A qué se refería el candidato, que no ha parado de insistir en ello desde entonces?

En Cádiz, a la que el secretario del PSOE andaluz, José Antonio Griñán, definió un día como "Cádiz-Herzegovina", las luchas internas socialistas han sido tan habituales como el Levante otoñal, casi balcánicas, y lo que Rubalcaba vino a decirles a los militantes es que este momento, el del 38º Congreso Federal, no era el propicio para que todas las tribus dirimieran sus diferencias locales, provinciales y regionales. Es decir, que no era el tiempo de ajustar cuentas; de enfrentarse chavistas y griñanistas ni sevillistas con béticos  ni los del Antiguo Testamento con los de los Evangelios. En el caso concreto de Cádiz, han sido los de Pizarro y Cabaña frente a los de Irene García, la alcaldesa de Sanlúcar, una persona que siempre ha sido cercana a Rubalcaba y ahora fue animada por Griñán para plantar cara al secretario provincial gaditano, enfrentado con el presidente andaluz. La alcaldesa le ha dado un baño a Cabaña, al rozar el empate pleno, y posiblemente haya dado el paso definitivo para convertirse, después de las elecciones, en la próxima secretaria provincial.

Ésa era la tesis de Rubalcaba: que el PSOE se juega su futuro como partido nacional ahora y, en palabras de una persona muy cercana a él, más que una "Ejecutiva de Vacaciones en el mar necesitamos una para La tormenta perfecta". Así que no se trataría, según los rubalcabistas, de alumbrar un nuevo modelo de partido ni de reinventar la socialdemocracia como de elegir una dirección capaz de aguantar la crisis, la ausencia institucional en la que ha caído el PSOE  y contar con líderes que puedan medirse con Rajoy y el PP, partido ya claramente hegemónico en España.

Es posible que Griñán, con su concepto de neutralidad activa, en la que se ha quedado sólo él, pretendiera evitar esto: que el PSOE andaluz no proyectase con motivo de su congreso federal todas sus luchas internas. Pero se equivocó. Cometió dos errores: traerse el congreso federal a Sevilla y, otro que no es sólo suyo, celebrarlo antes de las elecciones andaluzas. El PSOE va a un cónclave muy duro, ha perdido dos elecciones consecutivas y el debate va ser agrio. No es el prólogo ideal para comenzar una campaña electoral. Ni el topo que Javier Arenas debe tener en la sede de San Vicente lo hubiera llegado a idear. ¿Quién será Karla?

En Sevilla, donde se suponía que este partido era una balsa de aceite, donde su secretario provincial, José Antonio Viera, y la número dos del PSOE andaluz, Susana Díaz, se entendían sólo con la mirada, el consenso se hundió como el Costa Concordia. Viera, posiblemente dolido en su alma porque desde su partido lo han querido imputar por el caso de los ERE antes que la propia juez Alaya, ha dado un paso incompatible con su personalidad: plantarle cara a Susana Díaz, aliándose con una miríada de diferentes que se han declarado, claramente, partidarios de Rubalcaba. Cuentan que en el acto que Carme Chacón celebró en Sevilla, Viera se dio cuenta de que lo que algunos llamaban neutralidad activa era chaconismo pasivo. 

Ni la llamada al orden de Griñán valió. Lo que un día bautizamos como chaconeo se hizo carne, y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, acusó a Díaz y a la dirección regional de trabajar para la ex ministra de Defensa. Al final, ha habido dos listas en Cádiz, en Almería -donde los de Martín Soler han resucitado-, en Córdoba, en Málaga (hoy) y el enfrentamiento sevillano, el más grave de todos, por ser el territorio del presidente de la Junta y la sede del congreso. El lío.

Posiblemente, si Griñán hubiese apoyado a Rubalcaba desde el principio, hoy tendría una Andalucía en calma con, al menos, un 75% u 80% a su favor. Pero el presidente alberga sus dudas. Y es lógico. Ambos, Chacón y Rubalcaba, aportan riesgos y fortalezas. Chacón es joven, pero es un melón sin catar y un epígono del zapaterismo; Rubalcaba tiene las mismas barbas blancas que Griñán, y los chaconistas alertan de que la foto electoral de ambos sería la de los perdedores. Pero no hay nada peor en política que no adoptar decisiones, un comportamiento que se convierte en letal cuando se viven momentos de crisis, porque son en esos instantes cuando se juegan los liderazgos. Javier Arenas sería hoy un muerto viviente si Rajoy no hubiera ganado las elecciones del 20-N, pero se la jugó, apoyó al gallego y ganó.

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