Las protestas y concentraciones se multiplicaron ayer en el centro de Jerez. En total, alrededor de medio millar de trabajadores municipales junto a los de distintas concesionarias. Entre ellos, las empleadas de Acasa (de ayuda a domicilio), las de Limasa (concesionaria de limpieza de colegios y dependencias municipales), la plantilla de Urbanos Amarillos, los trabajadores del alumbrado público y los empleados municipales, así como los conductores de Linesur (transporte de la zona rural). En concreto, a la acampada que mantienen los trabajadores de Acasa desde hace semanas frente el Ayuntamiento se unió la contundente protesta de las empleadas de Limasa, que ayer secundaron las segunda y última jornada de huelga de la semana.
Las mujeres de esta concesionaria bloquearon, desde las seis y media de la mañana, todos los accesos al Ayuntamiento, incluida la entrada a la Oficina de Atención al Ciudadano y la puerta de los grupos municipales, donde cada partido tiene sede.
Esto provocó que los trabajadores que habitualmente desarrollan su jornada laboral dentro del Consistorio se vieran obligados a quedarse en la calle sin trabajar. La medida afectó también, lógicamente, a los concejales y a la propia alcaldesa, María José García-Pelayo, por lo que todos tuvieron que desplazarse a la delegación de Impulso Económico para intentar continuar con las gestiones que le fuesen posible desde este edificio.
La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo (PP), hizo ayer un llamamiento para que "se concilie el derecho a la movilización con el respeto a las instituciones", y lamentó que las protestas hayan obligado a suspender una Junta de Gobierno Local en la que estaba previsto acordar una operación para posibilitar un pago de dos millones de euros a la plantilla municipal entre esta jornada y el lunes.
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