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Griñán enmarca la renovación en las derrotas electorales del PSOE

  • El ex presidente asegura que hubiese sido "un mal candidato" y muchos delegados ven en su dicurso un mensaje a Rubalcaba.

José Antonio Griñán cruzó el puente, y dio por concluido su liderazgo en el PSOE después de haber dimitido como presidente de la Junta, primero, y como secretario general de su partido después. "He llegado al río y he cruzado el puente, y la orilla no era otra distinta a ésta". Así comenzó Griñán su discurso de despedida, que fue el del adiós y el de la rendición de cuentas de su gestión. Con un discurso estructurado, pensado, muy cercano el mejor Griñán orador aunque sobrado de tiempo, resumió sus años de liderazgo en tres logros: conservó el Gobierno andaluz, fue capaz de establecer una coalición estable con IU y propició la renovación. Desde ese punto de vista, impecable. Su gestión fue aprobada por unanimidad, un respaldo que estuvo muy lejos del voto de castigo que recibió él y su dirección hace dos veranos en el congreso de Almería. 

"Alguien ha dicho que he sido un presidente y un secretario general de transición; prefiero decir que he sido el presidente y el secretario general que hizo la transición". Ésa, según Griñán, era la orilla a la que debía llegar: a la de la renovación, que pasaba inexcusablemente por su retirada y los de su generación. Y con acierto, recordó que todos los presidentes que ha tenido la Junta nacieron entre 1944 y 1948. 

El ya ex secretario general de los andaluces enmarcó la renovación en la sucesión de derrotas electorales que ha sufrido el PSOE en Andalucía. En efecto, con él de secretario general, cargo al que accedió en 2010 con la oposición vencida del chavismo y la vieja guardia, su partido ha perdido tres comicios en la comunidad: las municipales de 2010, las generales de 2011 y las autonómicas de 2012. Según Griñán, fue eso lo que obligaba al PSOE a una profunda renovación, que no sólo pasaba por gobernar de otro modo, sino con otras personas. "Hubiera sido un mal candidato (...) La derecha estaría todo el tiempo recurriendo a los ERE", sentenció. 

Vídeo: PSOE

La historia del liderazgo de Griñán ha sido, en cierto sentido, leninista, fue de derrota en derrota hasta la victoria final. Su decisión de apartar las autonómicas de las generales del 20-N de hace dos años, su gran éxito de estrategia, propició este final feliz. 

En su emotiva despedida ante el plenario, el secretario saliente se atrevió a hablar de las últimas derrotas socialistas, algo que sólo hace un año era un tabú que quiso imponer la dirección. En el pasado congreso de Almería, el hombre de Griñán en el partido, Mario Jiménez, arremetió contra los secretarios provinciales que subrayaron la derrota electoral socialista en las autonómicas. Fue una victoria política, dijo Jiménez en aquella ocasión, pero Griñán admitió ayer que aquel resultado, que fue adverso pero que les permitió seguir gobernando gracias a que el PP no alcanzó la mayoría absoluta, fue un dato que "no nos podía cegar". 

Algunos delegados quisieron ver en el discurso de Griñán un mensaje al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que también perdió unas elecciones y que es de la generación de la Transición. "Quieran o no lo que va a pasar con Susana Díaz va a tener un efecto cascada", explicó a este medio un viejo dirigente, ya retirado, de ésos que han vuelto a reconciliarse ahora con su organización. 

Y el PSOE le correspondió con un video de despedida donde, entre otros, lo saludaban el periodista Iñaki Gabilondo y el jugador del Atlético de Madrid Diego Costa. La camiseta que le regaló cerró el fin de su liderazgo.

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