Sevilla

La mitad de las cámaras de Sevilla-I no funcionaban

  • De los 24 equipos disponibles, 11 no estaban operativos la noche de la fuga y el vídeo para grabaciones llevaba 3 meses averiado

De las 24 cámaras de vigilancia que hay en la prisión de Sevilla-I, 11 de ellas no funcionaban la noche en la que se produjo la fuga de los internos Rafael Hidalgo Castro, el Rafi, y Mohamed Larbi Elimlami. Además de las 11 cámaras que no transmitían señal alguna, cuatro de ellas estaban inutilizables. Todos estos extremos fueron verificados por la empresa encargada del mantenimiento de las cámaras de seguridad a la mañana siguiente a la huida de los reclusos, el pasado jueves día 4, cuando los operarios de la empresa comprobaron el estado en que se encontraban estos equipos de seguridad.

Según fuentes próximas a la cárcel sevillana, la empresa de mantenimiento visita las instalaciones con frecuencia y ya había advertido en alguna ocasión que era necesario proceder a la sustitución del cableado de las cámaras. El problema radica en que cuando llega la temporada de lluvias, los cables se mojan y en algunos casos hacen saltar los dispositivos magnetotérmicos, con lo que las cámaras acaban apagándose y no cumplen el cometido de vigilancia del perímetro del recinto penitenciario.

En la fuga del pasado miércoles, ni la cámara ni el sensor de movimiento que hay en el punto exacto por donde salieron los dos reclusos podían detectar la huida. En el caso de la cámara, ésta no enfocaba para la zona que debía vigilar porque se había movido con motivo de las lluvias registradas en diciembre pasado. El sensor de movimiento, en cambio, estaba averiado.

Pero no sólo había problemas con las cámaras y los sensores de movimiento, porque uno de los aparatos de vídeo que se emplean para la grabación de las imágenes lleva estropeado desde hace unos tres meses. Al día siguiente de la huida se revisaron las grabaciones disponibles y se comprobó que no habían registrado nada relacionado con la fuga de los dos internos, uno de los cuales, el Rafi, está considerado como un individuo peligroso que estaba en prisión preventiva por un homicidio en la localidad cordobesa de Bujalance y que además cumplía una condena de siete años de prisión por cuatro delitos de robo con fuerza.

Las deficiencias en la seguridad también afectan a una valla metálica del perímetro interior de la cárcel, de unos 100 metros, que se cayó debido a las intensas precipitaciones y que dos meses después sigue sin haber sido reparada. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) denunció esta semana que el lugar donde se produjo la fuga dista 400 metros de la garita más próxima y en relación a éstas aseguró que los cristales blindados llevan 'más de una década' sin ser limpiados desde el exterior, por lo que la visión a esa distancia resultaba más que difícil, si a eso se une que la noche de la fuga llovió con intensidad. Además, desde esa distancia y teniendo en cuenta que los dos internos llevaban abrigos de color negro podrían confundirse con personal de la prisión.

Los funcionarios de la cárcel de Sevilla-I llevaban desde hace meses dando parte de los fallos de las cámaras de vigilancia y del resto de unas incidencias detectadas en la prisión que, sin duda, afectaban a la seguridad de una cárcel en la que, de otro lado, no se había registrado una fuga desde el año 2001. En aquella ocasión, un guardia civil de una de las garitas detectó la huida del interno pero no pudo capturarlo, sino que fue detenido días después.

Los funcionarios también enviaron a principios de enero varios informes alertando de la existencia de un pequeño boquete por el que los internos podrían salir de las celdas. El subdirector de Seguridad de la prisión ordenó que se realizaran unas reformas para corregir estas deficiencias. Pese a que se hicieron las obras, los internos aprovecharon la escasa calidad de los materiales de la prisión para poder escapar.

La AUGC también criticó el retraso de los funcionarios de la prisión en dar la alarma, algo que no se produjo hasta las ocho de la mañana del jueves, cuando algunos internos del módulo 7 de la Unidad de Preventivos sitúan la fuga entre las 23:00 y las 00:00 de la noche del miércoles, coincidiendo precisamente con la retransmisión del partido de semifinales de la Copa del Rey que disputaron el Sevilla y el Getafe.

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