Andalucía

Una operación coordinada en la casa del regidor, la sede de Urbanismo y el Ayuntamiento

  • El registro en la urbanización del alcalde duró seis horas y en el Consistorio seguía a medianoche

La publicidad menos deseada en el peor momento posible. Estepona entró ayer en el indeseado club de las ciudades afectadas por las irregularidades urbanísticas y se hermana de esta manera con sus vecinas malagueñas Marbella y Manilva en una especie de diabólico triángulo de la corrupción.

Todo comenzó a primera hora de la mañana y de manera perfectamente coordinada. Dirigida simultáneamente hacia tres puntos fundamentales: la residencia del alcalde, el ayuntamiento y el edificio Puertosol en el Paseo Marítimo, sede las concejalías de Urbanismo, Hacienda e Infraestructuras.

A las nueve de la mañana llegaron los agentes a la casa del alcalde, en la exclusiva urbanización Bahía Azul, primerísima línea de playa, y que mereció una atención nula por parte de los otros residentes. Durante el registro, que se prolongó por espacio de seis horas, acudieron a la vivienda un hermano de Antonio Barrientos y Antonio Caba, ex alcalde de Estepona, íntimo del actual regidor y abogados los dos. Hubo otro registro en otro de los adosados de la urbanización. De la vivienda habitual de Barrientos salieron los policías con abundante documentación en cajas precintadas. Se dirigieron al Ayuntamiento.

Sólo 17 minutos después de comenzar este operativo, dos coches aparcaron frente al edificio Puerto Sol. Se bajaron diez personas, vestidas de calle y sin rasgos especiales de distinción, que accedieron a las dependencias municipales. Una vez dentro se pusieron los chalecos, se identificaron y comenzaron a trabajar. No impidieron la salida a los que iban a desayunar, pero cerraron las puertas de emergencia y dejaron un solo acceso transitable. El trato fue exquisito. Francisco Zamorano, concejal de Hacienda sufrió una subida de tensión y se le suministró la medicación adecuada. Dos horas después salía esposado a la espalda el arquitecto municipal, pero el ambiente entre los trabajadores que estaban dentro no fue de tensión. Todos fueron abandonando las dependencias poco a poco. Los investigadores no. Continuaron un minucioso registro en busca de pruebas que continuaba todavía a medianoche.

El tercer punto clave fue el Ayuntamiento. La sede municipal fue clausurada también desde primera hora de la mañana y era difícil acceder para realizar trámites o papeleos. Pasadas las tres de la tarde llegaron los agentes que habían registrado la casa del alcalde con Antonio Barrientos. El detenido cruzaba sus manos en un intento de disimular que iba esposado. Nada más llegar pidieron comida. Carne con tomate, ensaladilla rusa, ensaladilla de bocas, san jacobos, preñaítos, pan, agua y coca cola. Una cuenta de 61 euros al contado. El registro también continuaba al cierre de esta edición.

En paralelo a estos tres puntos, se intervino en la Delegación de Playas, situada en la calle Real, y en varias empresas.

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