Andalucía

Los expolios se registraron en las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga

  • Tres lituanos y dos españoles, lideraban la red más peligrosa y activa de saqueos

Andalucía se ha tornado escenario propicio para saquear oleoductos. Ocho de los robos perpetrados en España, en apenas una década, acaecieron en suelo andaluz.

Tres letones y dos españoles lideraban, hasta su detención e ingreso en prisión, la banda más activa, a la que se atribuyen cinco de esos seis delitos.

Su caída la propició un error de bulto; actuaron en El Puerto de Santa María (Cádiz), uno de los raros lugares donde el Cuerpo Nacional de Policía vigila integramente todo el término municipal y cuya comisaría cuenta con una UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta), reputada entre las de mayor indice de resolución de casos complejos.

Su caída se inició tras detectar la CLH un "picado" del oleoducto, a unos diez kilómetros de su terminal junto a la base de Rota. Esta perforación caía en el pago de Manoteras, paraje aislado y de difícil acceso. Lo más próximo al lugar son unas urbanizaciones ilegales, donde es más fácil hallar uranio que un chalé en regla.

Al acercarse a la cabecera de un oleoducto, los ladrones pueden "aspirar" el combustible más rápidamente, cuando está siendo bombeado por la tubería. Sin esa impulsión y a mayor lejanía, la extracción discurre con lentitud.

Los delincuentes localizaron la conducción (enterrada a una profundidad mínima de 1,20 metros) mediante un detector. Luego, dispusieron en torno a la tubería,una abrazadera articulada, en cuya parte superior abre un agujero de guía. Usando esa referencia, horadaban primero con una barrena automática de alta velocidad y finalizaban con una broca manual especial. Tras eso "pinchaban" el tendido con tubos de cobre y latiguillos de alta presión (hasta 100 bares). Acabado el trabajo, ocluían el "pinchazo", disimulándolo bajo alguna marca inocua (un neumático viejo, un saco vacío...), para reconocerlo cuando volvieran a consumar las múltiples extracciones.

Este método comporta riesgo de explosión e incendio del tendido, pero los saqueadores lo habían repetido antes en varios lugares de Alcalá de Guadaíra, Lebrija, Marchena y Jerez. Parecido sistema se usó, en 2011, para sustraer 120.000 litros de queroseno en la conducción del aeropuerto de Málaga; así como en robos precedentes en Aranjuez (Toledo) y Los Santos de la Humosa (Madrid).

Para evitar celadas, la banda apostaba, con varias horas de antelación al robo, a vigías provistos de visores nocturnos y telefonía celular, que alertaban de movimientos extraños .

La UDEV portuense estableció, empero, un dispositivo de contravigilancia que les permitió abortar una perforación clandestina nocturna. Los ladrones emprendieron la fuga, aunque su furgoneta se atoró en el barro y debieron huir a la carrera.

El CNP averiguó que ese furgón se alquiló usando una falsa documentación polaca. Sin embargo, la foto del permiso era auténtica y la UDEV estableció que pertenecía a un ciudadano de Letonia con antecedentes. Esta persona vivía junto a dos compatriotas en un chalé de la residencial avenida de Los Mástiles portuense. Con autorización judicial, se pincharon los teléfonos de estos sospechosos, quienes no se recataban de hablar de sus andanzas, al hacerlo en su lengua natal.

Se averiguó así que los lituanos contaban con dos cómplices españoles, afincados en Sevilla; y que se disponían a abandonar España un tiempo, dado el botín logrado (40.000 euros semanales, según estimación pericial).

Por orden judicial, el Grupo de Operaciones Especiales de Málaga y la UDEV allanaron el domicilio portuense, deteniendo a Irmantas Satkus, de 32 años de edad, cerebro y "picador" de la red; junto a Egidijus Morkunas, de 36 años; y a Rimvydas Grigaliun, de 45; quienes realizaban las extracciones posteriores.

En Coria del Río, el GOE de Sevilla y la Udyco, asaltaban una finca rural deteniendo a Óscar González Rodríguez, de 32 años, quien guardaba 20.000 litros de combustible; y a Ismael Lobón Conejero, de 41, quien se ocupaba de venderlo a terceros. Todas estas personas han ingresado en prisión por decisión judicial.

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