Andalucía

A vueltas con el portátil del niño

  • Padres de alumnos de primaria recelan de los ordenadores entregados por la Consejería de Educación porque consideran que el acceso a los contenidos de adultos no es totalmente infranqueable

¿Son seguros al 100% los ordenadores portátiles que la Consejería de Educación empezó a distribuir de manera gratuita el mes pasado a alumnos de quinto y sexto de primaria en aplicación del Plan Escuela 2.0 del Gobierno central? Algunos de los padres de estos alumnos han constatado que no impiden de una forma total y absoluta, como desearían, que sus hijos tengan acceso a contenidos para adultos. Los filtros que debieran evitar que el alumno, principalmente -pero también alguien de su entorno-, acceda a material sensible o altamente explícito no son impermeables al 100%. La innata curiosidad del escolar o la influencia de un familiar de mayor edad (hermano, primo, etcétera) o de un amigo con mayores conocimientos informáticos pueden deparar el hallazgo de páginas dedicadas a la pornografía, la ultraviolencia el consumo de drogas o la descarga de películas destinadas a un público con mayoría de edad, como ha podido comprobar este periódico.

Los mencionados constituyen la tripleta de ejemplos que más preocupan a los padres. Algunos de ellos han mostrado su perplejidad y  asombro y han expresado su queja  ante lo que consideran un hecho muy grave: que una herramienta de estudio, trabajo y conocimiento facilitada por la propia administración educativa, procedente del mismo Ejecutivo de la Junta de Andalucía, no posea un blindaje absoluto frente a lo más nocivo que hay en la Red. Los padres no discuten que el plan estrella de la Consejería de Educación para este curso y los venideros -la entrega de un ordenador portátil a sus hijos- apunta a la ampliación del saber de los alumnos, pero lamentan la falta de información recibida. Los datos y explicaciones obtenidas por los padres han dependido del centro en el que estudian sus hijos, y ha ido de la mera firma que certifica la entrega del terminal, con el compromiso de que todo lo que le ocurra más allá de las fronteras del colegio es responsabilidad de los tutores del niño, a unas someras indicaciones que, en el mejor de los casos, poco o casi nada han aportado a los padres. A esta circunstancia se suma, en un número considerable, la carencia de conocimientos informáticos de los progenitores, obligados a familiarizarse de prisa y corriendo con un universo hasta ahora extraño para ellos.

El problema estriba en la salida al exterior del ordenador. No hay ningún conflicto tras los muros del colegio, pero fuera es otra cosa. En la presentación del plan, en septiembre del año pasado, la consejera de Educación, Mar Moreno, proclamó que "en un ordenador caben todos los juegos, pero también toda la poesía del mundo". Algunos padres temen que los niños salgan del parque de atracciones y rebusquen en el vertedero.

El padre de un alumno de quinto hizo la prueba y llegó en el portátil de su hijo a páginas porno. Y también desembarcó en la web de un grupo radical, skinheads de Málaga, y en otra en la que se ofrece cómo se hace un porro. Además, comprobó que podía bajar películas porno usando el cliente de descargas e incluso visionarlas.

La Consejería de Educación discrepa y asegura que el ordenador cuenta con un dispositivo de control que aborta cualquier intento de llegar a una página de alto voltaje. Su aplicación corre a cargo de los padres y se ofrece en el manual de usuario del Centro de Gestión Avanzado de Centros TIC. Se trata del filtrado de contenidos que los padres pueden ampliar o disminuir mediante una contraseña que facilita dicho centro y que pemite la inclusión del término autorizado o no autorizado en la lista de páginas blancas o de páginas negras.

El ejemplo más palmario es sexo. Tratándose de internet es una palabra proscrita. Su sola mención acompañada del click del ratón provoca el pánico en los progenitores. La Consejería de Educación considera que se trata de encender una alarma innecesaria, ya que con incluir en esa lista negra una página web que el menor no debe consultar desde su portátil, el problema deja de existir. Es lo que han hecho algunos padres con las cada vez más populares, transitadas y masivas redes sociales, Facebook, Tuenti y Twitter, ya que como viene configurado el filtro en su origen, el acceso a esos foros sí está abierto. Y lo mismo para los términos: si se incluye en esa lista la palabra indeseada -por ejemplo, sexo-, el sistema restringirá automáticamente el acceso a todas aquellas páginas web que contengan la palabra sexo en su URL.

La versión de la Administración contrasta con las comprobaciones hechas por un adulto con el ordenador de su hijo, que considera que el control "no es completamente seguro". Esa lista negra funciona mediante la prohibición del acceso a páginas web en las que en la dirección de la página escogida aparezcan, total o parcialmente, los términos que se especifiquen, incluyendo además la prohibición de acceso a direcciones concretas, dominios y subdomios. Pero con la web de contenido sexual explícito que se reproduce en la foto de la página anterior ese procedimiento no ha conseguido bloquearla, ya que su dirección no contiene ninguno de los términos que habitualmente se incluyen en esos casos.

Estos padres también han hecho hincapié en la inclusión del Bittorrent, un programa de compartición  de ficheros a través del cual se pueden descargar además fotografías, películas, música y toda clase de contenidos, desde infantiles a adultos. Por defecto, el ordenador tiene instalado un cliente de mensajería (Pidgin) con el que se puede chatear, además de correo electrónico. Un padre interesado en desactivar dichos servicios recibió desde el Centro de Gestión Avanzada la respuesta de que eso era imposible.

Enfrente se sitúa la visión de otro progenitor, "satisfecho y relativamente tranquilo" con el ordenador portátil que Educación le ha entregado a su hijo. Este padre asegura que no es tan fácil, al contrario de lo que apuntan otros, aterrizar en páginas inapropiadas para el menor. También hizo las comprobaciones pertinentes y no pudo acceder a ninguna página de contenido pornográfico. Su petición era rechazada de inmediato. Lo que hizo fue seguir las instrucciones ofrecidas cuando recogió el ordenador y, además, manipular el router doméstico para bloquear la señal. También fue más allá y, por si  acaso, escribió en inglés coloquial ciertas palabras relacionadas con el sexo. Negativo.  Este padre, que sí obtuvo luz verde en su intento de acceso a páginas relacionadas con el mundo de las drogas -como la ya mencionada que enseña a cómo liarse un porro- y a algunas otras en las que lanzan sus soflamas los grupos ultras que predican la violencia y la xenofobia, expresó su tranquilidad en cuanto a la imposibilidad de abrir con el ordenador de su hijo la puerta a la pornografía. Para conseguirlo, al menos en su caso, la navegación por internet se hizo procelosa y terminó en el fracaso; para él, "bendito fracaso".

La directora general de Participación e Innovación Educativa, Aurelia Calzada, disiente del panorama apocalítico que han dibujado los padres más críticos con la iniciativa de Educación. Calzada les recuerda la responsabilidad que deben ejercer sobre sus hijos, no sólo cuando éstos utilizan el ordenador portátil entregado por la Consejería de Educación, "sino con el de casa, sofisticados teléfonos móviles con conexión a internet y la televisión, y nada de eso ha sido entregado por la Junta". Para la Administración, las ventajas del plan van mucho más allá de la navegación por internet; es más, "el niño no tiene por qué acceder necesariamente" a la Red, subraya Calzada. "No es imprescindible. El alumno lleva asignado el trabajo desde el centro y no tiene por qué salirse de las directrices marcadas" desde el colegio.

Educación insiste en las garantías que ofrece el programa a la hora de garantizar la protección del menor frente a páginas de internet con contenidos inapropiados. Calzada, que llega a admitir que quizá no se haya ofrecido "toda la información clara y precisa" que hubiera sido deseable, apela al Manual de Usuario entregado a los padres junto con el portátil facilitado a sus hijos. Este soporte es más que suficiente, insiste Calzada, para que los menores se den con un muro infranqueable si en algún momento pretenden hacer un uso inadecuado del portátil.

Si lo intentara y el listado negro del material prohibido no fuera suficiente, la Junta recomienda a los tutores del niño el bloqueo de la señal wi-fi doméstica o, aún más, la manipulación o el apagado del router. Es la opción que han escogido algunos padres. La directora general Participación e Innovación Educativa  reaviva el debate del tutelaje del menor, cuyo comportamiento y actitud, fuera del centro escolar "es responsabilidad de la familia". Dentro del colegio "se hace cargo de él la comunidad educativa, pero fuera son los padres", insiste Calzada.

La Junta también tuvo muy claro desde el principio que los ordenadores debían salir de los colegios, al contrario que en otra comunidades autónomas, y para eso incorporó al plan la llamada mochila digital. Frente a las críticas que vieron en este hecho la constatación de que el Ejecutivo autonómico había tomado esta decisión al no contar con red wi-fi en todos los colegios, Calzada justifica la medida apelando al "derecho a la igualdad" de todos los niños. "Se trata de que los medios tecnológicos estén al alcance de todos sin distinción. Si los ordenadores se quedaran en las aulas, no pertenecerían a los alumnos, y  es lo que se ha perseguido, que todos los niños, independientemente del nivel económico y social de sus familias, tengan acceso a esta herramienta", explica la directora general de Participación e Innovación Educativa.

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