L La vivienda, la escasez de crédito o la calidad de trabajo apenas preocupan hoy

El paro, la crisis y la impericia política son los grandes temores

Desde febrero de 2010, el podio de los problemas más temibles para los andaluces permanece inalterado. El paro es el hombre del saco, el gran ogro. Con una tasa del 31,23% y 1.248.500 desempleados según la última EPA, casi nueve de cada diez encuestados (el 85,4%) lo señalan espontáneamente en primer o segundo lugar. Ya era así en la encuesta de debut del Barómetro Joly publicada en octubre de 2008. La economía y la crisis, conceptos más generales y por lo tanto también de mayor casuística, ocupan el segundo puesto (18,7%). En tercera y cuarta posición, un par de asuntos conectados con los anteriores: los políticos y sus partidos (16,2%) y la corrupción (8,5%).

Combinando todos los factores se obtiene un producto rotundo: los andaluces no sólo se inquietan por las consecuencias de una crisis que ya se prolonga cuatro años y que continuará cuando menos hasta mediados de 2013, fecha que según los estudiosos del Gobierno marcará el inicio de la recuperación del mercado laboral. Desconfían asimismo de que los dirigentes autonómicos puedan sacarles del atolladero. La vieja lacra combinada del nepotismo y la ineficacia. Una lacra que, en contra de lo acostumbrado, se ha cobrado víctimas de primer nivel en países como Grecia o Italia, donde gabinetes de corte técnico han sustituido excepcionalmente a los mandatarios convencionales.

El quinto puesto lleva año y medio sin bailar: se lo queda la educación/falta de cultura (6,9%). Desterrada de los primeros puestos está la inmigración (1,7%), que sí era relevante a finales de 2008 y principios de 2009 pero que ha perdido peso por la apabullante dimensión de la cosa económica. Tampoco pesa ya en el ánimo de los andaluces la vivienda (1,6%) a pesar de que en la primera oleada del barómetro ocupaba la tercera plaza, por delante incluso de la clase política.

Sanidad, inseguridad ciudadana y falta de industria y construcción lideran el pelotón de las preocupaciones secundarias. Llama la atención la escasa repercusión que para los ciudadanos tienen la escasez del crédito bancario (apenas el 1% lo elige como principal problema) y el deterioro en la calidad del empleo (0,4%), dos fenónemos muy intensos en un contexto actualmente marcado por la atonía de la banca y las rebajas salariales.

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