el resto del tintero

La tacha

  • El líder federal del PSOE y el presidente de la Junta han sellado un acuerdo para evitar unas primarias o un congreso extraordinario, aunque sea aguantando debajo del agua: como el PP.

MIRA, mejor no nos sigas explicando porque cada vez parece que esto se explica peor". Esto fue lo que vino a reclamarle Rosa Aguilar, diputada socialista, a Óscar López el martes pasado, cuando el secretario de Organización del PSOE se reunió con el grupo parlamentario del Congreso para dar cuenta de lo de Ponferrada, allí donde para echar a un alcalde del PP, los concejales socialistas se han aliado con un acosador sexual. Y punto. Es eso, no más. Óscar López debía de haber dimitido hace varios días -al menos, hace una semana-, pero él es quien se lleva las tortas y va de nazareno sufriente, porque en la sede de Ferraz, para qué engañarnos más, le dieron el permiso a Folgueral para esa bochornosa moción de censura, a la que algunas mujeres dirigentes, caso de Soraya Rodríguez, la portavoz en el Congreso, se había opuesto. Ponferrada es una tacha en el expediente del secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba: si lo permitió, por hacerlo, y si no sabía los detalles, por no querer saberlos, que inteligencia guarda para eso y para detener a media ETA y enviarla a prisión.

Sí, Rubalcaba, como afirma un socialista andaluz, "está en la UCI, y con respiración asistida, pero no muerto", y si no ha caído ya es porque el presidente de su partido y el de la Junta, José Antonio Griñán, no lo ha querido. Rubalcaba y Griñán han hablado mucho en los últimos meses, y han llegado a una conclusión: el Gobierno de Mariano Rajoy va a aguantar toda la legislatura, aunque sea como un buzo debajo del agua. Bárcenas ya le ha hecho todo el daño, y Rajoy necesita tiempo para si su auto de fe -es decir, su receta económica- se materializa y resulta que es verdad. Y es en este sencillo contexto en el que Rubalcaba y José Antonio Griñán han decidido aguantar el chaparrón de los socialistas catalanes, el de los gallegos y hasta el escándalo de Ponferrada. Aquellos que llegaron a ser antagonistas, han vuelto a unir sus intereses ante la intención de muchos en el PSOE de convocar ya, en estos momentos, unas elecciones primarias con la intención de elegir al candidato a la Presidencia.

Digamos que la vieja guardia del PSOE, y quizás, incluido Rubalcaba, prefiere de candidato a Patxi López, cuyo legado para los socialistas en Euskadi es sólo comprable al de Pere Navarro en Cataluña. López, un chico bueno, que tuvo la valentía de pactar con el PP para llegar al final de ETA, es de esos políticos agradables que muerden tanto como la abeja Maya. Y éste, como Zapatero, no es un bambi que desayuna carne cruda.

Pero sobre las verdaderas intenciones de Griñán, hay diversas interpretaciones. A los del Antiguo Testamento, digamos que aquéllos que estuvieron junto a Manuel Chaves y Rubalcaba para después caer en el olvido del segundo y la templanza del primero no les cabe la menor duda de que Griñán aspira al puesto de Alfredo Pérez Rubalcaba, al liderazgo del PSOE federal. En ese escenario, Griñán, que sí ha explicado que nunca se presentaría a unas primarias, es decir, a candidato a la presidencia del Gobierno, saltaría a Ferraz, dejando el hueco en Andalucía, donde la consejera de Presidencia, Susana Díaz, se hace cada día más fuerte en San Telmo y en el interior del partido. El relato no pinta mal, y es coherente, pero Griñán parece que está en otra onda vital en estos momentos. Es cierto que los políticos, como los cardenales aspirantes a Papa, niegan siempre sus ambiciones, pero es más que posible que el presidente de la Junta ni siquiera se esté haciendo ese planteamiento en estos momentos. Posiblemente, otros asuntos más mundanos, pero muy existenciales, lo tengan en otras preocupaciones. Digamos que su interés está en Madrid, pero no en Ferraz, y ni siquiera en la política de la Corte y Villa.

No obstante, y con el tiempo, el PSOE federal deberá abordar la sustitución de Rubalcaba en un congreso. Extraordinario o no. Hay quienes mantienen en Andalucía, ex dirigentes de mucho peso aún, que Rubalcaba es la única persona capaz de llevar el PSOE hacia una salida que le permita sobrevivir. Incluso, a pesar del caso de Ponferrada, que no es que haya sido un error, sino un ejemplo de cómo los intereses de partido se anteponen a la propia esencia ideológica del partido.

Una tacha de la que no la salva ni el sacrificio público de Óscar López.

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