-¿Qué peso tiene la agricultura para el Gobierno central a la hora de hacer política?

-Es un sector estratégico, vamos a seguir perseverando en las líneas de crecimiento establecidas porque siempre surgirá algún problema que solucionar.

-La importancia de la sanidad para abrir mercados no es igual para los países no miembros de la UE, pues el sector siempre ha reclamado reciprocidad para aquellos que venden en Europa sin garantías alimentarias...

-Es cierto, lo que ocurre es que esto es política europea. Yo siempre le digo al sector que los productos entran a través de los puntos de inspección fronteriza. A los inspectores de estos puntos les pedimos que cuando detecten cualquier cosa en este sentido, nosotros acentuamos las inspecciones. Al igual que escuchamos al sector y si nos dice qué producto y qué origen le preocupa, redoblamos las inspecciones.

-¿Cómo ve el sector de frutas y hortalizas?

-Si observas la evolución de la producción agraria de España solamente hay un producto en el que hemos perdido superficie y producción: la patata; ahí hemos perdido la batalla, pero en lo demás, va bien. Hay que ver nuestra producción de frutas y hortalizas y las francesas. La tendencia de este sector y de otros de la agroalimentación es que cada vez exportamos menos a granel y con más diferenciación. Nunca te puedes quedar satisfecho con lo que tienes porque los países terceros vienen pegando muy fuerte y compitiendo no sólo por el coste de la mano de obra. Hay que estar siempre con los ojos muy abiertos, por eso hemos hecho una política muy importante para proyectar al sector hacia el futuro, una vez que empiecen a utilizar las herramientas para la integración cooperativa, la ley de mejora de la cadena alimentaria, cada vez va a más, la calidad, donde nosotros hemos revisado normas de calidad en cerca de 500 productos y se incorporen mejoras tecnológicas en los procesos y garantías de seguridad alimentaria, etcétera, frente a terceros competidores en auge. Y estas herramientas le dan economía y trabajo al sector y a la sociedad. Por eso el sector necesita siempre un Gobierno que le aliente, que le apoye y que crea en él.

-Hay dos retos importantes para el agro: impulsar la inversión público-privada y saber poner en valor ante la gran distribución, vía precio, los valores y características de su modelo productivo. ¿Para cuándo?

-Una de las cosas que nosotros tenemos en marcha y que se está negociando a nivel comunitario es mejorar el régimen de consumo de frutas y hortalizas. Y la innovación público-privada, aunque nosotros no tenemos competencias en materia de investigación, hemos trabajado mucho con la Secretaría de Estado de I+D+i para impulsar un programa de investigación en el sector agroalimentario y forestal. Lo que pretendemos es que quien va a investigar tenga fácil el acceso a la financiación y poner en contacto a quien tiene el conocimiento con el que necesita ese conocimiento. Otra cuestión que tenemos se llama European Innovation Partnerships, que supone la constitución de grupos operativos que pueden estar formados, por ejemplo, por el que hace invernaderos y que está buscando una solución concreta, y ahí se financia la existencia del grupo operativo, su funcionamiento y, además, el proyecto piloto que se ponga en marcha; queremos que esto sea extrapolable al conjunto del sector.

-La ansiada y necesaria concentración de la oferta, ¿para cuándo será una realidad?

-Estamos viendo cómo deben ser las cooperativas del futuro. No podemos tener 4.000 cooperativas, ahora estamos con la aplicación de la OCM de Frutas y Hortalizas y hay un debate abierto y público. Tiene que haber más gente dentro de una OPFH y tiene que haber menos OPFHs. Ya se están viendo movimientos de integración cooperativa, algunos muy sorprendentes e importantes como el anunciado entre la cooperativa de Almería Unica Group y el grupo navarro AN, que les va a abrir un abanico de oportunidades logísticas y de cara a los mercados por ampliar el catálogo de productos y los calendarios de producción. Estamos dando posibilidades al sector para que se organice y un sector bien organizado es capaz de comerse el mundo.

-Con el veto ruso ha habido que acelerar buscando mercados...

-Es otra herramienta que hemos impulsado desde el Gobierno. Nos han cerrado Rusia por motivos políticos y ahí hay un ejemplo muy claro:el porcino, que ya tenía problemas en Rusia antes de este veto político, por exigencias sanitarias. Aquí ha habido problema con la leche, pero Francia, Holanda o Dinamarca tienen muchísimos problemas en su sector porcino, mientras que España exporta a Japón, Taiwán, Corea del Sur... Creciendo más de un 16% las exportaciones a países terceros, lo que significa que en algunos asuntos estamos yendo por delante del conjunto de la Unión Europea. En el Ministerio hay una Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria que está creada para abrir mercados;los mercados se abren por la sanidad. Si no tienes esa garantía cubierta, es muy difícil acceder a un mercado y así lo estamos viendo, por ejemplo, en Estados Unidos. Es un eterno plan B que para mí es plan A.