Andalucía

La acusación contra el clan de los Romanones no cree que desmonten su denuncia

  • La defensa del padre Román, supuesto cabecilla, ha aportado 151 documentos

La acusación particular en el caso de los supuestos abusos sexuales de sacerdotes contra menores en Granada no cree que la amplia prueba documental presentada por la defensa para intentar "desmontar" la denuncia de los hechos pueda afectar al fondo del asunto investigado por el Juzgado de Instrucción 4.

El abogado Jorge Aguilera, que representa al joven que motivó la investigación, considera que se trata de una "maniobra defensiva" que deberá ser valorada junto al resto de la prueba una vez que avance el procedimiento judicial.

"No creo que afecte para nada al fondo del asunto", señaló a Efe el letrado de la acusación particular tras la presentación por parte del abogado que defiende al padre Román, supuesto cabecilla del Clan de Los Romanones, de un total de 151 documentos entre los que se incluyen certificados, informes, facturas, fotografías y correspondencia de algunos de los supuestos implicados.

Los documentos aportados demuestran, a juicio de la defensa, las "falacias y mentiras" vertidas por el denunciante y sus "secuaces" a lo largo de la instrucción, además de tratar de poner de manifiesto la "falta credibilidad y veracidad" y contrarrestar la "falsa imagen de debilidad psicológica y encorsetamiento social" del joven. Para el abogado de la acusación, esto se trata de un tema jurídico y tales aspectos y circunstancias deberán ser determinados más bien por los peritos y psicólogos designados judicialmente.

Aguilera resaltó la "contundencia" de la denuncia presentada por el joven al que representa y que, con tal actuación, motivó la presente instrucción judicial, de la que está a punto de cumplirse un año.

Tal investigación se inició después de que el joven que ahora tiene unos 24 años pusiera los hechos, ocurridos supuestamente cuando tenía entre 14 y 17, en conocimiento de la Fiscalía en octubre de 2014. Todo ello se produjo tras recibir además en agosto de ese año la llamada del papa Francisco, que le pidió perdón en nombre de la Iglesia al leer el escrito que le había enviado. El proceso sólo continúa contra el padre Román tras declararse prescritos los casos de otros once sacerdotes.

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