Cultura

Edmundo Díaz Conde, Premio Ateneo con una novela "de crímenes y besos"

  • El gallego afincado en Sevilla plantea en 'El hombre que amó a Eve Paradise' una intriga ambientada en el Chicago de los años 20 sobre una actriz "con debilidad por los chicos jóvenes".

El escritor Edmundo Díaz Conde se hizo anoche con el XLVII Premio de Novela Ateneo de Sevilla, dotado con 24.000 euros, por El hombre que amó a Eve Paradise, una novela "de crímenes y besos" ambientada en el Chicago de los años 20. El autor, cuyas dos últimas novelas, El veneno de Napoleón El príncipe de los piratas, se inscribían en el género de la novela histórica, de aventuras, da aquí un golpe de timón y propone una intriga en la que "el erotismo, el deseo, el amor en sus distintas variantes, también el amor sexual, están muy presentes en la historia", afirma su creador, nacido en Orense en 1966 pero afincado en Sevilla. 

La novela, que será publicada en octubre por Algaida, gira en torno a una actriz, la Eve Paradise del título, que ve peligrar su carrera en la transición del cine mudo al sonoro: teme que sus problemas de dicción supongan el fin a su trayectoria. Pero la diva es, además, "víctima de un drama de proporciones trágicas. Siente debilidad por los chicos jóvenes, busca en ellos la pujanza, el vigor, la energía que ella ya no tiene, pero algunos de sus últimos amantes han sido asesinados. Hasta que se enamora locamente de un joven hipnotizador", adelanta Díaz Conde. 

El narrador quería conciliar en su libro "la novela de intriga tradicional con una narrativa más realista, de personajes, de conflictos no resueltos, de pasiones", explica un autor al que "más allá de géneros o etiquetas", le interesa "la ficción que suscita la emoción del lector. Hay de todo, pero los relatos detectivescos suelen ser escapistas, un poco epidérmicos, y quería combinar eso con algo más conmovedor, más poético". 

El escenario elegido, ese brutal Chicago de 1928, en plena Ley Seca, era para Díaz Conde un interesante trasfondo que reforzaba los sentimientos descarnados, intensos, de sus protagonistas. "Yo creo que la poesía y el amor están en el aire siempre, pero nunca hay más amor y más poesía que en las épocas más violentas. Esa época tan feroz me facilitaba hilvanar la novela de pasiones que quería contar", asegura el narrador, que en su obra también incluye apuntes sobre la emigración española que llegó a Estados Unidos. "La trama me llevó a ese episodio: a principios del siglo XX se produjo una dolorosísima ola de inmigración desde España, y el sur especialmente, hacia Hawái, que necesitaba mano de obra barata. Algunos dieron el salto desde ahí hasta la Costa Oeste. Tenía que hablar de ella porque es una inmigración muy desconocida, hasta el punto de que se la llama inmigración invisible". 

En la velada que se celebró ayer en el Alcázar, se entregó asimismo el XX Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla a la madrileña Jimina Sabadú por su novela Los supervivientes. Sabadú, guionista de Faraday La máquina de bailar y directora de La pájara -un trabajo englobado dentro del proyecto colectivo #Littlesecretfilm-,continúa con esta obra una carrera literaria en la que ya había obtenido el XVI Premio Lengua de Trapo por Celacanto. En Los supervivientes, la autora propone una alegoría del derrumbe de la sociedad actual, a través de la historia de un colegio que va a ser vendido y cuyos alumnos y profesores entran en un proceso de autodestrucción. 

"Aunque ambiento la acción en el curso 2001-2002 seguimos en un punto muy parecido", declaraba ayer Sabadú a este periódico. "Hablo de una España en la que todo el mundo pensaba que iba a ser rico, de un colegio en el que los estudiantes creen que serán pilotos", desvela la narradora. Los supervivientes es un relato coral con dos personajes más destacados, "un chico que sufre acoso y que pasa de ser víctima a verdugo, y una profesora de literatura, que es tan buena como torpe y que sin mala intención contribuirá al desastre". 

Inicialmente, la obra contenía elementos fantásticos "que en la segunda versión eliminé", cuenta Sabadú, que se lleva los 6.000 euros del premio y que reconoce haberse inspirado en un capítulo que ella conocía, el de la humillación, "una broma cruel y retorcida, muy pesada" que le hicieron a un profesor de su colegio. "El libro tiene mucho de memoria personal, pero en realidad, más que un ajuste de cuentas con mi propia experiencia, es un intento de dejar atrás todo eso".

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