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La pelota de papel

Hierven los vasos comunicantes

  • Pese a tener la Liga en el bolsillo, el Barça cruza un tramo clave de la temporada con el motor gripado y desnudo en defensa. La remontada ante el Milan 'empieza' hoy, en Manchester

La clasificación es la clasificación. Y la misma dicta con rotundidad que el Barcelona tiene la Liga casi ganada, a 11 puntos del segundo, el Atlético, y a 13 del Madrid. Un océano de distancia cuando quedan 12 jornadas. Pero, a veces, las sensaciones van por libre, ignoran los números. Es lo que hoy palpita en la Liga: la confusión se ha instalado en la Ciudad Condal y, sin embargo, la ilusión y la chispa reina en Chamartín a pesar de que los chicos de Mourinho tienen el campeonato perdido.

Al Barça se le ha gripado el motor en un momento clave de la temporada. Su ventaja y su inercia le van a dar para cantar el alirón en primavera, pero caer de la forma que cayó en la Copa ante su gran enemigo ha arrojado un puñado de sal a la herida que ya abrió, de forma inopinada, el Milan en la ida de los octavos de final de la Champions. Y ya se sabe que el entorno del Barcelona es muy dado al alarmismo.

La partida empieza a jugarse hoy mismo: si el Manchester United elimina al Real Madrid, en Can Barça tomarán una bocanada de aire que incluso les va a soltar las piernas para intentar la remontada el 12 de marzo ante el Milan. Pero si el Madrid rompe a jugar en Old Trafford como lo hizo la semana pasada en el Camp Nou y repite las noches del taconazo de Redondo y de la exhibición de Ronaldo, ojo que la presión se elevará en el líder de la Liga para recibir al Milan. La ley de los vasos comunicantes es infalible.

Al margen de lo que hoy suceda en Manchester, en el Barça se rascan la cabeza para que ese gran motor vuelva a rugir. Hay quien señala a Messi, que ya son ganas de señalar cuando el argentino enlaza 15 jornadas seguidas marcando un gol como mínimo. Cierto es que ha perdido vuelo su juego, pero nadie, ni siquiera él, es capaz de sostener un rendimiento sobresaliente toda la temporada. ¿Cómo pedirle cuentas a alguien capaz de batir -de nuevo- el registro de los 38 goles de Zarra y Hugo Sánchez... ¡con un tercio de Liga aún por delante! Mejor mirar a otros.

Cesc y Pedro también han bajado su nivel y registros goleadores. Alexis ni siquiera puede presumir de tiempos mejores esta temporada, como es el caso de aquéllos, mientras Villa no halla una postura cómoda en el banquillo.

Más atrás, las causas del frenazo afloran con más evidencia aún: la materia gris del gran Barça reposa sobre todo en la cabeza de Xavi. Y su falta ha acortado las miras del grupo. Él es quien dirige esa prodigiosa circulación de balón. Iniesta está para otras cosas. Difíciles y geniales, pero distintas. El llamado a hacer de Xavi es Thiago. Pero aún está verde para las empresas de primer nivel, léase llevar la batuta en el Bernabéu.

Y más atrás aún, los motivos de que el Barça haya quedado varado se multiplican: hay titulares que andan sumidos en la irregularidad esta temporada, como Valdés, Daniel Alves y Piqué; el venerable Puyol acusa ya el kilometraje... y la baja de Abidal ha abierto un enorme agujero tanto en el lateral izquierdo como en el de central de ese perfil, al no haber llegado un central de repuesto. El Barça, como equipo, defiende esta temporada mucho peor que con Guardiola. Y no sólo por las piezas. También por la actitud. No aprieta tan arriba ni la roba tanto en esas zonas para sorprender. Guardiola decía a sus chicos que se tiraran a un pozo y lo hacían sin preguntar. Si Roura lo pidiera, al grupo le entraría la risa floja.

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