Fútbol

Mucha pólvora, poca mecha (0-0)

  • El Málaga monopoliza el fútbol y las ocasiones ante un nulo Levante, pero se estrella con Jesús y la falta de puntería. Hasta 20 saques de esquina llegó a sacar el conjunto de Gracia.

Se puede contar de varias maneras. Que Javi Gracia dirigió una orquesta bien afinada pero sin percusión. Que el Málaga fue un boxeador de mucha técnica que acumuló puntos y se mostró incapaz de tumbar a su adversario. Que una faena de mucha muleta no tuvo continuidad con el estoque. También se puede asumir de varias maneras. Porque hubo malaguistas que se marcharon contentos con lo visto de su equipo, que salió a tener ocasiones desde el principio y las acumuló hasta el minuto 93. Y otros que reflexionaban escalera abajo si fue tan sólo un día de gatillazo o la radiografía de un equipo que acumula tiene mucha pólvora pero poca mecha. Ambas hipótesis son válidas.

Tiene muchas capas el análisis del duelo, todas buenas menos la última, la del gol. Los malaguistas juguetearon con un Levante que a día hoy tiene una pinta cetrina. La enorme superioridad, articulada a través de un fútbol de mucho pundonor, fe y diversos caminos hacia el gol, también acrecentó la sensación de impotencia para batir a Jesús Fernández, que salió a jugar con los guantes que se había dejado en la taquilla Keylor Navas. Paró todo lo que dependió de él. Lo único que no pudo evitar fue el gol de Juanmi, al que por segunda jornada le anularon un tanto de manera errónea. La lectura es evidente: se mueve tan fugazmente en el área y también que cuando los asistentes leen su jugada ya lo ven en fuera de juego. Mejor quedarse con la lectura de esa madurez del coineño, es demasiado pronto para irritarse con los errores arbitrales.

La estadística en el fútbol es fría. Porque no siempre refleja lo que se vio o porque la refleja con demasiada certeza. Que el Málaga fuera capaz de botar 20 córners, 12 de ellos al descanso, habla de la ratonera en la que sudaron la gota gorda los valencianos; que ni uno de ellos acabara en gol, con rematadores tan potentes como Camacho, Santa Cruz o los centrales, habla muy mal de la puntería blanquiazul.

Nombres que generen peligro no faltan. El paraguayo, Juanmi, Luis Alberto, Horta. Ayer se sumó Amrabat, ya había ganas. Salió dispuesto a sentarse en su trono, el que le mostraron los aficionados con sendas ovaciones al saltar a calentar y al entrar en juego a los 55 minutos. Su fortaleza para usar el cuerpo, sus regates y sus asistencias a los compañeros volvieron. En dosis reducidas, pero suficiente para recordar que él da una dimensión distinta. Y con fases de delantero centro, como avisó Husillos. El experimento parece interesante. Y en la fiesta se coló el descaro de Samu Castillejo. Hacía falta un elemento discordante y Gracia eligió al malagueño, que salió lleno de coraje, frescura y regates al campo. Acabó muy aplaudido, pero derrotado sobre el césped. Lógico, cinco segundos antes de que Gil Manzano pitara el final tuvo en su bota izquierda el primer gran momento de su carrera. Habría sido el lacre perfecto a un partido en el que no se puede hablar de injusticia, pues es en encuentros así cuando más valor adquiere la convicción de que es el gol quien inclina la balanza en este deporte.

Hiel aparte por el empate, el aficionado reconoció el esfuerzo y la porfía al término del choque. Las tuvieron Luis Alberto (tiro al larguero y casi gol olímpico), Sergio Sánchez, Santa Cruz, Horta, Camacho, Juanmi, Amrabat, Samu Castillejo... hasta Antunes y Rosales. El caudal ofensivo queda fuera de toda duda y confirma al Málaga en un escenario de optimismo y buenas sensaciones. El paso del tiempo dictaminará si la alternativa de roles es garantía a la ausencia de otro referente goleador. Por ahora queda celebrar un inicio vitalista, cifrado en cuatro de nueve puntos. El equipo sigue en buena disposición de andar su camino. El camino, eso sí, pondrá piedras en el camino y una mala hierba, la que vuelve a amenazar con complicar los encuentros en La Rosaleda esta temporada.

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