El Sevilla perdió por 2-0 ante el Feyenoord, que le arrebató el liderato del grupo, logró el pase para los dieciseisavos de final de la Liga Europa y fue superior en un mal partido de los hispalenses, que ahora deberán jugarse la clasificación en casa frente al Rijeka croata.

Se medían los favoritos del grupo en un partido vital, con el liderato en juego. Tras mejorar mucho en las últimas semanas, los holandeses, con las bajas del lateral inglés Wilkshire y del delantero Elvis Manu, lesionados, querían hacer valer su fortaleza como local -llevaba dos victorias en casa- ante el vigente campeón.

Mientras, el Sevilla, sin dos de sus laterales zurdos, Fernando Navarro y Tremoulinas por lesión, salió a resarcirse de su mala racha en Liga -tres partidos sin ganar- y del último 5-1 en Barcelona. Unai Emery puso un once renovado, con las novedades del joven Sergio Rico de portero, Arribas y Kolodziejczak atrás, y Reyes, Gameiro e Iago Aspas más arriba.

Ambos equipos empezaron con gran intensidad, por lo que, sobre todo en el medio campo, tuvieron que trabajar a destajo en un duelo muy físico y disputado, de muchos choques, faltas e intentos baldíos de llegar con peligro a las áreas, salvo en algunos saques de falta y centros, aunque en la primera mitad apenas hubo ocasiones claras.

El Feyenoord tuvo un mayor empuje ofensivo y suyo fue el primer disparo a puerta.

En el bando español, que no tuvo claridad para generar juego de ataque e inquietar al meta Vermeer, Mbia y Krychowiak se dedicaron a la contención, ayudados por Denis Suárez y Reyes y también Iago Aspas, con lo que aguantó sin problemas las acometidas y el fútbol rápido que buscó el Feyenoord. Cerca del descanso, tras un remate muy desviado de Toornstra, una subida por la derecha de Kolodziejczak la finalizó Reyes en el primer tiro con sentido de los sevillistas.

La reanudación comenzó con el conjunto de Fred Rutten más metido en el choque, una mayor ambición que pronto le dio sus frutos al marcar a los diez minutos el 1-0 Toornstra, dentro del área a pase de Boetius, en una acción de desconcierto de la zaga sevillana.

Fue un palo para el Sevilla, hasta entonces muy perdido y sin determinación para poner en aprietos al rival en De Kuip. Sin embargo, la adversidad despertó a los españoles. Emery metió a Bacca y Deulofeu, por Aspas y Suárez. A partir de ahí, se volcó en busca del empate. El Sevilla gozó de oportunidades para empatar por medio de Krychowiak, en un tiro lejano; Bacca, que no controló ante Vermeer; o Carriço, cuyo cabezazo paró el meta. Pero la acción más protestada llegó cuando Mbia cabeceó a gol y fue anulado por fuera de juego inexistente. Ya en los estertores el Feyenoord sentenció.