Una vez concluida la temporada, Joan Plaza ya era consciente de lo avanzados que se encontraban algunos de los movimientos que le había propuesto al club para remozar el equipo de cara a la próxima campaña. Así fueron anunciándose las contrataciones de Jamar Smith, Nemanja Nedovic, Edwin Jackson y Dani Díez. El camino estaba allanado para asaltar el mercado más complicado, el del pívot. Se buscaba un perfil determinado, aunque se manejan diversas variantes en función de los contratiempos que vaya generando el marco de las operaciones veraniegas.

El técnico catalán siempre tuvo claro que la posición más delicada y en la que debían tener más tiento es en la del cinco. De ahí que el resto de operaciones hayan permitido gozar de una plaza de extracomunitario libre, para así gozar de mayor amplitud de mercado. Se consiguió reforzar el perímetro sin gastar esa baza, y ahora permite tener cierta tranquilidad a la hora de afrontar los desplantes de algunos de los nombres que se han ido cayendo ante el poderío económico de otros clubes europeos. Jamar Smith es el único americano del roster sin pasaporte comunitario, lo que deja vía libre para que la dirección deportiva estudie junto al cuerpo técnico algunas de las opciones que se están viendo en las Ligas de Verano de la NBA.

Pero una cosa no quita la otra. En la sede de Los Guindos continúan lamentando que se esfumara a última hora el caramelo de Todorovic. Mientras se llega al límite por Mavrokefalidis, se ha apostado por mantener la tranquilidad. Los dirigentes del Unicaja son conscientes de que aún quedan muchos movimientos importantes por completarse (el Real Madrid debe reforzar su pintura, al igual que Efes u Olympiacos) y que el efecto dominó podría dejar en el mercado alguna posibilidad más que aprovechable para los intereses malagueños.