El Málaga termina su semana de la peor manera posible: con crisis interna, el entrenador desesperado, otra derrota consecutiva y sigue sin marcar fuera. Para colmo, cae a la zona más baja de la tabla.

El equipo viajaba a Barcelona, donde Gracia parece que terminó de dar un paso definitivo al frente: no confía en los fichajes. Dejó a Espinho y Cop fuera, Albentosa no tiene sitio en el centro de la zaga, a Tighadouini sólo lo ve como un revulsivo, Mastour se antoja como un capricho del jeque y simplemente Charles y Juan Carlos están teniendo continuidad. Entretanto, estamos ante la apuesta de la cantera, una apuesta muy valiente y arriesgada y con poco margen de maniobra, a ver qué tal sale. Con Ontiveros, el último en aparecer, lo vital si lo pones es darle confianza. Se trata también de un mensaje claro a la plantilla: siempre que responda con buen nivel, será bien aceptado. Si no, tendrá que quitarlo y eso hará salir heridos moralmente al jugador.

Cuando los dos equipos se desperezaban en el comienzo del partido, Amrabat mandó un aviso de su peligro. Sin embargo, el Espanyol encontró unas vías directas para el gol, las bandas. Principalmente por la de Boka. Los riesgos de la profundidad de los laterales quedaron patentes en el primer gol. Hernán Pérez fue una bala y a la cobertura de Weligton salió muy airoso para definir de manera clara. El equipo de Sergio vivió los mejores momentos del partido y evidenció la tristeza malaguista en una mala basculación en un centro del lado izquierdo, donde Boka perdió de vista al autor del primer tanto, que volvió a ser pesadilla rematando al fondo de las mayas ante un desesperado Kameni.

Vistos los dos tantos, cabe recordar cómo penalizan los errores en ese tipo de acciones mal defendidas. En el 1-0, se produce una transición rápida, Weligton tarda un poco en hacer la cobertura y Hernán Pérez es muy veloz, además de ejecutar la acción muy bien. El segundo es diferente, hay varios errores que acabaron con una mala basculación y pérdida de referencia del lateral.

Volviendo al partido, el Málaga quería pero no podía, y Pau López desbarató con maestría varías buenas situaciones que se crearon en jugadas ofensivas. Así llegamos al descanso.

Javi Gracia introdujo a Ontiveros dando confianza a la cantera e intentando encontrar desequilibrio en banda. Duda estuvo muy activo pero combinaba acciones muy buenas con otras donde quedaba de manifiesto su mala condición física. Amrabat fue de menos a más. Por cierto, que una de las novedades del partido fue la pareja de medios centro formada por Tissone y Pablo Fornals en detrimento de Recio. Principalmente, vi ayer más liberado a Tissone. Pablo parece un jugador más creativo, pero todavía necesito ver el desarrollo del canterano con el paso de las jornadas.

El conjunto blanquiazul se apoderó del balón en la segunda mitad y lo movió bien, aunque creó pocas situaciones de gol y el Espanyol no ofreció signos de fragilidad en ningún momento. Me quedo con una jugada de Charles en la que se quedó solo contra un defensa y estuvo lento, sin confianza y desacertado. Creo que ese es el puro reflejo del actual estado del ataque malaguista. Esperemos que el SOS en que se encuentra sumergido el equipo cambie en el duelo vital de La Rosaleda ante el Granada.