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España tiene faena

  • Competido partido con victoria lituana (76-78). Pau Gasol reapareció, aún lejos de su mejor nivel Bien Kuzminskas y Sabonis.

Málaga es ciudad de baloncesto. La comunión con la selección, después de que el Carpena no fuera sede en el Europeo de 2007 y el Mundial de 2014, es total. Un lleno que recuerda que hay hambre de canastas por aquí. Vino gente para ver a Pau y el resto de mitos, pero también para paladear algo de baloncesto. No de competición, pero cercano a él. Los Juegos están muy cerca y la exigencia sube. Scariolo y Kazlauskas no quemaron la traca, pero el ritmo de juego fue alto y con pinceladas de calidad, como corresponde al campeón y al subcampeón de Europa. Y la igualdad en el marcador hizo el resto para que el Carpena vibrara. Se llevó el partido Lituania, como tres días antes en Kaunas. No está acostumbrada a perder esta selección española, ni en los amistosos. Y viene al pelo el recordatorio báltico. Habrá que medirse a ellos en Río y el aviso está (76-78).

A dos semanas de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, España aún dista de la versión que debe competir por las medallas en Río. Los traspiés físicos y logísticos en la preparación han retrasado algún punto la hoja de ruta de Scariolo, que incluso con la selección ha sido siempre un técnico diésel. Su mejor España ha sido la de los cruces tras haber pasado en alguna ocasión problemas serios en los grupos. Para ellos quedan 10 días más, aunque en unos Juegos no hay que descuidarse. Pero es ahí cuando hay que rasgar y doblar brazos y a ese momento va encaminada la preparación.

Mientras tanto, el kilometraje va aumentando. Hay curiosidad por ver cómo distribuye Scariolo los roles, con sobreabundancia de calidad en el exterior, donde hay cinco jugadores que han jugado o lo hacen en la NBA (Sergio, Ricky, Calderón, Navarro y Rudy) más otro que lo haría si quisiera, Llull. El séptimo saldrá entre San Emeterio, Abrines (en Oklahoma) y Ribas. Sólo el primero estaba ayer en Málaga. Pero la piedra filosofal es Pau Gasol Sáez, la bomba atómica de este equipo. Y apenas ha empezado a cargar. Conocedor de su cuerpo, mide esfuerzos para estar a tope en la verdad. En un parpadeo hace 10 puntos, aún fuera de ritmo. Pero tiene que ajustarse.

Dejó perfume embriagador con un arranque espetacular a lomos de Ricky Rubio España (20-4), pero la realidad fue otra. Quedan mecanismos aún por adquirir y tampoco queda demasiado tiempo. Nada preocupante pensando en la batalla olímpica, pero sí un despertador colectivo. Es bueno que un rival de nivel como Lituania, rival en el grupo olímpico, apriete las clavijas. Anuncia lo que vendrá, pone un listón bueno. Se produjo el esperado y ovacionado regreso de Pau Gasol, solventados los problemas del seguro con la NBA. Después de dos tiros que no tocaron canasta, un gancho con la izquierda tras un reverso abrió la cuenta. Pero Lituania se había enganchado al partido, en gran medida gracias a los ex cajistas Kuzminskas y Sabonis. Al descanso, empate (39-39).

Le costaba ser fluída a España. Y Lituania tomó el liderato tras el descanso, con minutos soberbios de un Domas Sabonis al que no se le ven límites. Canasta tras rebañar un balón, asistencia en el siguiente ataque a Valanciunas, un tapón y un mate casi de corrido. Las faltas mermaron su tiempo en pista, pero se celebra la gran progresión. Hace dos años Arvydas le veía tras una canasta en un partido de Euroliga. Ayer, tras el banquillo como presidente de la Federación.

Se marchó Lituania (59-67), que no tenía a Kalnietis en la dirección, su base titular, pero que lo solventaba con buen movimiento colectivo de balón. apareció la que fue unidad de confianza de Scariolo en el pasado Europeo, el bloque del Madrid (Sergio, Llull, Rudy, Felipe o Mirotic) más Pau Gasol para empatar y dejar emoción para el final (69-69). Pero Lituania lució más tino y sus aficionados recordaban con gritos de "Lietuva" en la grada que ganarle a España siempre es motivo de festejo. También de aviso.

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