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Las medallas lucen ya en toda España

  • La fiesta española se desató con la llegada de los medallistas olímpicos Ruth Beitia, Saúl Craviotto y Carolina Marín, los más aclamados en el aeropuerto

Cientos de personas recibieron ayer entre aplausos en el aeropuerto de Madrid a los deportistas que representaron a España en los Juegos de Río, que llegaron con más de tres horas de retraso respecto al horario previsto, tardanza de la que avisó a los medios el jefe de prensa de Carolina Marín.

Con pancartas repletas de mensajes de enhorabuena, banderas de España y al grito de "campeones", los atletas recibieron una primera ovación nada más pisar suelo español.

Uno de los primeros en salir fue el piragüista Saúl Craviotto, quien saludó con sus dos medallas al cuello, una de ellas de oro. "Estoy en una nube, alucinando y muy feliz", dijo a la prensa, mientras mostraba a los presentes una bandera del Cuerpo Nacional de Policía, al que pertenece el ilerdense. Un Craviotto exultante aseguró que su presencia en Tokio dentro de 4 años dependerá de si se ve con opciones de conseguir otra medalla, pues en el caso de que no sea así, colgará la pala. A su lado, Cristian Toro, se deshacía en elogios hacia su compañero con el que consiguió el oro en el K-2 200 en sus primeros Juegos Olímpicos. Aseguró que intenta "absorber todo lo que puedo de él" en relación a Craviotto, con el que espera seguir entrenando y aprendiendo de su experiencia.

Poco después llegaban dos de las españolas "de oro" en Río. La atleta Ruth Beitia, campeona en salto de altura, se proclamaba "feliz", mientras Carolina Marín, primera mujer no asiática en lograr el oro en bádminton, aseguraba que "todo había salido redondo". La onubense quiso recalcar el trabajo diario que habían realizado hasta Río y que, ahora, da sus frutos. Por lo que se refiere al momento de mayor tensión cuando cedió el primer set en la final, la campeona olímpica subrayó la importancia de tener la "cabeza fría, de disfrutar de la final y de tener confianza" en sí misma. Mireia Belmonte, también campeona olímpica, confirmó que su ilusión es estar en Tokio, y a quien le haría una especial ilusión ser la abanderada española en la ciudad nipona.

También desfilaron ante sus fans, maleta en mano, los miembros del equipo español de baloncesto, que firmaron autógrafos y se hicieron fotos con los hinchas. "Esta medalla vale oro", dijo Ricky Rubio al ser preguntado por el bronce logrado. Sergio Rodríguez, que pondrá rumbo de nuevo hacia la NBA, declaró que cualquier medalla siempre es especial, y más si es rematada con un partido como el que disputó la selección contra Australia.

Por su parte, el marchador español Jesús Ángel García Bragado, quien batió en Río el récord masculino de participaciones en Juegos Olímpicos, con siete, confesó que "ni mucho menos" se hubiera imaginado que "iba a sentirse tan honrado y abrumado" en los Juegos que más ha disfrutado.

Los homenajes para los deportistas continuarán ahora en sus respectivas ciudades de origen.

Mientras, el presidente del COE, Alejandro Blanco, afirmó que el deporte español demostró la excelencia en estos Juegos en los que la delegación concluyó con 17 metales, siete de oro, cuatro de plata y seis de bronce, a 5 de las obtenidas en Barcelona.

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