Ha jugado 22 minutos con la camiseta del Unicaja y ha colocado tres tapones. Uno cada algo más de siete minutos. En esos promedios seguramente sería el mejor jugador de la Liga en esa faceta. La intimidación es el factor diferencial de Hamady N'Diaye, como ha dejado claro en sus dos primeras incursiones con la camiseta del Unicaja.

N'Diaye es un jugador, ya fue advertido por Carlos Jiménez en su presentación, eminentemente defensivo. Tenderá a cargarse de faltas por la energía que desprende (lleva seis en los dos primeros partidos). Pero ese derroche, cierto es, es contagioso para el resto de compañeros. En el partido ante el Gran Canaria se vieron momentos en los que al equipo amarillo se le hizo de noche. No es sólo el tapón en sí. Al menos tres tiros más del Herbalife fueron condicionados por los enormes brazos (2.30 metros de envergadura) de N'Diaye, que rebañó dos balones para meter sus cuatro primeros puntos ante su afición. El Carpena empezó a cogerle cariño a un jugador del que en ataque no se pueden esperar grandes cosas, pero sí atrás.