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Qué ganas tenía Fran

  • El pívot gallego fue el mejor de su equipo en la victoria cajista Se midió con N'Diaye y Musli y a ambos colocó sendos tapones poderosos

Fran Vázquez deseaba con todas sus fuerzas quedarse en Málaga. Aquí vivirá cuando se retire, aquí le espera su casa cuando ponga fin a su carrera. Su deseo no se cumplió. Quizá tampoco ayudó su agente, pregonando a quien quería oírle que se iba para el Madrid. El Unicaja quiso cambiar de vía. Tampoco le valió Fran como hipotético quinto pívot en la rotación, privilegiaron otras facetas Plaza y la dirección deportiva. Y, en el primer encuentro entre las dos partes después de la ruptura tras cuatro años de relación, el pívot gallego recordó que aún es un jugador muy aprovechable al más alto nivel de la Liga Endesa, es una de las piezas esenciales de la sensación de la temporada.

Fran jugó 21 minutos, en los que metió 12 puntos, capturó ocho rebotes y metió dos tapones para 19 de valoración. Los dos gorros, una paradoja, se los colocó a los pivots que le relevaron en el equipo. El primero, a N'Diaye, en un momento importante del partido porque se igualaba el marcador después de un gran inicio del Unicaja. Enchufó al público, al que animaba. Después forzó dos faltas en las que sólo produjo dos puntos porque falló otros dos. Y repartió una asistencia para dejar solo a White en una penetración.

Plaza intentó evitar que coincidieran Fran y Musli en pista. Sacó a N'Diaye cuando el gallego entró, algo que repitió en la segunda parte, en la que ya se hizo inevitable la coincidencia en el último cuarto, cuando los dos técnicos quemaban las naves para hacerse con el partido. Ahí le colocaría otro tapón Fran al serbio cuando éste intentaba sacar un gancho en un momento de sequía anotadora.

Fran metió seis puntos en el cuarto final, también los dos últimos de su equipo para colocar el 72-73. Decidió defender el Iberostar y después de que Jamar Smith fallara el tiro que podía haber decidido, el rebote se lo quedaron entre Carlos Suárez y Alberto Díaz. La primera imagen tras el bocinazo fue un abrazo entre Fran, que dejó un grato recuerdo personal en todo el que le trató en Málaga, y Suárez. Tenía muchas ganas.

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