Pese al mes de lucha, reuniones, manifestaciones y planes alternativos, no pudo ser. Ence cerró en la madrugada de ayer un preacuerdo con sus trabajadores para poner fin a 50 años de fabricación de pasta de papel en Huelva. La empresa se compromete a tramitar ante la Administración un proyecto de energía con biomasa que serviría para crear 193 puestos de trabajo en los que recolocar a sus empleados, mientras otros permanecerán trabajando en las instalaciones actuales de generación por biomasa y un tercer cupo sería recolocado en otras factorías del grupo. El plan queda a expensas de que la Administración apruebe el nuevo proyecto industrial.

El acuerdo llegaba tras una larga jornada de negociación al más alto nivel. Según explicó la empresa en un comunicado, el preacuerdo se basa en la puesta en marcha "del parque de generación de energía renovable con biomasa más importante de España". La papelera ha ofrecido a los trabajadores mantener 60 puestos de trabajo en la factoría actual (de 294 totales), que mañana dejará de producir celulosa en el Polo Químico de Huelva y se quedará sólo con la producción energética, mientras que para el resto se ofrece un plan de recolocaciones (en Pontevedra y Asturias) y la posibilidad de acogerse a un despido con una indemnización bruta de 45 días de salario por año de servicio por el tiempo de prestación de servicios anterior al 12 de febrero de 2012 y de 33 días por el tiempo posterior. Asimismo, creará una bolsa por si la empresa necesita realizar contrataciones futuras, e incorporará a los trabajadores a un programa de recolocación externa por periodo superior al legal.

Esa bolsa de trabajo se basa en la aprobación del proyecto energético planteado por la compañía. Según apunta Ence, para ello ha sido clave la propuesta del comité de empresa de "aunar esfuerzos para transformar la actual cogeneración con licor negro en generación de electricidad con biomasa", un proyecto con el que se podrían recolocar hasta 193 trabajadores más en Huelva. Estos puestos se distribuirían entre 41 empleos industriales directos, 116 puestos forestales directos y 36 empleos indirectos en servicios de transporte y mantenimiento. Además, apuntaba ayer la empresa, durante el periodo de construcción, estimado en 24 meses, hasta 100 trabajadores podrían recolocarse temporalmente en las obras. Esa recolocación conlleva o bien el cobro de la indemnización, o bien la suspensión de contrato percibiendo la prestación por desempleo. No obstante, como reconoció ayer el presidente del comité de empresa, Juan Manuel Belda, a Europa Press, la espera para el nuevo proyecto será larga. Una vez aprobado, la firma se ha comprometido a realizar una serie de inversiones relativas a la adecuación del centro fabril, tales como "reconvertir una caldera y pedir la licencia", pero los trabajadores prevén que la puesta en marcha de las nuevas instalaciones tarde "hasta tres años".

Mientras tanto, se ofrecen algunos puestos en la planta de 20 megavatios de la compañía en Mérida, una vez que finalice el periodo de operación de la empresa constructora el próximo mes de septiembre de 2016.

Este acuerdo tendrá que ser ratificado hoy en asamblea de trabajadores, según explicó ayer Belda. Una vez se produzca, la empresa presentará ante la administración competente el cese de la actividad de su planta de celulosa, a la espera de iniciar el proceso para su nueva actividad y la recolocación de los trabajadores.

En declaraciones a Efe, Belda señaló que el acuerdo ha sido posible "una vez que nos hemos dado cuenta de que la postura de la empresa no pasa en ningún momento por mantener la actividad de producción de celulosa, y que es firme la intención de proceder al cierre, con lo que hemos intentado salvar la mayor cantidad de puestos de trabajo". No obstante, recordó que el comité de empresa ha tenido en cuenta propuestas de la compañía como la recolocación de algunos trabajadores en el norte para trabajos forestales, "que tanto en número de personas como en sueldos es insuficiente".

El presidente del comité se mostró "insatisfecho", puesto que han tenido que aceptar que "la empresa no apostara por la planta de celulosa", ante lo que se marcaron como meta "intentar que Ence incorporara a todos los compañeros posibles en el proyecto de energía renovable y que quien se vaya sea en las mejores condiciones posibles". Lamentó que se cierre una fábrica "emblemática" tras 50 años de actividad, algo que, a su juicio, "es una pérdida de industria para Huelva". Si bien, "hay momentos en la vida en los que hay que tomar una decisión y creo que la que hemos tomado es la más acertada", concluyó.