Análisis

Marruecos, más que una visita

  • Las empresas andaluzas cuentan a una hora de ferry con una base de fabricación de bajo coste que ofrece una oportunidad para aprovechar las facilidades que brinda el Gobierno marroquí.

EL Gobierno marroquí, reinando ya Mohamed VI, tomó hace años una decisión trascendente: estimular el desarrollo del norte del país, frente a la concentración de actividad que se había venido produciendo en torno a Casablanca, una metrópoli de más de siete millones de habitantes (más del 20% de la población del país) en donde se asienta la mayor parte de la actividad industrial del vecino del Sur.

En esa decisión influyó, seguro, la afinidad del rey con el norte de Marruecos, considerado algo así como desafecto por su predecesor Hassan II, pero también han pesado razones de geografía económica. Marruecos no estaba obteniendo provecho de ser costero a uno de los trayectos con más tráfico marítimo del mundo, el Estrecho de Gibraltar, y de ser el lugar del continente africano más próximo -y no sólo por sus coordenadas- a la Unión Europea, con la cual han ido desarrollando acuerdos preferenciales de comercio. Naturalmente, habrán influido las limitaciones que para el desarrollo podrían estar suponiendo la concentración y la congestión de Casablanca, junto con la conveniencia de minorar el desequilibrio entre territorios de un país con una extensión casi un 90% de la de España.

El PIB de este país en desarrollo es todavía modesto, alrededor de 110.000 millones de dólares en 2013, inferior al de Andalucía, y la renta per cápita es algo superior a la quinta parte de la española. Sin embargo, tiene un gran potencial de crecimiento, no sólo por la cercanía a Europa, por los buenos indicios que están encontrando para explotar petróleo o por lo acertado de sus políticas de desarrollo, sino también porque se está configurando como el país de referencia para África occidental, el África francófona, como lo muestran el alumnado subsahariano que cursa estudios universitarios en Casablanca o la presencia de grandes empresas marroquíes en esa área, en los sectores de banca, telecomunicaciones o construcción, entre otros. Si se admite la comparación, quizá sea percibido como "el norte del sur".

Es conocida la vinculación, la protección si prefieren, que Marruecos tiene con Estados Unidos, de renovada importancia a medida que se intensifica el islamismo radical, pero resulta ser también el país atractivo para la acción inversora de los países del Golfo. El Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, formado por seis petromonarquías, ha anunciado recientemente un plan de inversiones de 120.000 millones de dólares hasta 2024, que multiplican por mucho los 5.000 millones de dólares invertidos en los últimos años. Pero esta decisión se comprende en todo su significado sólo si se contempla a Marruecos como la plataforma de acción hacia África Occidental. Y así parecen estar viéndolo también desde Latinoamérica, no es una casualidad la visita empresarial brasileña de hace unas semanas o la que producirá ProChile a principios de 2015.

Las dos regiones españolas más próximas, Canarias y Andalucía, parecen estar siguiendo estrategias diferentes. La visión canaria se orienta hacia convertir su región en un hub de negocios con África -en esto su presidente está bastante más atinado que en los asuntos energéticos-, mientras que en Andalucía parece que nos conformamos con ser un mero hub logístico. Al menos así aparece en los documentos de uno y otro Gobierno y yo, personalmente, no creo que haya ninguna razón para que nos tengamos que conformar con una parte menor del valor añadido que proporcionan las relaciones comerciales y de negocio. O, en otras palabras, que las manidas "posición estratégica y relaciones históricas" de Andalucía sirvan sólo de almacén y de lugar de tránsito de mercancías. O también, si se quiere, que no seamos capaces de aprovechar mejor el éxito de la reciente visita institucional de la presidenta de la Junta de Andalucía a Marruecos.

Está claro que las iniciativas y las visitas institucionales sirven sobre todo para abrir camino y para allanar dificultades, y que los resultados dependen casi exclusivamente del talento de la acción empresarial, pero son sin duda influyentes las visiones que se generan y se trasladan desde los estamentos políticos, siquiera sea porque orientan en una u otra dirección la acción de la Administración e instituciones relacionadas. La acción exterior, al margen de conflictos y acciones humanitarias, está cada vez más orientada hacia las finalidades económicas.

La secretaria de Estado Hillary Clinton definió muy bien esto en una célebre conferencia en el New York Economic Club en 2011 bajo el concepto de Economic Statecraft que aúna dos ideas: cómo podría EEUU aprovechar la política económica para fortalecer su posición diplomática en el exterior y cómo la diplomacia podría fortalecer la economía nacional.

En definitiva, la asunción de que los intereses comerciales contribuyen de modo eficaz a las relaciones entre países, crean prosperidad y evitan conflictos, salvo los inevitables ya anticipados por Huntington en su choque de civilizaciones. Éste fue, precisamente, el leit motiv que el ministro español de Exteriores se propuso al comienzo de su mandato.

Volviendo al norte de Marruecos, a sólo unas cuantas millas de la Bahía de Algeciras se está produciendo una transformación económica de gran intensidad, muy enfocada hacia la industria y hacia determinadas actividades de servicios. Se han creado las infraestructuras necesarias: un puerto del que carecían, espacios industriales y empresariales de gran calidad y reglas fiscales y aduaneras especialmente útiles para favorecer la realización de inversiones y los años de despegue de la actividad. Cuentan con un potentísimo motor industrial, la fábrica de automóviles de la alianza Renault Nissan (la segunda factoría de este sector en Marruecos), que no sólo proporciona empleo industrial, estimula las exportaciones y atrae industrias auxiliares, españolas entre ellas. Además, está produciendo una cultura de trabajo industrial que se extenderá en la sociedad circundante.

La iniciativa industrial iniciada ya hace unos años continúa ahora bajo el nombre de "Estrategia de Aceleración Industrial", cuyo diseño es excelente y animo a que los interesados la conozcan, que señala algunos sectores de interés preferente -razonablemente elegidos, lo que no siempre sucede-, facilita la instalación de empresas y señala una perspectiva de área geográfica antes que un mercado nacional. Naturalmente, aprovechan las ventajas de coste laboral y esto es muy importante para empresas españolas que inevitablemente tengan que deslocalizar toda o parte de su producción por razones de coste laboral y regulatorio: el este de Asia ya no es la única alternativa, incluso sin tomar en consideración los elevados costes de transacción que siempre acaban apareciendo con la fabricación en China u otros países de bajo coste lejanos en distancia, en cultura y en costumbres comerciales. En otras palabras, a menos de una hora de ferry, Marruecos está ofreciendo una base de fabricación de bajo coste para empresas andaluzas. Esto es una oportunidad con todas las de la ley que no debemos desaprovechar. máxime si entre los intereses del Gobierno marroquí está, por ejemplo, la industria fotovoltaica, con la creación de un polo industrial solar con vocación exportadora hacia los países subsaharianos. Las renovables, en general, y la potabilización de agua constituyen una prioridad del Gobierno, y en esto somos buenos los andaluces, pero ya los alemanes se nos están adelantando con los acuerdos de inversión que vienen firmando. A los interesados me permito recomendarles www.marruecosnegocios.com, web de la que debo confesarme deudor a la hora de escribir este artículo

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