Economía

Operarios de Puerto Real rematan la subestación 'Andalucía' en Alemania

  • Construida en la Bahía de Cádiz, ya está instalada en el parque eólico marino 'Wikinger' de Iberdrola, donde hasta 80 profesionales trabajarán en su puesta en marcha durante dos meses-

Unos 350 profesionales trabajan en Alemania en la instalación de los distintos elementos del parque eólico marino Wikinger impulsado por Iberdrola. De ese equipo, en torno a 60 personas se dedican exclusivamente a la puesta en marcha de su corazón energético, la subestación eléctrica, que llegó a finales de agosto a las aguas del Mar Báltico tras 14 días de travesía en barco desde la Bahía de Cádiz. Construida en los astilleros de Navantia en Puerto Real, esta estructura ha sido bautizada como Andalucía y en cuestión de dos meses tendrá todos sus equipos testados y estará lista para empezar a funcionar, si bien deberá esperar casi un año a que los 70 aerogeneradores de la instalación renovable estén completamente montados. Entonces, a finales de 2017, arrancará la actividad total.

La mayoría de esos 60 empleados desplazados hasta aguas alemanas procede de Andalucía: seis son ingenieros del astillero gaditano y un grupo numeroso pertenece a Pine, una subcontrata de Navantia con presencia en la provincia de Cádiz encargada de realizar los equipos eléctricos. A ellos se suma personal de Iberdrola. Todos pasarán los próximos dos meses realizando la puesta a punto de la subestación, con tareas que irán desde el testeo de los sistemas eléctricos para ver su rendimiento hasta la unión física de las dos plataformas que conforman la estructura para, después, poder instalar el circuito cerrado de televisión o el sistema de protección contra incendios. En ese tiempo, se alojarán en el flotel ubicado a unos metros de la subestación, con capacidad para 80 personas y conectado a ella mediante dos pasarelas. El ritmo de actividad será frenético: trabajarán 14 días seguidos, durante los que su hospedaje será el hotel flotante, y descansarán en tierra otras dos semanas.

Una vez concluida esa etapa, la subestación permanecerá a la espera de que, a lo largo de 2017, se instalen en torno a ella los 70 molinos de viento con los que contará el parque. Ahora mismo se están desarrollando los trabajos previos a su llegada, es decir, colocando los cimientos de esos aerogeneradores: los pilotes, cilindros de acero que se clavan en el fondo marino y que han sido construidos por Windar en Avilés (Asturias); y las jackets, estructuras de celosía de 50 metros en las que se apoyarán las torres y que proceden de Navantia en Fene (La Coruña) y de Bladt en Dinamarca. De momento, el parque cuenta con 24 jackets instaladas (cada una con sus cuatro pilotes). Los molinos, fabricados por Adwen (Gamesa), empezarán a llegar en enero.

El parque eólico marino Wikinger es un megaproyecto que ocupará 34 kilómetros cuadrados, tendrá una potencia instalada de 350 megavatios (MW), lo que significa que generará electricidad para abastecer a 350.000 hogares, y ha supuesto una inversión de 1.400 millones de euros por parte de Iberdrola. Estará situado a 35 kilómetros del puerto de Mukran (Alemania), en el Mar Báltico.

La subestación eléctrica es el punto más crítico de cualquier parque eólico. Y la de Wikinger se ha hecho íntegramente en Andalucía: sus seis pilotes (50 metros de altura y 3,5 de diámetro) han sido fabricados por la empresa Tecade en Sevilla, mientras que Navantia en Puerto Real se ha encargado de la jacket y de las dos topsides (plataformas que alojan los componentes eléctricos). "La subestación Andalucía es la más grande que hay actualmente en un parque eólico marino: mide como la mitad de un campo de fútbol y pesa más que la Torre Eiffel, unas 8.500 toneladas", explica Patricia Salamanca, responsable de la Oficina de Proyecto de Wikinger. Con el acero como material predominante, ha tardado en construirse 18 meses y ha empleado a más de 1.000 profesionales de forma directa e indirecta en la Bahía de Cádiz. "En el astillero de Puerto Real ha llegado a haber picos de actividad con 700 personas trabajando a la vez", añade.

La adjudicación de esta estructura a Navantia se hizo por 70 millones de euros y no sólo ha supuesto un espaldarazo para la empresa pública Navantia, sino que ésta ha subcontratado paquetes de trabajo a unas 20 compañías de la zona, que a su vez han derivado faena a otras firmas auxiliares.

Pero, ¿cuál es la misión de la subestación Andalucía? Es el corazón energético del parque, ya que debe recoger la electricidad generada por las 70 turbinas e inyectarla en un cable que la lleve hasta tierra. "La energía que llega de los aerogeneradores es de 33 kilovoltios y la subestación la eleva hasta los 220, que ya es alta tensión", explica Salamanca. A partir de ahí, entra en juego el socio de Iberdrola y propietario del 50% de la subestación, la empresa 50 Hertz, que es el operador del sistema eléctrico y el que está construyendo un cable de 75 kilómetros que llevará la electricidad desde el mar hasta una subestación en tierra, ubicada en la ciudad alemana de Lubmin. Iberdrola aún no tiene claro si, a la hora de comercializar esta energía, lo hará por sí misma o se la venderá a otra compañía.

Cuando esté en marcha, este parque será monitorizado en remoto desde un centro de operación de energías renovables (CORE) situado en Glasgow (Reino Unido). Iberdrola cuenta con tres CORE: uno en Toledo, otro en Portland (EEUU) y éste de Glasgow. Desde estos complejos, pioneros por su avanzada tecnología, se pueden controlar las 24 horas del día y los 365 días del año todas las instalaciones renovables de la compañía en el mundo. Así, si ocurre algún incidente en el parque Wikinger (se para una turbina, se altera la orientación de las palas...), se detectará inmediatamente desde el CORE escocés y se solucionará a distancia. Si no es posible, existe un equipo de mantenimiento en el puerto de Mukran, a 35 kilómetros del proyecto, presto para desplazarse hasta la zona y resolver el problema.

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