La empresa familiar española, pieza fundamental de la economía nacional -representa el 57% del PIB y el 67% del empleo privado, con un peso del 89% del total de compañías-, persevera en el optimismo que ya mostró en su última reunión anual, celebrada hace un año en Bilbao, al darse cita en el XIX Congreso Nacional de la Empresa Familiar, que ayer inauguró el rey Felipe en La Coruña. Mantiene ese optimismo económico pese a que ven la situación política muy deteriorada, llegando a calificarla con un 1,79 en una escala de cero a nueve.

El medio millar de compañías que acuden a la cita anual del Instituto de la Empresa Familiar calificaron con un 5,31 la situación económica actual, exactamente la misma nota que un año antes los asistentes al XVIII Congreso percibieron en Bilbao. Lo que también supone frenar el crecimiento de esta percepción, pues desde 2012 había estado aumentando cada año.

Quizás, el quiebro en la tendencia, aunque sin retroceso, se produce porque las empresas aprecian en el año transcurrido (en el que se incluyen los diez meses de interinidad que cumple esta semana el Gobierno) un claro empeoramiento en la situación política. El muy deficiente que los empresarios dieron ayer a la política no es la peor nota de la serie, porque en los años más duros de la crisis estuvo por debajo, pero sí supone regresar al pesimismo que había en esos años.

La incertidumbre y el bloqueo político no impiden, empero, que las empresas familiares analicen la marcha de la economía con optimismo. No sólo por el aprobado holgado que le dieron, sino porque otras respuestas de la encuestas interactivas que, como cada año, contestaron, auguran crecimiento en la producción y en el empleo.

Así, el 87% tiene previsto aumentar su inversión durante los próximos tres años, lo que supone cuatro puntos más que hace un año. Un 80% tiene previsto realizar este incremento inversor en 2017, seis puntos más que en 2015. El 63%, además, prevé aumentar plantilla en el mismo plazo, dos puntos más que hace un año. Y otro 30% mantendrá sus niveles de empleo actuales (uno más). Sólo el 7% prevé reducir plantilla (dos puntos más). Para el año próximo, el 48% prevé incrementarla (un 2% más que en 2015). Un 44% mantendrá inalterada esa fuerza laboral, lo que supone tres puntos menos que en la cita de Bilbao, donde la previsión de reducir plantilla fue un punto menor al 8% que declararon ayer los encuestados en La Coruña. El 87% de los directivos de la compañías encuestadas prevé un aumento de cifra de ventas para los próximos tres años (59% en 2017), frente a un 2% que las espera menores (5% en 2017). Un 11% las espera similares (36% en 2017).

El optimismo se extiende más allá de sus propias empresas: el 82% prevé a corto y medio plazo un moderado aumento de la actividad con una limitada creación de empleo, a lo que hay que sumar otro 8% que vislumbra un aumento rápido de la actividad con una intensa creación neta de empleo, frente al 10% que no atisba más que un frágil crecimiento de la economía sin creación neta de empleo.

Estas previsiones tienen un alto índice de cumplimiento, como destacó ayer el presidente del Instituto, Ignacio Osborne, presidente del Grupo Osborne.

Las empresas presentes en el XIX Congreso conocieron la experiencia del modelo de negocio de Inditex, explicado por su primer ejecutivo, Pablo Isla, y la experiencia del relevo generacional de centenarias compañías, como González-Byass, Estrella Galicia o Grupo Uriach.

El plenario abordó también la adaptación a la era digital de estas compañías, cuya propiedad se mantiene en varias generaciones de una misma familia, o los retos y las perspectivas económicas desde el punto de vista de expertos como Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, o Fernando Fernández, director de la Cátedra del Sistema Financiero Internacional de IE Business School.