José Luis Pérez Huertas, coordinador de Federación Internacional de Coaching

"Las firmas corruptas, explotadoras o sexistas jamás contratan a un 'coach"

  • Estos profesionales se dedican a ayudar a directivos y políticos a lograr sus metas, pero advierten que no han asesorado a los ejecutivos que han llevado a la crisis

-Ya hay más de 15.000 personas en 90 países que se dedican al coaching, 600 de ellas en España, pero, ¿los particulares y empresas están familiarizados con esta tendencia?

-No lo suficiente. Existe mucha confusión al respecto. Por eso uno de los objetivos que nos hemos marcado desde la Federación Internacional de Coaching (ICF, por sus siglas en inglés) es que en España, dentro de cinco años, todo el mundo sepa lo que es.

-Y, ¿qué es?

-Rápidamente, en dos líneas. El coach es una persona que acompaña a otra en la consecución de sus objetivos.

-Pero eso también es un consultor o, incluso, un psicólogo...

-Ahí está el cacao. La diferencia fundamental es que nosotros no damos consejos. Analizamos junto a la persona cuáles son sus miedos, por qué tiene perezas ante determinadas tareas, por qué van mal determinadas líneas de negocio, es decir, le proporcionamos la capacitación para que tome sus decisiones. Sin embargo, en consultoría one to one, el profesional da soluciones directas a sus problemas -"lanza un nuevo producto", "cierra la empresa"- , mientras que el psicólogo busca mejorar la calidad de vida del paciente, pero trabajando sobre el pasado y el presente, mientras que nosotros lo hacemos a futuro.

-Los coach trabajan con particulares y con empresas, ¿no?

-Sí, distinguimos entre el coaching de vida y el ejecutivo. A nivel personal trabajamos en los problemas familiares, de las relaciones sociales, o en la reinvención de la carrera del individuo en cuestión. A nivel empresarial, nos piden mejoras en las ventas, dominar la comunicación con los miembros del equipo, o compatibilizar la vida laboral con la personal.

-Existe el riesgo real de que un coach se vaya a la competencia y se lleve los secretos de la compañía. Habrá alguna forma de evitar esto...

-Efectivamente. Para eso están las cláusulas de confidencialidad. El ICF establece un código deontológico que protege al cliente y es necesario para establecer una relación de confianza con éste.

-¿Cómo se evalúan los resultados de un buen coaching?

-Cuantitativamente es difícil, excepto para los casos de ventas. En el resto de procesos se nota en una mejora de las habilidades, del trabajo en equipo o del rendimiento en general. Si hablamos del retorno de la inversión, hay varios estudios que apuntan a que es hasta cuatro veces superior.

-Pero las pequeñas empresas, y encima en plena crisis, no serán muy generosas con estos gastos, ¿verdad?

-Las grandes multinacionales lo tienen más que asumido, las medianas se están apuntando al carro y las pequeñas sí es cierto que están más descolgadas. Aún así, en las empresas familiares se recurre mucho a los coach por la complejidad y las peculiaridades de la gestión.

-¿Hay grandes diferencias por sectores?

-Más que por sectores, el abismo está entre las compañías en las que el talento y el conocimiento es importante y aquéllas en las que los planes de desarrollo de los trabajadores son algo secundario. En banca, seguros, laboratorios farmacéuticos, construcción, telecomunicaciones o industria se trabaja con equipos directivos muy profesionalizados y ahí está nuestro nicho. Los sectores que permiten la fuga de directivos o tienen una alta rotación no nos buscan.

-En el mundo del deporte tienen buenos ejemplos...

-Ésa es una de nuestras áreas fundamentales. Rafa Nadal, por ejemplo, necesita su entrenador de tenis, pero también un coach que le ayude a reconocer y encarar sus debilidades y a marcarse metas a medio y a largo plazo.

-¿También trabajan con políticos?

-Así es. Ellos también necesitan ayuda para tratar temas internos de partido, enfocar las campañas electorales, mejorar el trato con los funcionarios y profesionales bajo su mando...

-¿Qué parte de culpa tienen los coaches en casos de corrupción política o fraude empresarial?

-Ninguna. La gente con problemas de ética no suele contratar a un coach. Un político o un directivo corrupto no acude a nosotros, no suele desvelarle a nadie lo que está haciendo, ya sea desfalcar o realizar operaciones fraudulentas paralelas. Asimismo, las empresas hipersexistas o que pagan salarios basura tampoco recurren a estos servicios porque, realmente, no quieren potenciar las competencias y habilidades de sus empleados.

-Los profesionales que trabajan con gente de empresa, deberán tener una formación económica...

-No hay ningún tipo de exigencia al respecto, pero está claro que tendrán más éxito en su labor si dominan el mundo empresarial. Aparte de eso, debe ser personas que sepan escuchar y conectar con las emociones del otro.

-Y, ¿qué me dice del perfil de los clientes? ¿Qué predomina?

-Suelen ser mandos directivos, tanto hombres como mujeres, aunque hay que reconocer que éstas son más receptivas, están más abiertas al cambio.

-¿Cuál es el futuro que augura al coaching en España?

-En un mundo en el que cada vez hay más cambios y desafíos profesionales, familiares... necesitamos a alguien que nos ayude a gestionar. Las empresas deben tener más claro que nunca que, en un mercado globalizado, hay que contratar y mimar a las personas que te hacen ganar dinero.

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