Antonio Romero. Presidente de Cepes Andalucía

"La única alternativa al desempleo son las cooperativas de trabajo asociado"

  • En Andalucía hay 7.763 empresas de economía social, entre cooperativas y sociedades laborales. El autoempleo y la autogestión son sus bazas.

En Andalucía hay 7.763 empresas de economía social, lo que sitúa a la región en el primer puesto dentro del ranking nacional. De ellas, 4.198 son cooperativas y 3.565 sociedades laborales, dos fórmulas empresariales basadas en el funcionamiento democrático y participativo. El autoempleo y la autogestión son sus bazas. La Confederación de Entidades para la Economía Social de Andalucía (Cepes-A) defiende los intereses de estas organizaciones desde su creación en 1993. Al frente está, desde hace 12 años, Antonio Romero, natural de Cuevas de San Marcos (Málaga), un fiel seguidor de la filosofía cooperativista desde su juventud.

-¿Cómo entró en contacto con el mundo de la economía social?

-Un grupo de jóvenes tomamos la iniciativa en 1969 de constituir una cooperativa en el sector textil porque, en aquella época, era la única vía para tener un puesto de trabajo. A raíz de ahí, creamos una federación de cooperativas y fuimos creciendo con el tiempo. Nunca me imaginé que llegaría a presidir Cepes-A.

-¿A quién representa Cepes-A?

-Bajo nuestro paraguas están las cooperativas, sociedades laborales, asociaciones del mundo agrario, los autónomos, los centros especiales de empleo, las mutualidades, las cofradías de pescadores... Nuestro fin es agrupar todas las voces y crear un instrumento único que promocione la economía social y defienda sus intereses.

-¿Qué servicios ofrece Cepes-A?

-Damos la oportunidad de contactar con otras empresas, tanto a nivel nacional como internacional. Además, ofrecemos a las empresas programas de formación para sus empleados y trabajamos con la Administración para que los fondos caigan en buenas manos.

-¿Qué aporta la economía social a la actual economía española?

-En Andalucía hay unas 600.000 personas que obtienen su renta gracias a las empresas de economía social, ya sea a través de puestos directos o indirectos. Y a nivel nacional son tres millones. Andalucía es en estos momentos líder en España tanto en el número de empresas, como de trabajadores y volumen de facturación.

-¿Qué requisito debe tener una organización para ser catalogada como economía social?

-Democracia pura y dura.

-Dentro de este colectivo destacan las cooperativas y las sociedades laborales. ¿En qué se diferencian?

-La principal diferencia es la aportación del capital social. Mientras que en una cooperativa, un hombre es igual a un voto, y todos los socios poseen el mismo capital; en una sociedad limitada laboral, hay un socio que puede tener hasta un 49% del capital, y el resto se reparte entre los demás miembros. Ninguno posee la mayoría absoluta.

-¿Cómo han evolucionado estas dos fórmulas con la crisis?

-En estos momentos se está produciendo una curva curiosa, donde se aprecia una pérdida de empleo a principios de año que se recupera al final. Es decir, no se gana empleo neto, pero tampoco se pierde. El trabajo que se pierde en el sector industrial o de la construcción, se recupera en sectores menos clásicos. Es el caso de las empresas creadas a raíz de la Ley de Dependencia como los centros de día o de ayuda a domicilio, por ejemplo, en especial auge.

-Pero la Ley de Dependencia está ahora congelada

-Es cierto, y el 70% de la financiación de estas empresas proviene de subvenciones.

-¿Cuáles son las claves del éxito de las cooperativas?

-Para nosotros, el centro de la empresa está en el ser humano, por eso apostamos por su formación continua. Éste es nuestro principal valor.

-¿Y las sociedades laborales tienen la misma filosofía?

-Sí, la misma. Tenga en cuenta que esta figura surgió durante la Transición, cuando el patrón abandonaba la empresa y los trabajadores se quedaban sin empleo. Como todavía no estaba muy arraigada la cultura del cooperativismo, surgió esta fórmula con la figura de un socio capital a la cabeza que era el que orientaba a la empresa. De hecho, este tipo de empresas sólo existe en España.

-¿Y las cooperativas de trabajo asociado?

-Tal como está el panorama en el que nadie quiere contratar, la única alternativa que tenemos hoy al desempleo son las cooperativas de trabajo asociado. Por ejemplo, cuando te despiden con 50 años, adónde vas. Yo animaría a estas personas a que apostaran por el emprendimiento colectivo, que crearan su propia empresa y se asociaran con otra. Para constituir una cooperativa sólo hacen falta tres personas como mínimo; y además, tu voz es un voto, intervienes en la toma de decisiones.

-Viajemos hasta Bonares, en Huelva, un municipio donde, según un informe de Cepes, las cooperativas dan empleo al 99% de la población.

-Allí hubo un grupo de cooperativistas muy fuerte especializado en el consumo. Yo no sé si hoy habrá algún supermercado de capital privado, pero hasta hace poco, todo consumo alimentario de Bonares lo distribuía la cooperativa. Como fue una fórmula de gran éxito, los vecinos comenzaron a imitarlo. Así nacieron cooperativas agrarias, de trabajo, de transporte. Por eso hoy Bonares es un pueblo cooperativizado.

-¿Por qué no se ha extrapolado esa filosofía a otras zonas de España como ha ocurrido en otros países?

-Alemania tiene un potencial de cooperativas extraordinario, igual que Suecia o Finlandia. Yo creo que este espíritu está vinculado, en cierta medida, con lo religioso.

-¿La religión inmiscuida en la economía?

-Sí. Mientras que la religión católica ha fomentado el individualismo, el luteranismo en Alemania, por ejemplo, ha hecho todo lo contrario. Siempre ha existido un vínculo especial con la comunidad y las parroquias. Creo que gracias a esa cultura de unión, tienen un cooperativismo tan fuerte.

-¿Cómo van a evolucionar estas fórmulas empresariales? ¿Tiene alguna estimación?

-Creo que las cooperativas van a tener un gran impulso en los próximos tiempos. La iniciativa privada no existe, y en momentos de riesgo económico como el de ahora, el empresario tradicional no invierte. Será la gente con iniciativa la que invierta y la mejor fórmula para hacerlo será a través de cooperativas.

-¿Qué medidas cree usted que se deberían tomar para estimular la economía española?

-Sobre todo, dejar de obsesionarse por el déficit porque estamos entrando en un círculo vicioso. Ya hemos visto en otros países que la austeridad por la austeridad no nos va a sacar de la coyuntura actual. Podemos subir los impuestos pero, al haber menos actividad económica, se recauda menos. Si antes vendíamos 100, ahora vendemos 75, y la subida de impuestos no soluciona este problema. Hay que hacer una política de estímulo y crecimiento económico.

-¿Y eso cómo se hace?

-En Andalucía, y en España en general, hay ganas de emprender y buenas ideas, pero faltan inversores. Éste es el problema. Eso que  dicen los bancos que no hay idea sin financiación es falso.

-Entonces, lo que hay que arreglar es el problema del crédito a las empresas

-Sí. Y a partir de ahí podremos empezar a salir de esta situación. La principal preocupación de un gobierno debe ser el paro. El empleo es lo que da dignidad a los ciudadanos y tenemos que luchar para que éste sea el principal fin de cualquier política que se aplique. Y así crecer.

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