España

75 años de cárcel para la célula islamista de la mezquita de la M-30

  • La mayor condena es para el líder, el marroquí ex preso en Guantánamo Lahcen Ikassrien, que fue capturado en Afganistán

La Audiencia Nacional condenó ayer a ocho años de cárcel a ocho acusados de captar yihadistas en Madrid, en especial en los alrededores de la mezquita de la M-30, y a 11 años y medio a su líder, el marroquí ex preso de la base estadounidense de Guantánamo Lahcen Ikassrien.

La sección primera de la Audiencia sentencia a los nueve por un delito de integración en organización terrorista y considera probado que los condenados, junto con otras personas desplazadas en zonas de conflicto, constituían "una auténtica plataforma de envío de combatientes yihadistas".

Formaban un grupo autodenominado Brigada Al Ándalus, que desde principios de 2011 hasta su desarticulación, en junio de 2014, realizó labores de captación, radicalización, adoctrinamiento y posterior envío de voluntarios yihadistas para llevar a cabo acciones terroristas "integrados en las franquicias de Al Qaeda".

En el grupo, explica la sentencia, existía un núcleo directivo, encabezado por Ikassrien, y otro de personas captadas para desplazarse a Siria, entre los que figuraban también quienes previamente habían realizado labores de adoctrinamiento.

Ikassrien, alias Hassan, era el referente ideológico de la célula, al que los demás acusados mostraban respeto por sus experiencias vividas en Afganistán y luego en Guantánamo.

El líder ejercía de mentor y también les ayudaba en problemas cotidianos, hasta el punto de que llegó a acoger a uno de ellos en su casa tras una discusión con sus suegros, relata la sentencia.

Entre los efectos incautados en la casa del cabecilla, destacan un diario donde narra su detención en 2001 en Afganistán por parte de tropas estadounidenses y una carta consultando a un mufti (jurisconsultorio musulmán suní), si su decisión de desplazarse a realizar la yihad podía poner en peligro que otros miembros lo hiciesen en un futuro.

La sentencia relata cómo algunos acusados ya tenían planificada su salida de España con dirección a Siria y enmascaraban en su entorno familiar ese viaje por supuestos motivos laborales. Algunos estaban dispuestos a salir de forma individual y otros acompañados por sus familias.

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