Era una persona entrañable a la que le encantaba disfrutar de la vida, pero una grave enfermedad ha acabado con ella. El presidente del Consejo Regulador de las denominaciones de origen Málaga y Sierras de Málaga, Cayetano Garijo, falleció ayer a los 63 años después de luchar durante dos meses contra un cáncer que no pudo finalmente superar. Casado y con cinco hijos, Garijo será recordado siempre por la importante labor que ha realizado en estos años por promocionar los vinos malagueños, pero sobre todo por su carácter alegre y vital.

Nació en el barrio malagueño de la Victoria en 1947 y si por algo era conocida su familia es por la relación tan estrecha que siempre han mantenido con el sector del vino de la provincia. Su padre, que en realidad era abogado, heredó de su tío con sólo 20 años la taberna Antigua Casa de Guardia en plena Alameda Principal. Cayetano siempre contaba con emoción que su padre nunca se arrepintió de la decisión que tomó y que le permitió llegar a fundar la bodega que hoy que gestiona la sociedad que formaron sus ocho hijos cuando murió.

Lo curioso, decía Garijo en una de las entrevistas realizadas por este periódico, es que nunca mostró interés en la actividad vitivinícola y se licenció en ingeniería agrónoma. Trabajó en la empresa privada hasta que en 1975 entró en la administración pública. Desde 1995 era jefe del servicio de Agricultura, Ganadería, Industria y Calidad de la Junta de Andalucía en Málaga y presidente del Consejo Regulador.