La rectora de la Universidad de Málaga (UMA), Adelaida de la Calle, está dispuesta a romper la tradición de retirarse al término de su segundo mandato y ha confirmado que aspira a dirigir un tercer gobierno universitario. Antes, no obstante, optará a presidir la Conferencia de Rectores de España (CRUE), el organismo que agrupa a las 75 universidades españolas públicas y privadas.

Adelaida de la Calle, actualmente vicepresidenta de la CRUE, tiene previsto formalizar en los próximos días su candidatura para presidir esta entidad. Las elecciones se celebrarán el próximo 13 de octubre.

La presidencia de la Conferencia de Rectores se renueva cada dos años y la tradición indica que suelen ser elegidos los vicepresidentes. El actual responsable de esta institución que ejerce de órgano consultivo del Ministerio de Educación es el rector de la Universidad de Cantabria, Federico Gutiérrez-Solana. Con anterioridad ejerció esta responsabilidad el ministro de Educación, Ángel Gabilondo.

Las elecciones al Rectorado de la UMA se celebrarán en febrero. Adelaida de la Calle llegó a la cúspide universitaria malagueña en 2004 en unos comicios a los que se presentaron otros tres candidatos, aunque en segunda vuelta sólo se midió con el catedrático Juan Torres. En 2008 fue reelegida, en esa ocasión ya sin candidaturas alternativas a la que ella encabezaba. Aunque en los últimos años había sugerido que no optaría a la reelección, finalmente lo hará.

La imagen de Adelaida la Calle ha cobrado fuerza pública no sólo por ser una de las pocas mujeres que ocupan un rectorado (son 10 en las 75 universidades españolas), sino también por haberse labrado su carrera en la política universitaria desde la base.

Esta catedrática de Biología fue primero vocal de la CRUE y ya en el último mandato fue elegida vicepresidenta. En Málaga fue primero vicerrectora de Investigación del equipo de Antonio Díez de los Ríos, una figura que ensalza por el paso adelante que dio en aquella época la UMA.

Adelaida de la Calle ha afrontado una etapa de gestión marcada por la expansión. Es consciente de que a partir de ahora el contexto es diametralmente opuesto a causa de las duras medidas de control del gasto y del déficit impuesto a las administraciones públicas.

Aunque la UMA no tiene cuentas pendientes con los proveedores y es de las pocas instituciones públicas que paga a 60 días, no es un secreto que los recursos para abordar futuros proyectos serán limitados. La rectora, en este sentido, defiende la captación de fondos privados para sufragar la financiación de las universidades públicas.