EL anuncio de la moción de censura en el Ayuntamiento de Mollina, donde en los próximos días un acuerdo entre el Partido Popular e Izquierda Unida, desbancará al actual regidor socialista, pone una vez más sobre la mesa la existencia de pactos contranatura entre partidos de ideología opuesta y la consolidación en la provincia de Málaga de varios matrimonios de conveniencia entre formaciones de distintos signo. En el caso de Mollina, durante los ocho años previos a los últimos comicios locales, celebrados en mayo del pasado año, PP y IU gobernaron conjuntamente y en plena armonía, hasta que las direcciones de socialistas y de la coalición impusieron una unión que no ha funcionado.

Este tipo de acuerdos no son fenómenos inusuales en el panorama político actual. Después de las últimas elecciones municipales, a pesar de las indicaciones de sus respectivas direcciones, IU facilitó en Andalucía 17 alcaldías al PP y, en compensación éste obtuvo un total de 10 presidencias de corporaciones locales. En el caso concreto de Málaga, IU dio su apoyo directo al alcalde del PP en Colmenar, donde el pacto ya se ha roto, a la vez que la coalición de izquierdas se abstuvo o votó a su propio candidato, para facilitar la investidura de un regidor popular, por ejemplo, en Carratraca. Además, IU obtuvo el favor del PP, para permitir la investidura de alcaldes de su formación, en lugares como Archidona y Jubrique. Por otro lado, ambos partidos apoyaron la investidura de un alcalde independiente en Benaoján, donde el PSOE fue la lista más votada. Aunque también hay matrimonios de otros colores, como el de Cortes de la Frontera, ya deshecho, entre IU y Partido Andalucista, o el de Villanueva de la Concepción, donde el PSOE accedió a la alcaldía gracias a los populares.

Unos enlaces que siempre se han justificado desde todas las partes implicadas, con mayores o menores dosis de cinismo, argumentando que la política municipal es diferente a la regional o nacional, porque, al final, lo que cuenta son las relaciones personales y no las ideologías. Aunque en el caso concreto de Mollina, el partido afectado, el PSOE, expresaba ayer mismo, por boca a su secretario de Política Municipal, José Luis Ruiz Espejo, que los acuerdos entre IU y PP "son pactos antinatura que casi siempre dan el poder a la derecha cuando los ciudadanos votan por una mayoría de izquierdas. Son un arreglo de intereses particulares más que una verdadera unión de intereses generales. Y, en definitiva, son un enjuague político que no funcionan como hemos visto en los últimos tiempos en Torrox, Ardales o Colmenar".

Una opinión que parecen ahora compartir desde la dirección de IU, desde donde, por primera vez, su coordinador provincial José Antonio Castro, reconocía en declaraciones a Málaga Hoy, la incoherencia de estos pactos y los elementos que, a la larga, no marchan bien por la abismal diferencia de posicionamientos entre ambas formaciones. El responsable de Izquierda Unida también anunciaba que en la reunión que su ejecutiva mantendrá el próximo día 12 se iniciará el expediente de expulsión de los ediles díscolos, al tiempo que se comunicará al Ayuntamiento de Mollina que los citados concejales ya no representan a la coalición y deben pasar al grupo de los no adscritos.

Por su parte, Francisco Salado, secretario general del PP de Málaga, preguntado sobre la posición expresada por Javier Arenas el pasado mes de junio, asegurando que su partido no alcanzaría "ningún pacto de gobierno" con IU, porque hay mucha "distancia ideológica", señaló que "los discursos herméticos son complicados", sobre todo cuando se trata de relaciones entre personas, que son en las que se basa la política en los pequeños municipios y, a veces, cuando los concejales de IU han sido "ninguneados", durante muchos años por los del PSOE. Razón por la que para Salado la gobernabilidad y los intereses del municipio están por encima de todo lo demás. El responsable del PP malagueño aseguró no entender "el dogmatismo que quieren imponer, en esta cuestión, tanto Castro, como Heredia".