Para los implicados del trabajo con alumnos con necesidades educativas, la ley de dependencia supuso una alegría. Pensaron que los pequeños tendrían "la atención que se merecen", pero la directriz interna de la Junta de Andalucía que restringe la llegada de personal a través de esta ley a los menores y a los discapacitados intelectuales ha sido un jarro de agua fría. "Este colectivo de niños están tratados por mucha gente, lo que no significa que estén bien tratados. Una asistencia más no sería redundante", explicaron fuentes de UGT. En Málaga hay alrededor de 600 alumnos escolarizados con necesidades educativas especiales, según datos del sindicato.

Habitualmente, los niños con algún tipo de problema físico o psíquico y que puedan entrar en un aula de integración están tratados por un equipo profesional, habitualmente compuesto por un médico, psicólogos, pedagogos y especialistas en audición y lenguaje. Además, tienen la atención de los especialistas en Pedagogía Terapéutica y un monitor. El problema surge ahí, en una figura que muchos asimilan a la del celador de un centro sanitario pero desarrollando su labor en uno educativo. Es el personal que se encargan de la atención asistencial: porteo de carritos, labores de aseo o de apoyo en comidas, entre otras. "Ahí no hay ratio fija, puede ser que un monitor tenga sólo un niño al que atender o que tenga varios", añadieron las mismas fuentes, que pertenecen a uno de los equipos profesionales que dependen del servicio de orientación educativa de la Delegación de Educación malagueña.

"Un caso ejemplar es el de Alameda, donde un niño tiene a su lado el único monitor del centro. Pero en Málaga capital hay centros con varios alumnos con necesidades educativas y también tienen sólo un monitor", añadieron otras fuentes educativas. Por ello, en UGT aseguran que "un apoyo más nunca les vendrá mal". "Son niños con muchísimas necesidades y siempre está bien tener a alguien más a su lado", subrayaron. Aún más cuando son pequeños, porque el "trabajo que se invierte de forma precoz y temprana es importantísimo luego".

Además, explicaron que los monitores existentes en los centros educativos trabajan en horario escolar, por lo que los padres u otros familiares son los que se hacen cargo de sus hijos durante la tarde, "y no todos pueden por distintas razones", añadieron.

De hecho, uno de los casos recogidos por este periódico es el de un niño autista de 8 años que sí ha conseguido un asistente personal gracias a la ley de dependencia. Sin embargo, después del documento interno enviado por la Junta de Andalucía a sus trabajadores encargados de otorgar las ayudas a las personas valoradas como dependientes, la Administración autonómica limita esta ayuda -incluida en el texto legal- al resto de menores de 16 años en similar situación.

Este periódico intentó ayer, sin éxito, que la Delegación de Educación facilitara el número de alumnos escolarizados con algún tipo de problema y los monitores.