Málaga

"Fue un cúmulo de mala suerte del que queremos que se reflexione"

  • Los amigos de la familia del niño atropellado por una carroza aseguran que fue un accidente, aunque dudan de que hubiese tanta vigilancia en ese momento

Un cúmulo de mala suerte. El grupo de amigos que vivieron en primera persona, junto a los padres, el trágico accidente que acabó con la vida de un niño de 6 años durante la última cabalgata de los Reyes Magos de Málaga resumen así lo que ocurrió el pasado 5 de enero. No quieren responsabilizar a nadie de lo acontecido, si bien dudan de que el número de voluntarios que iban en la carroza era el que el Ayuntamiento de Málaga asegura que había, pero sí que se respete el dolor de una familia rota por una pérdida irreparable.

Ayer familiares y amigos dieron un emotivo adiós al pequeño en la parroquia de San Miguel del Limonar, el barrio donde residía y estudiaba. Los padres quisieron estar arropados en la misa por los amigos y compañeros del colegio de Miguel para que recuerden a aquel niño alegre, divertido y activo que no dejaba indiferente a nadie por su carácter extrovertido que lo hacían tan especial.

Ese es el recuerdo que los que lo conocieron quieren que perdure de aquel desdichado suceso. Son muchas las informaciones y opiniones que han leído y escuchado desde que ocurrió el accidente y "no siempre sujetas a la verdad", según contaron ayer a este periódico las dos parejas amigas de los padres del pequeño que aquel día acudieron con ellos y sus hijos como todos los años a ver la que se convirtió en la cabalgata más amarga de sus vidas.

Las tres parejas se conocen desde hace años. Además de ser vecinos, tienen a hijos de edades similares que comparten aficiones como el tenis, un deporte que Miguel practicaba cada viernes y sábado. El día de la cabalgata quedaron como siempre para ir a verla junto a los cinco niños a la plaza del General Torrijos, el sitio que habían elegido por costumbre en los últimos años por encontrarse cerca de la parada del autobús y ser "una zona muy tranquila donde los niños podían ver bien las carrozas".

El plan se repitió este año como en los anteriores. La cabalgata empezó y los pequeños, entre ellos Miguel, se dispusieron a coger caramelos en primera fila. Dos de las madres se habían colocado justo detrás para vigilarlos. El resto del grupo se quedó un poco más atrás para no entorpecer a los demás niños que vieran las carrozas de cerca.

Pero todo ocurrió muy rápido y apenas se explican cómo pudo pasar. "De repente escuchamos a los niños gritar y nos imaginamos lo peor, pero nunca tanto", aseguraron estos amigos de los padres que aún están consternados por la enorme pérdida. Fue uno de los amigos del menor fallecido el que, según su madre, contó que "Miguel se metió debajo de la carroza a coger un caramelo cuando estaba parada y cuando empezó a andar intentó salir por el lateral y ya no le dio tiempo a salir".

Los padres de los niños y la gente que había alrededor en ese momento reaccionaron de inmediato, pero poco pudieron hacer para evitar el fatal desenlace. Todos son conscientes, explicaron, de que "se trató de un accidente en el que confluyó la mala suerte", aunque también matizaron que tienen sus dudas de que la vigilancia era la que se ha dicho. "Si de verdad hubiera habido 15 personas encargadas de la seguridad de la carroza probablemente no se hubiera metido ningún niño debajo".

Recuerdan que había mucha gente en ese momento y que la cabalgata "iba más descontrolada que otros años". Sin embargo, aseguraron que no pretenden cargar a nadie con la culpa de lo que ocurrió, si bien creen que este suceso debe servir para que "todos hagamos una reflexión para que no vuelva a ocurrir nunca algo así".

No creen que la opción de colocar vallas a lo largo del recorrido de la cabalgata sea la solución. Sí que el Consistorio se plantee dejar de arrojar caramelos porque "eso es lo que descontrolada a los niños porque no son conscientes del peligro" y proponen, en cambio, que sean por ejemplo pajes a pie los que entreguen en mano los caramelos a los más pequeños "para evitar que se tiren al suelo a por ellos".

Estas tres familias, sin embargo, no tienen intención de ir el próximo año a ver a los Reyes Magos y cambiarán el tradicional plan por ir al cine con los niños. Quieren evitar que revivan el triste recuerdo. "Todos lo vieron, incluida su hermana de 8 años, y para ellos está siendo muy duro encajar la dura noticia. Confiamos en que con el tiempo lo puedan superar", dijeron aún destrozados por lo que les ha tocado vivir.

Los padres de Miguel lo están aún más, pero "están demostrando una entereza increíble porque son ejemplares y siempre se han dedicado en cuerpo y alma a sus hijos". Ahora toca seguir adelante con la fuerza que imprime el recuerdo de su eterna sonrisa.

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