Málaga

"Una pregunta muy común es ¿pero en Málaga se hace vino?"

  • Afirma que una de las principales aportaciones al sector agroalimentario de la provincia procede del vino: "Habrá que tenerle un respeto", mantiene esta médico especializada en gestión sanitaria

-Victoria es usted médico de profesión y se especializó en gestión sanitaria, ¿Cómo es el salto a un sector tan diferente como es el enológico?

-Por circunstancias de la vida. No sólo se me puso la oportunidad por delante sino que además me gusta afrontar retos. De todas formas, fue algo gradual. Yo estaba a tiempo completo en el hospital y los fines de semana o en mis vacaciones aprovechaba para trabajar en la bodega hasta que llegó un momento en qué esto pudo más. La bodega fue creciendo y se hacía incompatible con la medicina. Tuve que optar. Por eso digo que es un proyecto muy personal. En él han intervenido mi hermano Jorge, el enólogo austriaco Kracher, junto con un grupo de amigos y empresarios malagueños. Estoy completamente involucrada.

-No obstante, su familia tiene algo que ver.

-Por supuesto, el vino está muy vinculado a mi familia. Mi padre fundó una distribuidora en Málaga hace más de 50 años. Mi decisión también tuvo mucho que ver con la muerte de nuestro amigo y socio Kracher, yo tenía que volcarme en la bodega.

-¿Cuál es la filosofía de la bodega Ordóñez?

-La filosofía de esta bodega como todas las demás de nuestro grupo es hacer vinos de calidad y de variedades autóctonas de la zona. Buscamos viñedos viejos que son equivalentes a calidad y que tenga unos costes que nos permita producir vinos con una relación calidad precio buena para el mercado. Esa ha sido la razón por la que durante la crisis nosotros como productores no sólo no hemos bajado sino que hemos crecido.

-¿En qué medida está afectando la crisis a las bodegas tradicionales?

-Les ha afectado como a cualquier otra empresa y muchas se han hundido. Aquellas que no estaban fuera han tenido que salir al exterior. Han cerrado muchas que no se han dedicado a la exportación o aquellas que soportaban costes muy elevados. Por ejemplo, nuestras bodegas no son lujosas porque estamos enfocadas a la producción de vinos. Estamos centrados en el producto, y toda la inversión va a él. Esto es una ventaja porque no tiene costes superfluos. Tratamos de gestionar muy bien nuestras compras y sobre todo, insisto, la exportación.

-¿Están los mercados internacionales abiertos para acoger nuestros vinos?

-No. La marca Málaga en sí no está todavía buscada en el mercado internacional. En una carta de vinos blancos españoles no aparece, pero hay que tener en cuenta que fuimos una denominación de origen muy grande. Fuimos como el doble de lo que es La Rioja actualmente, y ahora somos pequeña. Es lógico que todavía no tengamos un peso específico en el mercado internacional. Nuestra posición no es de ventaja, ahora, también es cierto que los buenos consumidores están más interesados en la calidad que en su origen, y eso nos da una oportunidad, para meter nuestros vinos. Así, nosotros metemos el 80% de nuestra producción en el exterior.

-¿Qué países están más interesados y cuáles son nuestras preferencias?

-Nuestro principal mercado es EEUU pero la razón no es otra que ser el país de mayor consumo. También porque mi hermano Jorge es el mayor importador de vinos españoles en EEUU. Estos dos factores se combinan muy bien para que la mitad de nuestro vino se beba allí. Cada año abrimos nuevos mercados. Alemania, Canadá y los países escandinavos son importantes. China lo es todavía para vinos franceses, para vinos de bajo precio o para vinos a granel que ellos mismos envasan con su propia marca. Es un mercado muy incipiente que no tiene conocimiento de vinos.

-¿Cuál es la imagen que tienen exterior del vino de Málaga?

-La Denominación de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga es una gran desconocida para el consumidor. Las personas entendidas en vino y los críticos internacionales, sí la reconocen. Una pregunta muy común entre el consumidor normal es ¿pero en Málaga se hace vino? Y yo tengo que explicar sí, que Málaga junto con Jerez tiene la Denominación de Origen más antigua de España.

-¿Ha cambiado mucho la mentalidad de los viticultores malagueños a lo largo de los últimos años?

-Afortunadamente no ha cambiado nada. En la Axarquía, donde estamos establecidos es una viticultura tradicional y es muy buena para hacer vinos de calidad. Hay otras zonas como Ronda, que han resurgido recientemente, en la que utiliza sobre todo variedades foráneas y están orientadas a hacer productos de pequeñas propiedades. En la serranía la viticultura existió antes de la filoxera, desapareció y volvió a finales los 80. Sin embargo en la Axarquía, la viticultura no llegó a desaparecer. Se vio muy afectada por la filoxera pero continuó y así siguen con el empleo de técnicas ancestrales, orientadas sobre todo al cultivo de la pasa, lo que resulta muy positivo.

-¿Y por qué no tiene éxito la pasa de Málaga con la gran calidad que tiene?

-Así es, su calidad no tiene competidor en el mercado internacional. Su problema no tiene nada que ver con la viticultura. Las prácticas siguen siendo las mismas, igual de tradicionales, sin embargo falla el envasado y conservación del producto así como los canales de distribución y comercialización. El producto es excepcional.

-O sea que tenemos un producto excepcional al que no somos capaces de dar salida.

-Inexplicablemente los primeros que hemos dejado consumir las pasas hemos sido los malagueños. Es un producto de lujo, un producto gourmet para cualquier mesa después de una comida. En París, se darían tortas por ellas. Hace falta alguien con ganas y que sea capaz de afrontar la inversión.

-¿Cuándo empiezan a creer Málaga que tiene vinos de calidad?

-Los que nos dedicamos a hacer productos de calidad siempre lo hemos sabido. Nosotros - el grupo Ordóñez - hacemos vinos de 14 denominaciones de origen, y muchas mejor que en esos lugares de donde proceden. Es un problema del consumidor medio malagueño que se ha empezado a dar cuenta ahora, en los últimos cinco años, de que hay productos de mucha calidad y que los consumen porque les gusta.

-¿Dónde encuentra mayores problemas en la comunicación o en la comercialización?

-Es posible que se esté fallando en la comunicación. Y no creo que haya un problema en los canales de comunicación salvo casos aislados. En los últimos diez años ha habido una eclosión de vinos en el mercado. Los medios de comunicación se han hecho eco, y también los restauradores locales que han empezado a apostar por ellos e introducirlos en sus restaurantes para acompañar sus platos.

-¿Qué características le hacen ser tan especiales a los vinos de la Axarquía?

-El suelo pizarroso, la altitud - entre los 400 y los 900 metros - el microclima que tiene que le hace que le llegue la influencia del mar y protegido del frío por la sierra de Tejeda y Almijara. Además por esa viticultura tradicional de pasas y la edad del viñedo. Tenemos muchas cepas centenarias. Por otro lado, genéticamente, después de tantos siglos con el moscatel aquí hace que seas una variedad diferente a la de Alejandría común. Por ejemplo mientras que la moscatel de Alicante puede dar entre 8.000 y 9.000 kilos por hectárea, la moscatel de Málaga suele dar 1.000 kilos, 3.000 como mucho.

-¿El cultivo de la uva es rentable?

-Es rentable para una economía familiar de la Axarquía. Sería más rentable si se pudiese transformar más uva o productos derivados. La rentabilidad es escasa.

-Y, sobre todo, teniendo en cuenta de que se trata de un trabajo completamente artesano.

-La gente está dispuesta a pagar más por vinos que sean de otras denominaciones de origen más famosas aunque sean de peor calidad, antes de que pagar por vinos de Málaga. Aunque afortunadamente esta tendencia ya está cambiando gracias a que ha llegado a Málaga el reconocimiento desde fuera.

-¿Y de quien es la responsabilidad?

-Eso va con nuestra idiosincrasia, aunque eso ha sido hasta ahora. Las nuevas generaciones han tomado más conciencia de los valores locales y por ejemplo, se nota en la gastronomía.

-¿Cuál es camino que debe seguir el Consejo Regulador de Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga?

-El Consejo Regulador somos los bodegueros y los viticultores. Como es un mercado que evoluciona rápidamente lo que hay que hacer es estar atentos a esa evolución. Conocer las tendencias de consumo. Por ejemplo, en el pasado, los malagueños nos bebíamos todo nuestro vino y tenía mucho alcohol, ahora el consumidor lo quiere de menos grados. Por eso se ha adaptado la normativa a esa tendencia bajando el grado alcohólico mínimo a diez grados. Esto favorece también el crecimiento. Hay que estar atentos a las tendencias del mercado para que nuestra denominación de origen sea competitiva frente a otras del sector. Otro ejemplo, ya hay algunas que han incluido los vinos espumosos, y nosotros también que tendremos que plantearlo en el futuro.

-¿Y qué papel deben jugar las instituciones?

-Algo tan sencillo como que en los actos institucionales pongan vino de Málaga. Ese debe ser el papel de las instituciones: dar visibilidad a un producto que puede ser un atractivo importante ya no sólo para los productores, sino para el sector turístico, que es una industria fundamental en Málaga. Ello supone un crecimiento en el sector agroalimentario y en el turismo. Simplemente que no nos escondan. Tenemos toda gama de vinos en Málaga para empezar con ellos desde que se inicia la comida hasta que finaliza. Esto es muy fácil, no requiere nada. No se me ocurre ningún ayuntamiento de La Rioja poniendo vinos de Castilla La Mancha o Ribera del Duero, habrían echado al alcalde. He asistido a muchos actos institucionales en los que he tenido que degustar vinos imbebibles de Despeñaperros para arriba, ni siquiera andaluces. Una de las mayores aportaciones a la economía malagueña viene del sector agroalimentario habrá que tenerle un respeto.

-¿Podría ser un motor de empleo?

-Es un motor de empleo que está muy consolidado. Se puede crecer en el sector y eso es bueno para la gente que ahora está trabajando en el campo.

-Y no sólo como producto de consumo, ¿considera factible la visita a bodegas, las rutas por viñedos, es decir el enoturismo, como un aliciente turístico?

-Por supuesto, hay toda una industria entorno al vino, y el turismo es una de las más importantes. Ya hay bodegas que facturan más por el enoturismo que por el vino y están enclavadas en sitios aislados y remotos, imagínate aquí que tenemos uno de los aeropuertos más activos de España, con sol todo el año y con tantos alicientes.

-Dos curiosidades sobre las bodegas de su grupo, ¿cómo puede ser un Albariño malagueño?

-En los 90, mi hermano Jorge empezó a innovar en el sector y decidió elaborar vinos en varias denominaciones de origen diferentes. Son bodegas pequeñas con vinos poco comerciales de elaboración artesanal y buscando la diferenciación. Empleábamos uvas autóctonas de zonas que ni siquiera se apreciaban y a lanzar variedades que hasta entonces no se bebían. Con esta filosofía monta un grupo bodeguero que está en muchas denominaciones de origen. Así que sobre el Albariño hablamos de un vino con capital malagueño, con dirección enológica también y ya lo que nos falta es que lo conozcan los malagueños. Eso es lo que me he propuesto este año.

- La otra. ¿cómo llega un Jorge Ordóñez & Co número 2 Victoria a la sala Azul del Ayuntamiento de Estocolmo para la ceremonia de los Premios Nobel?

-Me lo comentaron un mes antes gracias a nuestro importador en Suecia pero no podía contarlo hasta un mes después de la cena. Estaba deseando de poder compartirlo. Fue seleccionado en una cata a ciegas de entre un centenar de vinos. Eso me demuestra que ganó el vino y que se mueve muy bien precisamente por eso, por su calidad. Fue la primera vez que un vino español ha estado presente en la cena de gala de los Premios Nobel donde siempre hay vinos franceses.

-¿Afortunadamente ¿está de moda beber vino?

-Sí, y en Málaga se están haciendo muchas cosas interesantes entorno al vino. Sería nefasto que sólo los malagueños nos bebiéramos nuestros vinos, pero ahora tenemos algo más que ofrecer. Tenemos una oferta cultural importante en Málaga y una ciudad que podemos visitar y que antes no había. Es una ciudad que yo enseño y que antes no lo hacía porque me daba vergüenza. A eso hay que sumar una oferta gastronómica y otra de vinos. Es sumar, y seguramente me deje cosas atrás.

-¿Y el dulce?

-También. Ahora, sobre todo un público más conocedor, que se interesa por los vinos de postre. En éstos Málaga es número uno mundial. Ahí no estamos compitiendo porque somos los mejores, y yo creo que al malagueño le empieza a despertar su curiosidad por ellos.

-Un maridaje para cuatro vinos Ordoñez para esta mañana de domingo.

-Yo empezaría con el Botani con un gazpacho. Después unas gambas a la plancha con La Cana y con un chivito cataremos Botanic Garnacha. Finalizaremos con una tabla de quesos artesanos variados de Málaga y el Victoria Número 2.

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