Al final el litoral malagueño aguantó bien la embestida de las olas del temporal de viento de levante de esta semana, pero en dos puntos los daños han sido importantes. Las playas de Ferrara en Torrox y la de Guadalmar en Málaga han vuelto a demostrar ser las más vulnerables frente a los ataques del mar y, tras dos días de intenso oleaje, la pérdida de arena ha sido inevitable. La propia Demarcación de Costas de Málaga admitió ayer que las olas registradas entre el martes y el miércoles, que alcanzaron en algunos momentos más de un metro de altura, han provocado "importantes movimientos" de áridos en estas dos playas en las que habrá que actuar para acondicionarlas antes de que comience la temporada de baño en el mes de junio.

Al menos, en la playa de Ferrara de Torrox aún no se ha había empezado a trabajar dentro del plan de actuaciones previsto por Costas para después de la Semana Santa. De hecho, las actuaciones en esa zona estaban planificadas que comenzaran ayer, incluso antes de que se produjera este último temporal de levante.

Curiosamente, esta playa había aguantado bien los temporales del pasado invierno y los aportes de arena que se iban a realizar de cara al verano no eran tan abundantes como otros años, aunque en apenas dos días los daños sí han sido notables. Como también lo han sido de nuevo en el paseo marítimo de Guadalmar de la capital, donde hacía menos de dos meses las olas habían provocado un grave socavón. Costas arregló hace un mes ese tramo con el refuerzo de la escollera, pero el que se ha hundido ahora es otro y más pequeño que el se vio afectado en el mes de marzo.

La intensidad de las olas y la desprotección de esta playa también han provocado esta vez la pérdida del aporte de arena que sí se había hecho ya para preparar la zona para el inicio de la temporada turística, lo que obligará a tener que volver a actuar. En total, el plan diseñado por el organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente es actuar en 25 playas del litoral malagueño donde se verterán unos 250.000 metros cúbicos de áridos antes de que comience el verano.