Málaga

¿peligrosos o en peligro?

  • Los escualos son cada vez más vulnerables a la presión del hombre y, en contra de lo que se cree, no es habitual que ataquen a las personas No hay ningún incidente registrado en Andalucía

El conocido director de cine Steven Spielberg contribuyó a perpetuar la imagen de depredadores insaciables en su famosa trilogía dedicada a los tiburones e irremediablemente después de ese éxito cinematográfico la fama precede a los escualos. Pero nada más lejos de la realidad porque los pocos casos registrados de ataques a humanos, ninguno documentado en el litoral andaluz, se han producido o porque el tiburón se ha sentido acosado ante una invasión en su hábitat, o porque ha podido confundir a un nadador con una presa cerca de la costa. Casi es más fácil que te toque la lotería porque la probabilidad de ser víctima de un ataque de estos prehistóricos animales es de una entre 300 millones.

El revuelo que se produjo la semana pasada en una playa de Benajarafe por la presencia en la orilla de una tintorera, de 1,30 metros de longitud y perteneciente a la familia de los tiburones, fue más propio de una película de Spielberg. La playa fue cerrada al baño durante toda esa tarde y se activaron todos los protocolos de seguridad generando una gran alarma cuando al final fue el animal el que se llevó la peor parte.

Que aparezcan en la orilla de las playas no es lo más habitual por más que Hollywood se haya empeñado en hacerlo creer al gran público. Si lo hacen es normalmente porque llegan enfermos o desorientados porque algún barco pesquero les ha cortado las aletas. Su hábitat natural, según explicó a este periódico el director del Centro Oceanográfico de Málaga, Jorge Baro, es "alta mar y por lo general no suelen acercarse a menos de cuatro millas de la costa". Más aún, muchas especies son de fondo y ni siquiera suben a la superficie. De las 380 que existen en todo el mundo, sólo una treintena son peligrosas, aunque en el caso de Andalucía apenas una docena de las 35 especies de tiburones localizadas presenta algún riesgo para el hombre.

Las especies de escualos que suelen ser avistadas son las llamadas pelágicas y algunas como la tintorera y el marrajo tienen una presencia más que constatada en esta zona del Mar de Alborán. No son las únicas. El director del Aula del Mar de Málaga, Juan Jesús Martín, aseguró que se tiene constancia de que el litoral malagueño alberga desde los más pequeños como la pintarroja, muy valorada en la tradición culinaria de la provincia como lo es el cazón también perteneciente a la familia de los tiburones, hasta los más grandes como el tiburón peregrino que a pesar de su tamaño se alimenta de plancton al igual que las ballenas.

El hecho de que el litoral andaluz sea uno de los puntos de España con más escualos migratorios se debe a que es punto de confluencia de las aguas del océano Atlántico y el mar Mediterráneo, lo que convierten a esta zona en un lugar especialmente interesante para el estudio de estos animales que "surgieron incluso antes que los dinosaurios y que han sobrevivido sin evolucionar durante más de 400 millones de años", señaló Martín.

Aparte de los tradicionales tintoreras y marrajos, el Mar de Alborán ha sido testigo de la presencia de otros escualos mucho más temidos. Uno de los más sonado fue el tiburón tigre, considerado el segundo pelágico más peligroso del mundo después del blanco, que fue capturado por un barco frente a la playa de los Toros en la localidad malagueña de Manilva. "Fue un hallazgo importante porque hasta ese momento se creía que no existía en el Mediterráneo", señaló el director del Aula del Mar, cuyo museo atesora la enorme mandíbula de aquel animal.

Las redes de un barco arrastrero también atraparon en 2004 un tiburón zorro, de unos dos metros de longitud y 325 kilogramos de peso, en la costa granadina de Almuñécar, mientras que en enero de 1999 varios bañistas aseguraron haber avistado un tiburón peregrino de unos seis metros alimentándose en superficie

frente a una playa de Fuengirola. Unos años antes, según Martín, fue capturado también un peregrino frente al puerto de Málaga de entre seis y ocho metros cuando aún no era una especie protegida, pero "cuando llegamos a la lonja ya había sido vendido a razón de 30 euros por kilo".

Todas las demás referencias que se hayan hecho sobre ellos en esta zona forman parte de las habladurías populares y de las leyendas urbanas. Los escualos no atacan porque sí a los humanos y ni siquiera todos son carnívoros. Más bien son ellos, considerados los predadores más peligrosos del mundo, los que engrosan en muchos casos la lista de animales en riesgo de desaparición debido principalmente a la mano del hombre.

Son varios los condicionantes que explican la reducción de los escualos a un ritmo vertiginoso, cuando precisamente son las especies de animales más antiguas de la historia del planeta. La sobreexplotación pesquera, las capturas accidentales por barcos de pesca, la contaminación que sufren los océanos y el atroz cercenamiento de sus aletas para elaborar la tradicional sopa japonesa están llevando cada vez a más especies de tiburones al borde de la extinción en el Mediterráneo.

Esta situación se vio favorecida por el vacío legal que existía y que aún existe en la mayoría de los países sobre la protección de estos animales y el control de las artes de pesca que se utilizan para su captura. Afortunadamente, el director del Centro Oceanográfico de Málaga indicó que "la flota pesquera y la comunitaria tienen cada vez más restricciones para la pesca de tiburones y la ley prohibe ya que pasen por lonja sin aletas por ser una práctica deleznable".

Hasta no hace muchos años, según los datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), España era el segundo país del mundo, sólo por detrás de Indonesia, y el primero de la Unión Europea con mayor número de capturas anuales de tiburones, cuyo principal mercado lo constituye el asiático por ser en esos países muy demandadas las aletas

También se le atribuyen propiedades curativas para enfermedades inflamatorias y el aceite de hígado de tiburón está bien valorado para fabricar productos cosméticos. Por todo, aunque pueden presumir de estar presidiendo la cúspide alimenticia, han terminado temiendo por la garantía de su supervivencia.

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