Málaga

El arte de la vendimia en la Axarquía

  • Las condiciones climáticas hacen que se retrase la recolecta La zona se dedica a la variedad moscatel

Si antes de 1878 y de la llegada de la plaga de la filoxera a través de la finca de La Indiana de Moclinejo, casi toda la provincia de Málaga era un inmenso campo de vides, hoy sólo quedan cinco zonas productoras, la comarca de Antequera, la de Ronda, la zona de Manilva, el término municipal de Málaga y el área de la Axarquía.

En esta última comarca, debido a su escarpada orografía y a la composición del suelo -un terreno pobre, donde abundan las piedras de pizarra y el cuarzo blanco- las parras son bastante especiales. Se trata de plantas que producen poco. "Si una cepa echa un kilo, estamos contentos" comentaba Daniel Gámez, agricultor y colaborador de muestras de Bodegas Jorge Ordóñez. También explicó que, aunque este año haya sido muy húmedo, lo que ha dado problemas con "las enfermedades causadas por los hongos mildiu y oidio", la producción será parecida a la del año pasado "que no estuvo mal". Obtuvieron 160.000 botellas de vino en la bodega. En donde sí se han notado las consecuencias de un tiempo más húmedo y con temperaturas más suaves, ha sido en el retraso del comienzo de la recogida, que este año ha empezado unos 10 o 20 días más tarde de lo habitual. La variedad, que según Daniel Gámez ocupa más del 99% de los cultivos de la zona, es la moscatel.

Por otro lado, si tradicionalmente este fruto en la zona se había dedicado casi exclusivamente para producir pasas, cada vez son más -sobre todo en los términos municipales de Almáchar, El Borge y Cútar- las que se destinan al vino, como explica Victoria Ordóñez, directora general de Bodegas Jorge Ordóñez. "Antes la mejor uva iba para convertirse en pasas y la peor siempre para vino. Pero por suerte esto ha cambiado en los últimos años", dice. Tanto es así, que una variedad de sus vinos, el Victoria Dulce Número 2, ha llegado a estar en el menú de la ceremonia de los premios Nobel. Y se ha embarcado en otros productos, como la gelatina de vino dulce.

Además, Ordóñez recordó la diferencia con la uva de la zona de Manilva, a donde se desplazan muchos almachareños para la recolección de las frutas. Así, en estos municipios de la Axarquía hay mucha menos agua, por lo que el sabor de la uva está "mucho más concentrado", resaltando la poca productividad del terreno, en donde sólo se recogen unos 1.000 o 1.200 kilos por hectárea, y se necesitan unos ocho o diez kilos de uva para producir media botella de vino dulce.

También, debido a lo empinado del terreno -donde abunda el minifundismo y el típico relieve axárquico de lomos de elefante sin terrazas ni bancales- la uva sólo puede ser recogida artesanalmente, con la ayuda de mulos. "Nosotros tratamos los racimos con mucho cuidado, no los tiramos a las cajas, las colocamos", resaltó José Gámez, alcalde de Almáchar. Quien también explicó que en los últimos años se está volviendo a replantar vides: "Se han encargado entre 50.000 y 60.000 esquejes". Asimismo, el regidor almachareño afirmó que entre un 70 o un 80% de las familias de su municipio tiene viñas, pero que la mayoría no se dedica exclusivamente al cultivo de la uva, sino que lo complementa con otros tipos de plantaciones, como los almendros o los olivos. Aunque la extensión de viñedos sí que es la mayor del término municipal, ocupando 2,15 kilómetros cuadrados de los casi 15 que ocupa la localidad.

Otro dato importante, que destacó el alcalde es que "ahora con la crisis aproximadamente el 50% de las familias sí que tienen como ingresos principales actividades relacionadas con la agricultura".

Además, para mostrar la relación de su pueblo con la uva destacó que no sólo casi todo el término municipal está dedicado a las vides, sino que incluso "los almachareños son los que se dedican a este cultivo en los pueblos vecinos como El Borge, Cútar o Iznate".

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