Málaga

Artistas callejeros denuncian que sufren una mayor presión policial

  • Un joven de 23 años inicia hoy una huelga de hambre para obtener el permiso municipal

"Nos hacen sentir como delincuentes. No estamos cometiendo ningún delito ni tampoco nos metemos con nadie. Nuestro historial está limpio". El polaco Marek Jakubowski, que frecuenta la calle Larios disfrazado de payaso cómico, asegura que, desde hace dos meses, la Policía ha endurecido las condiciones para los artistas callejeros y que incluso se les ha amenazado con imponerles una multa y con retirarles el disfraz y los globos. "Han sido varios los agentes que ya nos han pedido la documentación y un permiso para trabajar en la calle. Dicen que, si volvemos sin él, se verán obligados a quitarnos el traje", afirmó a este periódico uno de los afectados.

Marek, de 33 años, ha trabajado en varias capitales como camarero, guía turístico, intérprete y de comercial en una compañía eléctrica, pero hace ocho años, una vez que aprendió español, decidió buscarse la vida en Málaga. Desde entonces pasea cada tarde por la principal arteria de la ciudad haciendo reír a los más pequeños, que son, según recalcó, su "pasión". "No hay nada más bonito que la sonrisa de un niño y la felicidad que se llevan, aunque sólo sea con un globito pintado", expresó.

Pero lo que el artista no podía imaginar es que el Ayuntamiento pondría coto a su labor con "avisos" por parte de las autoridades, pese a que, destacó, "no ofende a nadie". Su temor a ser sancionado le llevó el pasado 22 de noviembre a presentar en la Casona del Parque la solicitud para obtener la autorización que le dé luz verde para actuar en el centro, al menos durante los jueves, viernes, sábados y domingos de este mes. En el escrito resaltaba, según pudo comprobar Málaga Hoy, que el arte y la animación le han permitido costearse sus estudios de Bachillerato en Varsovia, con lo que pretende poner en valor la importancia de su trabajo. Mientras lo consigue, lleva su magia y humor a los niños enfermos del Hospital Clínico, donde, resaltó, sí es bien recibido.

El payaso de los globos no es el único afectado. Su compañero Fidel, procedente de Gran Canaria, es otro de los artistas que se queja de las "amenazas" en calle Larios. También él ha solicitado el permiso municipal, en el que recoge que su intención es "no volver a la indigencia", en la que se vio obligado a permanecer durante varios meses. "Gracias a este trabajo vivo un poco mejor, pero nos están machacando. No robamos ni vendemos droga", aseveró Fidel, que pide saber "cuál es el procedimiento" que debe seguir para que no se le haga "perder el tiempo con papeleo".

David Ruiz, de sólo 23 años y que llegó de Almería en 2012, hacía de ejecutivo de traje y corbata en calle Larios. Otras veces se vestía de torero y tampoco a él se lo están poniendo fácil. "Vine a Málaga buscando una forma de salir de la crisis, pero la última vez que estuve en el centro la Policía me advirtió que la próxima vez me podría denunciar", destacó.

Su malestar es tal que desde hoy permanecerá sentado en la céntrica vía para reivindicar una solución. Su declaración de intenciones quedará plasmada en un cartel que rezará: "Estoy en huelga en hambre". Y así tiene previsto continuar hasta que, al menos, el Ayuntamiento le proporcione una licencia. "He pedido el permiso en varias ocasiones y siempre me dicen que no servirá de nada porque ya somos muchos artistas. Ni siquiera ocupo demasiado espacio; sólo llevo una maleta", subrayó David, que espera que el Consistorio ofrezca "el número de autorizaciones necesarias para no saturar el centro".

Fuentes policiales explicaron que "cualquier ocupación de la vía pública con actividades del tipo que sea debe estar sometida a autorización municipal". Y añadieron que, puesto que "no hay regulación expresa al respecto -a diferencia de otros ayuntamientos-" los agentes tienen "cierta permisividad" con estas actuaciones. Aunque, eso sí, reconocieron que la indicación es que la Policía "impida actividades cuando hay un elemento de riesgo o peligro para los autores o terceras personas". También se penalizaría en caso de que los artistas usen instrumentos musicales con amplificadores que ocasionan "molestias", estén embriagados o bien presenten "un aspecto sucio", ya que podría haber "implicaciones sanitarias".

Los comerciantes ya se han posicionado al respecto. "Los artistas animan la calle Larios. Algunos son muy simpáticos y los niños bailan a su alrededor. La Policía les advierte de que puede haber avalanchas y les dicen que por su seguridad no estén aquí, pero ellos no hacen nada malo. Peor son los que se sientan a las puertas de un supermercado", manifestó la responsable de una zapatería de la zona.

Otro de los trabajadores señaló que a la intemperie "no se gana como para poder cotizar", aunque sí cree que se debería "regular la actividad" de estos artistas. "Ninguno de los propietarios de los negocios nos quejamos. Si los que tocan los instrumentos se van moviendo por distintas calles, no molestan a nadie", señaló la empleada.

Las quejas por las amenazas de los agentes han llegado hasta el colectivo social y cultural de gestión ciudadana La Invisible. "El centro de Málaga deja, a veces, imágenes surrealistas. En este caso, una pareja de policías echando a un artista que depende de su trabajo para vivir", publicaron en su perfil de Facebook.

También el británico Steve Bullen, conocido como The magic ball man, ha llevado su lucha a a las redes sociales para así hacerse un hueco. "Las Navidades son una época vital para nosotros, no solo por motivos económicos sino también por el color que añade a las celebraciones. Ya apenas hay artistas por las calles para evitar que la Policía les confisque su equipo", denunció el hombre, que teme verse obligado a volver a Inglaterra.

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