Los hoteles de la provincia cerraron 2013 con el mayor número de clientes y pernoctaciones de los últimos cinco años. Es especialmente llamativo el caso de las pernoctaciones -número de noches que un viajero se aloja en un hotel-, pues se incrementaron en más de un millón en solo un ejercicio. En este sentido, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los turistas realizaron el año pasado 17,11 millones de pernoctaciones frente a los 16,06 millones de 2012, lo que representó un crecimiento del 6,5%.

El número de viajeros también aumentó el año pasado hasta un total de 4,56 millones, un 5,6% más. Teniendo en cuenta que Málaga es visitada anualmente por unos 9,5 millones de turistas, estos datos reflejan que prácticamente la mitad se alojan en hoteles, mientras que el resto pernocta en sus propias viviendas, casas de amigos, campings, etcétera o, directamente, van y vienen en el día sin hacer noche en la provincia.

Las estadísticas oficiales del INE demuestran, por una parte, que el sector turístico se ha reactivado en la Costa del Sol tras varios años de cierta debilidad y, en segundo lugar, que los hoteles viven, sobre todo, de los extranjeros.

El año pasado creció el número de viajeros alojados en hoteles nacionales e internacionales, si bien los extranjeros siguen siendo mayoría pues representan el 56%. La diferencia es más palpable en el caso de las pernoctaciones, pues los foráneos realizaron el año pasado el 67% del total, superando los 11,4 millones.

Según el INE, el número de establecimientos hoteleros abiertos se redujo en 2013 en la provincia en 16, de 560 a 544, aunque el año pasado se contabilizaron más plazas hoteleras, que alcanzaron las 79.156. El grado de ocupación medio por plazas creció tres puntos en un año, hasta el 57,7%, mientras que el personal empleado se redujo un 2,3% hasta los 10.738 trabajadores.

Los hoteleros han reconocido que el año pasado fue muy positivo y que tuvieron más clientes, aunque aseguran que el reto ahora es incrementar su rentabilidad pues la mayoría de establecimientos están inmersos en una guerra de precios y ofertas para competir entre ellos y con otros destinos turísticos. Los sindicatos, por su parte, denuncian que esté cayendo el empleo pese al aumento de clientela.