La imagen no puede en ningún caso tildarse de habitual. Desde hace unos días el emblemático edificio de La Equitativa está siendo cubierto con andamios que hacen presagiar un arreglo de su fachada después de años de continuado deterioro. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital ha ordenado la reparación exterior del inmueble como requisito para pasar la Inspección Técnica de Edificios (ITE), una especie de ITV que en 2009 los propietarios se negaron a realizar.

El mal estado en que se encuentra la fachada ha tenido como resultado que el informe de la ITE ordene la ejecución inmediata de los trabajos de adecentamiento del exterior. El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital, Francisco Pomares, explicó ayer que los propietarios del inmueble han acatado el requerimiento de arreglo rápidamente, por lo que a pesar de que el deterioro no suponía por el momento peligro alguno, se evitarán desprendimientos. "Cuando se trata de edificios con un exterior en mal estado, la orden de actuación por parte de la Gerencia es rápida, estamos muy encima de los propietarios", concretó Pomares.

Los propietarios de La Equitativa confirmaron, por su parte, aunque brevemente, que se van a realizar varias mejoras en la cubierta y en las terrazas del edificio encaminadas al informe positivo de la ITE. La empresa a la que pertenece el edificio se negó en el año 2009 a someter a la construcción a esta inspección de edificios, a la que estaba obligada por tratarse de un inmueble sobre el que pesa una protección arquitectónica de grado 1, lo que supone que debe ser conservada "íntegramente por su carácter singular y monumental y por razones histórico-artísticas, preservando todas sus características arquitectónicas". Los dueños solicitaron a la Gerencia de Urbanismo la declaración de ruina del inmueble. Las fuentes consultadas entonces por este periódico apuntaron que la intención de la empresa podría ser la de evitar informe negativo de la ITE, que le exigiría una serie de obras de reparación. Además de que la citada declaración hubiera supuesto la extinción del deber de conservación por parte del propietario. Finalmente, la propiedad no ha podido esquivar la realización de estas mejoras ni su sometimiento a la ITE. De todos modos, la ocupación que presenta el céntrico inmueble es mínima. Ni todos los locales comerciales están en uso ni las 27 viviendas de las que dispone. Alguno de los inquilinos ya denunció hace años el abandono al que estaba siendo sometido el edificio.

El caso de La Equitativa ha sido objeto de numerosa rumorología urbanística en el transcurso de los años. Entre las actuaciones con las que se ha relacionado históricamente el edificio ha estado la construcción de un hotel. De hecho, el pasado mes de diciembre empresarios e inversores asiáticos se interesaron por la compra del edificio, una operación que podría quedar cerrada en su próxima visita Málaga, prevista para el mes de marzo. El proyecto contempla un hotel de 5 estrellas con un centro comercial con boutiques de lujo.

El bloque, obra de Manuel Cabanyes y Mata y Juan Jáuregui Briones, es uno de los recogidos en la base de datos de arquitectura contemporánea elaborada por la Junta de Andalucía. La ficha correspondiente a La Equitativa recuerda que este "emblemático" edificio de viviendas y oficinas "lleva el nombre de la empresa de seguros que lo fundara", al tiempo que destaca cómo aprovecha su posición "privilegiada" para dotarse "del carácter emblemático que las compañías de seguros acostumbraban, utilizando recursos racionalistas y decorativos". El edificio, con una superficie construida de 4.125 metros cuadrados y una altura máxima de 42 metros, se plantea como articulación del volumen del cuerpo menor, de ocho alturas y la torre, de catorce, retranqueada en el plano de fachada hacia la Alameda Principal, y dispuesta asimétricamente en este frente para convertirse en el foco visual que preside la calle Larios desde la Plaza de la Constitución. La potencia de los dos cuerpos queda rematada por elementos que suavizan su geometría, como la pérgola sobre el cuerpo inferior que enmascara el ático retranqueado y, muy singularmente, el motivo de minarete entre regionalista y neomudéjar con el que se corona la torre para convertirla en un referente en altura para la ciudad.