Málaga

El 'paraíso' de la marihuana

  • La comarca del Guadalhorce se ha convertido en uno de los principales puntos de producción de droga debido a la facilidad para que las plantaciones pasen inadvertidas.

Una comarca salpicada de casas de campo a las que solamente se puede acceder por un laberinto de caminos rurales, con un clima suave todo el año y habitada por miles de extranjeros que eligen la zona como su segunda residencia parece un lugar más que idóneo para que el cultivo de marihuana pase completamente desapercibido a la vista de todos. El Guadalhorce se ha convertido en uno de los principales puntos de producción de la provincia de Málaga, donde la Guardia Civil ha localizado algunas de las mayores plantaciones de los últimos años escondidas en improvisados invernaderos caseros en sótanos y garajes.

Sólo en esta zona de la provincia, fueron intervenidas el año pasado 1.559 plantas de esta droga que pesaron 624 kilos y que tenían un valor estimado de casi tres millones de euros.

Los productores de marihuana buscan casas aisladas en esta comarca para alquilar donde poder desarrollar su actividad sin llamar la atención de los vecinos bajo la apariencia de ciudadanos extranjeros en busca de una vida tranquila en la zona. Pagan rigurosa y generosamente a sus propietarios para no levantar sospechas y asegurarse de que no den problemas, y acondicionan cualquier sótano o garaje con hasta el último detalle para asegurarse el éxito de una plantación que alcanzará un suculento valor en el mercado.

Ese, contaron a este periódico agentes de la compañía de la Guardia Civil de Coín, es el modus operandi más común entre los que eligen la comarca del Guadalhorce para hacer negocio con la plantación de marihuana. "Es una zona muy extensa prácticamente inabarcable donde los extranjeros tienen la cobertura de su comunidad donde es fácil no llamar la atención y donde además existen buenas comunicaciones para darle salida", explicaron.

Ante tales condiciones óptimas, la elección del Guadalhorce como centro de operaciones se ha extendido en los últimos años, sobre todo, entre ciudadanos de otros países que cultivan aquí la droga para exportarla después a otros países.

Su cultivo es "relativamente fácil", según explicaron los agentes de la Compañía de Coín, y en varios meses está lista para ser comercializada. Pero son muchos meses de trabajo hasta que la investigación da sus frutos. Los agentes vigilan los accesos a caminos rurales, la actividad de personas en las casas que se consideran sospechosas y, lo más importante, el consumo eléctrico que tienen, ya que las plantas de marihuana necesitan una gran cantidad de luz durante las 24 horas del día.

Para no levantar sospechas, los investigadores aseguraron que lo más común es que las plantaciones se hagan en el interior de viviendas y que allí se instalen complejos cuadros eléctricos que garanticen las condiciones óptimas para que las plantas crezcan sin ser vistas. Una de las operaciones más importantes que los agentes de la compañía de Coín del instituto armado llevaron a cabo el año pasado fue la localización de un invernadero casi industrial en el sótano de una casa rural de esa localidad, donde había plantadas 1.058 plantas de marihuana a punto de estar listas para ser recolectadas.

Cuatro personas, de nacionalidad turco holandesa, fueron detenidas en esa operación. Ninguno de ellos vivía en la casa, que tenían alquilada, y únicamente iban hasta allí para encargarse del cuidado de las plantas. Precisamente fue lo que llamó la atención de los agentes que, tras meses de trabajo y seguimiento, pudieron entrar en el invernadero creado ad hoc en el que encontraron la enorme plantación.

Lo mismo ocurrió en otra casa similar en Monda, aunque en esa ocasión la plantación era más pequeña de entorno a 365 plantas. Un ciudadano británico era el encargado de cuidarlas.

En otros casos la localización de estas plantaciones se dan casi por casualidad, según la Guardia Civil. Fue el caso de un invernadero situado también en el sótano de una casa de campo de Coín y que fue descubierto por culpa de un incendio que se produjo como consecuencia de un fallo en el casero cuadro eléctrico. Cuando comenzó el fuego el responsable, de origen holandés, salió huyendo y aún está en busca y captura acusado de un presunto delito contra la salud pública.

Los hay también que deciden usar el patio de un edificio comunitario para su propia plantación. Ocurrió en septiembre del año pasado en una barriada conflictiva de Coín donde los agentes encontraron 13 plantas de marihuana, repartidas entre el patrio de luces y un improvisado invernadero en una zona pública de las inmediaciones. Una persona fue detenida por el cultivo y la comercialización de esta droga, que era secada en una de las habitaciones de la propia casa y donde además fueron encontradas seis armas de fuego.

Las plantaciones al aire libre son menos frecuentes en la zona, pero también las hay. En ese caso, según la compañía de Coín, lo complicado es camuflarla para que no resulte visible desde ningún punto, por lo que las plantas de marihuana suelen situarse entre otros cultivos lejos de cualquier mirada. Algo que no resulta muy complicado en una comarca con una amplia zona cultivable y con un clima apropiado para este tipo de plantas.

Los propios agentes de la Guardia Civil son los encargados de cortar las plantas y depositarlas a buen recaudo a la espera de la celebración del juicio y de la decisión judicial para su eliminación. además, se encargan de ponerlas a secar antes de que el servicio de Sanidad Exterior analice de que sustancia efectivamente se trata.

La incongruencia es que la venta de semillas de esta planta sí está permitida en las llamadas grow shop, pero no su cultivo, tenencia o comercialización.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios