Málaga

La 'ciudad inteligente' mejorará la gestión pública y ahorrará costes

  • Es un reto conjugar la tecnología existente, la demanda real de los ciudadanos, la inversión pública y privada y el interés y modo de funcionamiento de las administraciones

Hace apenas un lustro las ciudades inteligentes (smart cities) sonaban a chino. Hoy en día no solo son un tema habitual de conversación y trabajo entre los profesionales a escala mundial sino que se estima que serán un elemento esencial para mejorar la gestión integral de las ciudades, tanto las grandes como las pequeñas, en un horizonte en el que será clave administrar mejor los recursos económicos públicos. Hay instituciones que están tirando del carro, pero precisan de la colaboración privada para ser más efectivos. Este diario ha reunido a varios expertos, en un desayuno organizado por Grupo Joly e Hidralia, para analizar en qué momento se encuentran las ciudades inteligentes y qué se puede esperar a corto y medio plazo.

Uno de los retos es conjugar la tecnología existente, la demanda real de los ciudadanos, el interés y el modelo de funcionamiento de las Administraciones y la inversión. "Si no colocamos al ciudadano en el centro de todo y no se le aporta valor con servicios mejores y más baratos, solo estaremos haciendo ciudades tecnológicas pero no inteligentes. Ni siquiera listillas", destacó Antonio Quirós, director del área de Innovación y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento de Málaga, una ciudad que está siendo pionera a escala nacional en el desarrollo de smart city y que fue elegida en 2011 como la ciudad más inteligente de España.

Los ayuntamientos están gestionando sus respectivas áreas de forma vertical, independiente y, en muchos casos, inconexa. Por un lado va la política medioambiental, por otro la urbanística, la comercial... Una ciudad inteligente, en sí, tiene que horizontalizar esa gestión, es decir, "dejar de gestionar servicios aislados y hacerlo como un todo", comentó Fernando Rayón, director de Innovación de Negocio de Agbar. En su opinión, "es evidente que hasta que no ataquemos el paro no seremos ciudades inteligentes, pero hay que ser eficientes y cumplir los dos objetivos".

El futuro es más que prometedor en este segmento. Mariano Barroso, presidente del cluster Andalucía Smart City, indicó que "Europa va a gastar ahora menos dinero en cemento y más en I+D". Habrá unos 80.000 millones de euros de fondos europeos y un buen pellizco va a caer en Andalucía. Desde el punto de vista empresarial, se abren los caminos. "Hay un nicho de mercado tan grande que todo se va a mover mucho. Cualquier empresita puede dar un salto brutal si tiene una idea feliz, por lo que es una época muy interesante la que vamos a vivir", afirmó Pedro Pardo, directivo de la empresa Ihman. Este ingeniero, que se vio "empujado" al mundo empresarial hace 12 años, es consciente del reguero de dificultades que ha supuesto la crisis, pero cree que también ha tenido sus elementos positivos y eso permitirá ser mejores. "La crisis ha arrasado pero ha sacado lo mejor de nosotros. Así activamos las neuronas y nos hace ser más competitivos", añadió.

La puesta en marcha del cluster, de reciente creación, va precisamente en la dirección de promover alianzas empresariales que impulsen a la región y reduzcan la tasa de paro. Barroso fue muy gráfico en este sentido. "En España hay crisis en todos sitios, pero hay regiones con un 17% de paro y otras como Andalucía con un 36%. Los andaluces también tenemos formación universitaria o infraestructuras. Lo que nos diferencia es que esas regiones tienen industria y nosotros no".

Las oportunidades saltan a la vista. José Luis Ruiz Espejo, delegado de la Junta de Andalucía en Málaga, incidió en el abanico que se abre en aspectos como la movilidad, la gestión de residuos, el abastecimiento de agua o luz, entre otras muchas. "En general, mejorar la calidad de vida y poner soluciones a problemas del futuro, por lo que creo que todas las ciudades van a aprovechar el conocimiento generado en otras", dijo. En la misma línea estaba Salvador Guerrero, responsable de desarrollo de negocio de Smart Cities de Wellness Telecom, una empresa con 20 personas dedicadas exclusivamente a esta área, quien defendió que el concepto de ciudad inteligente se puede dividir por sectores, de forma que una ciudad se especialice, por ejemplo, en la rama turística, otra en la sanitaria, otra en la cultural, etcétera. En cualquier caso, sí precisó que "las ciudades no son inteligentes en su creación sino que las adaptamos y eso conlleva una responsabilidad". De hecho, indicó que, aunque hay una gran oportunidad, se puede "ir de las manos" porque hay una proliferación de aplicaciones.

Las empresas están apostando. Javier Segovia, director general de Hidralia, subrayó que "estamos todos de acuerdo en que es un tema a desarrollar y hay fondos disponibles para invertir". Pero hay que casar ese interés empresarial con el de las administraciones y, sobre todo, con el de los funcionarios. Mario Cortés, concejal de Innovación y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento de Málaga, reconoce que "hay que tener voluntad de hacer cosas. No es un problema tecnológico sino organizativo puro y duro. Las fábricas lo tienen todo automatizado desde hace 20 años y si no se ha hecho antes en las ciudades es porque se dice que siempre se ha hecho así y que para qué se va a cambiar. Tener una ciudad inteligente requiere un cambio de mentalidad y un liderazgo fuerte por parte del alcalde".

En el caso de Málaga, por ejemplo, el Consistorio se está ahorrando 2 millones de euros al año simplemente cambiando la potencia de las bombillas y controlando las cabeceras de las farolas, permitiendo así regular la luz en función de la hora. "Y aún no le hemos metido mano a los edificios públicos", subrayó Cortés. La crisis ha llevado la austeridad a los ayuntamientos y a un control absoluto de los gastos y las ciudades inteligentes jugarán un papel destacado en esta coyuntura.

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