Málaga

Urbanismo desnortado

  • La ocupación irregular del Cubo, el revés de Aviación Civil en el parque del Benítez y el fracaso de la Plaza Camas ponen en entredicho al organismo en tres de los grandes proyectos municipales

Hace poco más de un año, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, tomó la decisión de relevar de su puesto al frente de la Gerencia de Urbanismo, en calidad de coordinador general, a Diego Maldonado. Su asiento, brevemente ocupado por el concejal Raúl López, pasó a corresponde al que por aquel entonces era concejal de Bienestar Social, Francisco Pomares. La determinación, forzada por los problemas de salud de Maldonado, buscaba mantener el funcionamiento normal del que es, a pesar del desplome del ladrillo, el ente de mayor peso en la Administrativo local. No hay actuación que se ponga en marcha en la urbe que no pase previamente por Urbanismo, circunstancia que ha generado no pocas críticas internas en la Casona del Parque.

Pero este poco más de un año se ha tornado en un verdadero annus horribilis para el departamento que preside el propio alcalde. Ni Pomares ni el posteriormente nombrado coordinador general de Ordenación del Territorio y Vivienda y gerente de la casa, José Cardador, han evitado que la institución haya sido más noticia por sus errores que por sus aciertos. En su afán por acelerar las actuaciones, de lo que alardea Pomares, se ha optado por atajos que, en algunos casos, pueden llegar a vulnerar la legalidad, y que, en otros, han resultado desaconsejables.

Lo ocurrido la semana pasada con la adecuación del Cubo, donde se ha arrancado la obra antes de tener la plena disposición sobre el inmueble, es el último episodio de los acaecidos en el último año. La actuación, que juristas consultados por este periódico tacharon de "ilegal" por parte del Consistorio, pone en entredicho el funcionamiento de una institución que, incluso con las reservas mostradas en su día por la Asesoría Jurídica y por la Intervención, adjudicó el contrato antes de que se le cediese la instalación sobre la que se iba a materializar una inversión pública que ronda los 3,8 millones de euros.

Incluso, a la espera de que puedan darse a conocer otros informes jurídicos, se sabe que el único reconocido por el propio edil del PP, firmado por el jefe de servicio de Patrimonio, fue elaborado después de que se diese a conocer la contratación de las labores de intervención. Ocho días, para ser exactos, pasaron antes de que los servicios internos de Urbanismo redactasen un documento con el que defender que era factible entrar en el edificio para arrancar los trabajos iniciales. Una lectura que elude la ausencia de autorización alguna por parte del órgano competente, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria.

Lejos de admitir error alguno, Pomares y De la Torre han reiterado día tras día el mismo discurso. Mensajes de conformidad que chocan con los actos del Puerto. Mientras desde la Casona del Parque se incidía en la ausencia de irregularidad alguna, el organismo presidido por Paulino Plata registraba ante la Gerencia de Urbanismo el miércoles 6 de agosto un escrito pidiendo el "cese inmediato" de las actuaciones. Demanda a la que el alcalde, casi dos semanas después del impulso de las obras, sigue haciendo oídos sordos.

El Cubo pone el punto y seguido a una secuencia de casos en los que las dudas son más que evidentes. La tramitación del proyecto de zona verde en el antiguo Campamento Benítez es otro de los ejemplos a considerar. Lejos de seguir las recomendaciones del que fuera jefe del departamento de Planeamiento, Miguel Ángel Ruiz Barrionuevo, que defendía la redacción de un plan especial de sector como primera pieza, Pomares se decantó por una vía más corta en el tiempo y, por ende, con más efectos inmediatos.

Eludida la redacción del documento y la solicitud de los informes sectoriales a los organismos competentes en opinar sobre la intervención del Benítez, Urbanismo pudo acelerar la máquina, adjudicar de manera directa cuatro obras de adecuación del terreno, incluida una gran balsa de agua, y ejecutarlas en un plazo de pocos meses. El problema surgió cuando, elaborado el plan especial, el mismo tuvo que ser sometido al obligatorio periodo de información pública y a los correspondientes informes sectoriales.

Es en esta fase de la tramitación cuando surge la sorpresa. Aviación Civil, dependiente del Ministerio de Fomento, emitió un informe contrario a la planificación realizada y a la inclusión en la misma de la mencionada laguna artificial, por entender que puede ser foco de atracción de aves. Lo que en cualquier escenario no pasaría de ser una mera anécdota, se convierte en asunto de estado por la proximidad del aeropuerto y la reserva del ente estatal a que puedan suponer interferencias en el movimiento natural de los aviones.

Ante el revés recibido, Urbanismo busca, con el asesoramiento de expertos incluido, una alternativa que pueda satisfacer a Aviación Civil y que permita mantener la citada balsa de agua. En caso de que las opciones que serán puesta encima de la mesa no satisfagan a los responsables del organismo, no es descartable que se vea en la obligación de dar marcha atrás y eliminar uno de los cuatro elementos que fueron ejecutados antes de disponer del plan especial. La obra en cuestión supuso una inversión de 242.000 euros.

Este episodio ha puesto en evidencia la decisión tomada por Pomares para acortar los plazos de uno de los proyectos estrella del alcalde en el presente mandato y cuestiona la determinación adoptada de prescindir de Ruiz Barrionuevo a finales del año pasado. Con todo, los escollos encontrados en la tramitación del plan especial del Benítez y aún no eliminados lastran el calendario ideado por Urbanismo para abrir a la ciudad el ansiado parque en los antiguos terrenos militares.

La reestructuración acometida por De la Torre en Urbanismo no sólo afectó a Ruiz Barrionuevo, sino que además tocó de lleno, en una segunda fase, a Antonio Cabrero, hasta hace unos meses jefe de Proyectos y Obras. Una de las razones que pudo pesar sobre la decisión es el fracaso de la Plaza Camas. Fue ese departamento el responsable de una obra fallida, fuente de una importante crítica parte de comerciantes y vecinos del entorno. Proyectos y Obras, lejos de seguir el guión que sirvió de base para la adjudicación de las obras, optó por cambiar alguno de los elementos sustanciales de la iniciativa. Y ello sin consulta previa ni al concejal, ni al gerente ni a los propios vecinos.

La maniobra, que acabó motivando el cambio del equipo que ahora asume la dirección del proyecto, obliga ahora a Urbanismo a rehacer parte de la intervención sobre el terreno. En una huida hacia adelante, Pomares, tras decir que no se harían cambios hasta ver el comportamiento de los vecinos, acabó claudicando ante las críticas de residentes, comerciantes, grupos de la oposición y hasta del responsable municipal del OMAU y de los Recursos Eurpoeos, que advirtió de la posibilidad de que se perdiese el dinero comunitario que se había consignado para esta obra. A la espera de sacar a concurso las nuevas actuaciones, que permitirán instalar pérgolas para dar sombra; modificar los macetones y sembrar otros árboles, eliminar el respiradero del aparcamiento, queda por determinar el sobrecoste de los errores cometidos.

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