El vertido de un material de obra utilizado para la rehabilitación del futuro hotel Miramar hizo saltar ayer todas las alarmas entre los bañistas y vecinos de la playa de La Malagueta de la capital. Los técnicos del Ayuntamiento de Málaga y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil están investigando la causa y consecuencias de este vertido que se produjo a través de un aliviadero de aguas pluviales que vierte directamente a la playa. El material en cuestión causante del vertido es bentonita que al parecer se estaba utilizando con la intención de estabilizar el terreno durante la excavación de los muros pantalla realizados por debajo del nivel del mar previos a la cimentación.

No se trata de un material contaminante, pero el Ayuntamiento de Málaga ya ha abierto un expediente para concretar lo ocurrido y determinar si procede o no sancionar a la empresa responsable de estas obras, según aseguraron fuentes municipales a este periódico, que promueve el Grupo Santos y que comenzaron el pasado verano. Ayer a primera hora de la tarde la empresa ya había logrado taponar las filtraciones producidas en el terreno y que permitieron el vertido de esta sustancia similar al barro por un aliviadero propio del edificio. Sin embargo, técnicos de la Empresa Municipal de Agua (Emasa) tiene previsto realizar una inspección más específica mediante la utilización de un robot en la red de pluviales de la zona para comprobar si el vertido ha sido puntual o si por el contrario ha podido ocasionar un taponamiento de la conducción por el vertido continuo de bentonita.

La primera inspección realizada tanto por los agentes de la Guardia Civil, que también ha abierto una investigación al respecto, como por los técnicos municipales hizo pensar que se trató de un incidente aislado, si bien se pretende hacer un seguimiento de la obra más exhaustivo para comprobar que se haya subsanado el error que condujo al vertido detectado ayer.

Por otra parte, el servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Málaga también abrirá un expediente sancionador a la empresa encargada de estas obras por la tala de dos especies de tipuanas, a las que sólo estaba autorizada a trasplantar, y otros siete árboles para los que ni siquiera habían pedido permiso. Por esta infracción, la empresa se enfrenta a una multa de 150 euros por la tala, a lo que habrá que sumar el pago del valor estimado de los árboles talados. Solamente las dos tipuanas, que posteriomente a las obras debían volver a trasplantarse en el entorno del futuro hotel, estaban valoradas en unos 15.000 euros, mientras que en el caso de los otros siete árboles cortados sin autorización aún se está cuantificando su coste.

El director del área de Parques y Jardines del Ayuntamiento de la capital, Javier Gutiérrez del Álamo, señaló que el responsable de las obras tiene la obligación de pagar esta cantidad o plantar árboles por ese valor, ya que en caso contrario la Gerencia Municipal de Urbanismo no otorgará la licencia de primera ocupación al edificio una vez terminadas las obras del futuro hotel.