Málaga

"Que Rajoy pida perdón está bien, pero falta más mano dura y más decisión"

  • El catedrático destaca el hartazgo de la población con la corrupción y ve positiva la aparición de Podemos o Ganemos, aunque no cree que se acabe en un multipartidismo a la italiana

ÁNGEL Valencia es catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Málaga desde el año 2007. En su currículo aparecen numerosas publicaciones sobre todo tipo de materias, aunque está especializado en teoría política. Nos recibe en su despacho en la facultad de Derecho.

-Como experto en Ciencia Política estará disfrutando ahora del momento, pues hay un terremoto importante en el campo político.

-Sí. No hace falta ser catedrático para verlo. Cualquiera que esté interesado en política o que sea un simple ciudadano puede ver que estamos en un momento fascinante porque vivimos una época de cierto cambio o transición política en España. Parece que se van a cambiar bastantes cosas. Se está alterando la democracia. Vemos un fenómeno, desgraciadamente muy importante, de corrupción y falta de ejemplaridad pública y, por otra parte, vemos un desgaste de la democracia. No es solo hablar de cambio generacional, sino de desgaste de las instituciones democráticas que se forjaron en la Transición.

-¿Se podría hablar ahora de una Segunda Transición?

-Bueno, decir Segunda Transición sería un buen titular pero no sé si sería exactamente eso. Lo que está claro es que nos hace falta establecer un proceso de cambio profundo en la democracia española. Habrá que hacer reformas institucionales y un cambio político.

-¿En qué sentido?

-Se está erosionando el bipartidismo y se están renovando las elites políticas. A los partidos les hace falta una profunda renovación. Hace falta una regeneración democrática. Una mirada nueva a las instituciones, los partidos políticos, los ciudadanos... La democracia ha tenido un ciclo que ha estado bastante bien y ahora hace falta un reciclaje en algunos aspectos que hay que abordar.

-¿Qué aspectos? ¿Los nacionalismos por ejemplo?

-Hemos visto que teníamos una definición territorial del estado en autonomías que había funcionado bien y nos hemos dado cuenta de que presenta ciertas deficiencias o que ya no funciona tan bien como antes. Ya no es solo un problema de financiación, sino de identidades políticas. Y eso no se resuelve con las autonomías. Hay que ver si vamos a un estado federal o a otra fórmula política que habrá que consensuar. Es un tema a resolver políticamente.

-¿Es usted partidario de que haya un referéndum en Cataluña?

-Eso es un problema político muy difícil en el que hemos llegado a un callejón sin salida. Tenemos un Gobierno con referencia al principio de legalidad constitucional y un nacionalismo con una referencia a ese callejón sin salida que señalo. O hay una vuelta atrás por parte del catalanismo, que está dispuesto a remover los principios inalienables de la autodeterminación y establecer otros márgenes de negociación, o hay un Gobierno que esté dispuesto a abrir cauces de diálogo más flexibles. Que hagan un referéndum es una cuestión irrelevante. ¿Para qué? No se puede hacer desde el punto de vista constitucional y no tiene mucho sentido.

-¿Está la imagen de los políticos en su momento más bajo en la democracia?

-Antes no había una percepción tan negativa. Había desconfianza o distancia en el sentido de que no se comprendía muy bien qué hacían los políticos y sus discursos. Se les veía como ineficaces. Ahora lo que hay es un rechazo a la clase política, como consecuencia de todo lo que estamos viendo con la corrupción. Se ha convertido en un problema más importante para los ciudadanos y aparece en todas las encuestas.

-Los dos grandes partidos, PSOE y PP, están salpicados por la corrupción. ¿Qué deben hacer para sobrevivir?

-Es difícil responder. Por una parte está la renovación de personas dentro de los partidos y lo más importante es establecer controles para combatir la corrupción y fiscalizar la actividad pública. Lo que no puede ser es todo lo que está pasando. Tiene que haber códigos de funcionamiento de ética pública. En este país se tiene la malísima costumbre de que la responsabilidad política prácticamente no se dirime con las dimisiones sino en los tribunales. Uno no dimite hasta que no está prácticamente juzgado y condenado. Empezamos a ver ahora momentos en los que empiezan a ver algunas dimisiones o personas que son expulsadas de los partidos políticos porque sean sospechosos.

-Antes se achacaba la corrupción al concejal de Urbanismo o al alcalde de turno, pero ya están implicadas incluso las cúpulas.

-Hace falta una mayor claridad. La gente tiene que ver que si se cuestiona el comportamiento público de una persona, si hay una sospecha razonable, ésta tiene que dimitir hasta que se aclare si es culpable o inocente. Eso pasa en otras democracias de nuestro entorno. En España no suele suceder. Hace falta higiene democrática porque los ciudadanos estamos hartos de ver lo que está pasando.

-¿Es suficiente con que salga Mariano Rajoy a pedir perdón?

-Está bien que se pida perdón, pero hace falta bastante más. El PP está en la trama Gurtel, los tesoreros, la operación Púnica... Es un escándalo. Hay que ir más allá de pedir perdón. Falta mucha más mano dura y más decisión porque hemos llegado ya a un nivel de saturación. No obstante, hay que señalar que la corrupción no afecta a toda la clase política, sino que hay mucha gente que está trabajando bien.

-¿Habría que cambiar el modelo de financiación de los partidos para evitar cajas B e historias?

-Sí. Tendría que estar mucho más claro cómo se subvencionan los partidos y eliminar todos estos porcentajes bajo cuerda. El modelo milagroso de crecimiento unido a la especulación inmobiliaria ha venido de la mano de comisiones y cosas que servían para financiar a partidos y para enriquecer a políticos corruptos. Es necesario que haya más controles. En la Transición se hizo una cosa muy elástica y habría que hacer una nueva ley.

-En todo este contexto, ¿le ha sorprendido el tirón de Podemos?

-Sorprende porque es un partido muy joven que se constituye unos meses antes de las elecciones europeas. Nadie podía prever los resultados tan extraordinarios que tuvo. Son los que han sabido sintonizar mejor con el descontento y el malestar democrático de la población ante la corrupción, el cansancio de los partidos, la falta de legitimidad de las elites políticas, o la falta de respuestas de los políticos a los problemas de los ciudadanos en la crisis. La gente está sufriendo con la crisis, está muy cansada y encima ve conductas inapropiadas. Hay una elite política que les ha dado la espalda a los ciudadanos y no ha sabido dar soluciones a los problemas. Podemos ha lanzando mensajes claros, con un discurso transversal y algo radical. Ha cogido votos de desencantados de todos los partidos y ha capitalizado el movimiento social del 15M. Ha sido gente muy inteligente desde el punto de vista estratégico.

-¿Le ve futuro o es flor de un día por el descontento general?

-Creo que Podemos está aquí para quedarse. Lo que no sé es si podrá mantener los principios que dice, con esa estructura tan democrática. No sé si su tirón electoral es tan fuerte como para ser la segunda fuerza política. De aquí a las elecciones municipales, si es que participa, y a las generales veremos si se consolida o no. Salvando su consolidación como partido, la política de alianzas y la falta de experiencia de gobierno, creo que puede ser una fuerza que se quede.

-Tras el éxito de Podemos, ahora se están creando nuevas plataformas que quieren ser partidos como Ganemos. ¿Cómo lo ve?

-Es interesante. Tiene una implantación más local, como movimiento que quiere conservar el trato con el ciudadano. La idea es revitalizar la democracia y que no se les identifique con los partidos políticos tradicionales. Es un experimento y hay que ver cómo va. Hay gente que habla mal de estos fenómenos, pero creo que han generado interés en la vida política española al abrir el arco. Dicen algunos que Podemos o Ganemos son populismo o antipolítica y eso es solo etiquetar a la gente y acabar con todo de mala manera. Lo que hacen es introducir una frescura que no está mal. También anima a regenerarse a los partidos tradicionales. A mí me parece positivo.

-Izquierda Unida se está planteando integrarse en Ganemos, perdiendo su marca. ¿Es lógico?

-Por una parte está la política de alianzas para determinar el programa y luego está la política que se haga en las instituciones. Eso es lo que determina la práctica política.

-¿Habrá muchos partidos con poder tras las elecciones?

-Yo creo que no. Puede que se abra en España un escenario de ruptura progresiva del bipartidismo, pero no creo que se acabe con él. No creo que vayamos a un multipartidismo feroz ni que esto conduzca al caos como si fuera casi un sistema italiano. No vamos a eso. El sistema político se puede equilibrar un poco hacia otras posibilidades, pero no creo que vayamos a un escenario ingobernable.

-¿Cree que el PP puede revalidar la mayoría absoluta en Málaga capital y la costa en las próximas municipales?

-No lo sé [ se ríe]. Lo más interesante es saber qué pasará con Podemos y Ganemos. Además habrá que ver si influyen los casos de corrupción que estamos viendo en los próximos meses.

-Usted da clases en la facultad de Derecho y está en contacto a diario con los jóvenes. ¿Percibe que haya alguna preocupación entre ellos por la política, la corrupción, etcétera?

-En la facultad sí hay sensibilidad política en ciertos grupos, pero la mayoría está más preocupada por su futuro inmediato.

-En líneas generales, ¿cree que podría haber algún estallido social con tanto paro y corrupción?

-No creo. La gente está enfadada y cansada, hay tensión. Pero afortunadamente no veo ningún ánimo revolucionario. No creo que veamos algaradas como en Grecia.

-¿Se ha diluido el 15M?

-Hay una tensión no política y la sociedad está en una especie de decaimiento. La crisis nos está afectando y tenemos menos paciencia con todo. Se ve menos optimismo.

-Hablando de temas generales, ¿qué cree que debe mejorar la provincia?

-El Metro ha sido muy importante pero está a medio hacer, aunque contribuye a que una ciudad grande sea una gran ciudad. Pienso que Málaga tiene que apostar por una movilidad más sostenible. Es una ciudad de tamaño razonable y debería estar mejor conectada por los medios de transporte. La movilidad sostenible está a medias. Luego veo casos como el de los Baños del Carmen y te lleva a pensar que en Málaga hay problemas que no se resuelven jamás.

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