Málaga

Francisco San Martín, anterior decano del Colegio de Arquitectos, fallece a los 58 años

  • Experto en el campo del urbanismo, el arquitecto trabajó en sus últimos años en un estudio privado

Un derrame cerebral provocó ayer la muerte del arquitecto Francisco San Martín Olea, experto en el campo del urbanismo y anterior decano del Colegio de Arquitectos de Málaga. Nacido en 1956, fue arquitecto municipal en los ayuntamientos de Fuengirola y Vélez-Málaga, director de la oficina de planificación territorial del área metropolitana de Málaga para la Consejería de Obras Públicas y asesor de la Fundación Ciedes para el Plan Estratégico de Málaga. En sus últimos años trabajó desde su estudio privado. En su trayectoria profesional también destaca la implicación con el colegio, institución que presidió de 2007 a 2009. "Fue una junta convulsa", recordaba ayer Antonio Vargas, actual decano, "porque tocó lidiar con la crisis. Visto desde la distancia, fue una situación normal de un equipo que se encuentra con una situación mucho más difícil de la que esperaba", agregó.

Tras la dimisión de San Martín se precipitaron unas elecciones anticipadas en las que se enfrentó a Antonio Vargas, que salió elegido decano. "Superado el enfrentamiento político tuvimos un trato bastante cordial, siempre fue receptivo a la colaboración", explicó Vargas.

Con Juan José Gutiérrez Blanco estuvo trabajando codo con codo en los primeros años de su carrera. Ambos compartieron estudio durante una década. "Era un profesional totalmente íntegro, fue una experiencia bastante satisfactoria trabajar juntos, luego seguimos nuestra actividad por separado", explicó ayer Gutiérrez Blanco. "Era un especialista en el tema de urbanismo y lo ha demostrado en los distintos trabajos que ha realizado", agregó. Destacó el arquitecto que su compañero "tenía una idea básica en temas de desarrollo profesional y urbanismo, quería que ese trabajo fuese realmente bueno para la sociedad, que se pudiese mejorar la sociedad a través del urbanismo", agregó el arquitecto.

Aunque sus vidas profesionales tomaron distintos caminos, siempre les unió una buena amistad. "Era muy conversador, inquieto, hasta él mismo se definía así, es una lástima que con esta edad, 58 años, en su apogeo profesional, nos haya dejado", consideró emocionado Gutiérrez Blanco, y comentó que "no me podía esperar la mala noticia, esto es bastante doloroso para los amigos, es un palo gordo".

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