Balcón de notables · Emilio Ortega Arjonilla

"Es una falacia que con el inglés se va a todos sitios, hay que controlar tres idiomas"

  • Este experto subraya que el esperanto no ha triunfado porque "no tiene cultura alguna". Los intérpretes suelen tener cláusulas de confidencialidad en su trabajo.

EL trabajo de los traductores e intérpretes es básico. Sin ellos no se podría entender qué dice un conferenciante, un manual de instrucciones o un libro de poemas a no ser que se conozca el idioma original. Y es imposible conocer todas las lenguas del mundo. La Universidad de Málaga fue la primera en España en ofrecer la licenciatura de Traducción e Interpretación -había diplomaturas en otros puntos del país- y uno de sus principales representantes es Emilio Ortega, que entró como profesor asociado en 1995 y desde 2012 es catedrático. La titulación cumplirá 25 años en 2015.

-¿En qué momento se encuentra Traducción e Interpretación?

-Empezó la implantación de los nuevos grados hace seis años y ahora tenemos la primera evaluación. Tenemos licenciados desde 1994.

-¿Por qué no los había antes?

-Porque no hacía falta comunicarse con el exterior. Hasta la Transición política, España tuvo muy poca relación con el exterior y no se potenciaron los estudios de idiomas ni se pretendió que hubiera unas relaciones internacionales espectaculares. Con la llegada de la democracia se le dio un auge a la traducción y la interpretación.

-¿Tiene mucha salida profesional ahora que estamos exportando a velocidad de crucero?

-Ha habido una multiplicación del sector que está ligada a los medios de comunicación. Varios profesores del departamento, por ejemplo, colaboramos a mediados de los años 90 en unos folletos turísticos azules de Málaga capital. Tradujimos folletos al inglés, francés, alemán e italiano. En aquel momento, donde todavía no estaba el boom tecnológico ni internet, era muy caro plantearse hacer más de cuatro o cinco versiones lingüísticas de un folleto turístico. Sin embargo, varios años después ya vemos que hay audioguías en un montón de lenguas. Ahora se pueden publicar versiones multilingües en soporte electrónico, ha abaratado los costes de publicación y eso ha supuesto un desarrollo para el sector.

-¿En qué trabaja el titulado que sale de Málaga?

-Hay unas asignaturas de iniciación en diversos ámbitos como en traducción audiovisual, científico-técnica, jurídica-económica-financiera, literaria-humanística, e introducción a la interpretación. En el último curso el alumno elige en qué itinerario se quiere formar. Málaga tiene también un itinerario de interpretación de conferencias, que se realiza en inglés o francés, y luego una formación complementaria en las otras cuatro lenguas que ofrecemos: alemán, italiano, árabe y griego. El tercer itinerario es el que llamamos traducción generalista, que es para aquellos alumnos que no quieran ser traductores o intérpretes en el futuro pero que sí quieran trabajar con los idiomas. De esta forma aprenden una tercera lengua extranjera.

-¿Hay mucho paro en el sector?

-Abastecemos a un mercado muy amplio. A veces nos piden traducción, otras veces traducción e interpretación, y otras veces hacer comunicación en empresas como mediador lingüístico o cultural. Hablar idiomas siempre abre puertas y luego el alumno decide en qué se especializa. Por otra parte hay que tener en cuenta que el español es una de las lenguas a las que más se traduce porque hay una población hispanoparlante muy importante en el mundo.

-Eso es una ventaja.

-Sí, porque siempre que sale un producto al mercado tiene que estar, como mínimo, traducido al inglés, al francés o al español.

-El abanico laboral es, por lo tanto muy amplio.

-Sí. Además hay que distinguir entre el traductor y el intérprete. El traductor traduce textos escritos y el intérprete discursos orales. Una curiosidad, por ejemplo, es que la interpretación de conferencias, esas en las que todos llevan el pinganillo, nació en los juicios de Nuremberg al final de la Segunda Guerra Mundial. La empresa norteamericana IBM diseñó las primeras cabinas de interpretación y es ahí cuando se empiezan a ver intérpretes en todos los estamentos. Desde la ONU o la OTAN hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores tienen servicios de traducción internos y de interpretación.

-¿Qué piensa cuando ve un político en una cumbre internacional y éste solo habla su idioma nativo?

-Creo que deberían tener una formación lingüística alta en esos niveles del Estado. Pero también es verdad que como a esas reuniones no solo va el presidente del Gobierno sino muchos acompañantes, lo importante es que ese acompañante sea un experto en la materia porque si luego tiene problemas de comunicación para eso están los intérpretes. Me interesa más que el ministro, por ejemplo, de Economía sepa de economía y vaya acompañado de un intérprete a que sepa inglés o francés y no sepa de economía.

-Entiendo que la interpretación es fidedigna al 100% porque puede haber mucho en juego en esas conversaciones.

-Esto no es el juego del boca-oreja. Se transmite el sentido de lo que se dice porque transmitir literalmente palabra por palabra a veces no funciona porque las normas de cortesía en una lengua u otra pueden ser distintas.

-El intérprete acaba sabiendo todos los secretos porque está en medio de todo.

-Tenemos unas cláusulas de confidencialidad que hay que respetar. Si estás trabajando en círculos políticos pasa indudablemente. En círculos de defensa a veces ni siquiera hay intérpretes externos sino que son los propios agentes los que se forman como intérpretes para hacer reuniones a puerta cerrada. En el ámbito sanitario o judicial tienes las mismas restricciones que el médico o el abogado. Si habla fuera de lo que se ha dicho en esas reuniones se le puede caer el pelo. La confidencialidad está regulada por ley.

-¿Cuántos alumnos tiene la UMA en esta rama?

-Nos entran 150 alumnos cada año, de los cuales 100 son por inglés y 50 por francés. Suelen salir unos 120 licenciados cada año.

-Por lo que comentábamos anteriormente, puede haber mercado para todos.

-La clave es que no está acotado geográficamente sino globalizado. Hace unos años era impensable no vivir en la misma ciudad donde estaba la editorial a la que se fueran a traducir trabajos y ahora, con internet, se puede estar en cualquier parte del mundo. El 90% del trabajo de traducción se negocia y publicita en la Red y uno puede vivir en Cómpeta y ser un magnífico traductor. Por ejemplo, una magnífica traductora de medicina norteamericana que traduce textos del español al inglés vive en las Alpujarras pues lo único que necesita es una buena conexión a internet y que le envíen los artículos a traducir. En el caso de la interpretación es distinto y lo normal es que viva en las ciudades donde hay más actividad.

-Málaga está haciendo últimamente muchos congresos y ferias internacionales. ¿Se está notando en su sector?

-Sí. La proyección internacional de Málaga ha crecido exponencialmente y hay reuniones de todo tipo. Yo he intervenido en algunas de ellas como intérprete y he asistido a la transformación de la ciudad en las últimas dos décadas.

-¿Están bien pagados?

-Depende del ámbito en el que te muevas. En la traducción técnica y tecnológica se suele cobrar por palabras e incluso por caracteres y en el ámbito literario se suele cobrar por página. Si tienes que hacer con mucha urgencia la traducción de un best-seller porque se quiere lanzar al mismo tiempo en varios idiomas está bien pagado porque hay una premura y porque se sabe que se van a vender muchos libros de esos. Sin embargo, la literatura más minoritaria la pagan más modestamente. Por un lado tenemos el traductor tradicional que está en su casa inspirándose para traducir textos literarios y, en el otro extremo, está la traducción automática e incluso asistida por ordenador. Hay sistemas que traducen y luego el traductor humano lo revisa. Suele ser en textos de poca ambigüedad, como los manuales de instrucciones.

-Los traductores que se ven por internet no suelen dar una.

-Efectivamente. Eso es porque esos traductores no captan todos los matices de la lengua, ni los acentos, ni las intenciones.

-¿No le hacen entonces la competencia?

-No.

-En la Costa del Sol viven personas de muchas nacionalidades. Habrá vivido muchas anécdotas.

-El anecdotario es amplísimo. Los extranjeros tienen una percepción cultural y lingüística distinta de las cosas y eso siempre te lleva a algo distinto. En Málaga nos sorprendemos al ver a nórdicos bañarse en la playa en febrero, pero es que para ellos la temperatura del agua es como su temporada estival. Hemos tenido que interpretar encuentros en los que hemos visto que la percepción de las cosas no es la misma. Por ejemplo, la gratitud o el rechazo a algo. En varias ocasiones hemos tenido que interpretar el acto y sobreinterpretar, haciendo aclaraciones adicionales. En Málaga he participado en encuentros hispano marroquíes y éstos últimos no tenían claro qué comida se les estaba poniendo. Veían una carne pero no sabían de qué era. Ha habido que aclarar que, por supuesto, no era cerdo ya que eso hubiera supuesto una ofensa a su cultura y religión.

-Aprender idiomas es un campo de batalla habitual. ¿Cuál es el mejor método para aprender inglés?

-Utilizarlo. Hay que poner todo el empeño. Percibo que desde los años 80 a esta fecha la gente viaja mucho más, ha ayudado mucho el low cost y eso facilita las cosas. No hay un método único para enseñar idiomas. Hay idiomas y culturas que gustan más que otros y ese filtro afectivo afecta mucho.

-Un empresario presentó hace unos días en Málaga un portal en el que, según dice, enseña chino en ocho meses. ¿Se puede hacer en ese tiempo?

-Depende del nivel. Si es el más básico, el A1, igual sí. Si es más tengo mis dudas. No soy experto en chino pero este idioma tiene una dificultad enorme porque es con idiogramas.

-¿Es el idioma más difícil de aprender?

-No lo sé. Las eslavas también son muy duras.

-¿Qué idiomas van a tener más demanda en el futuro?

-Las lenguas oficiales en la ONU reflejan las que son importantes. Son el inglés, el francés, el español, el árabe, el chino y el ruso. Se dice que China va a liderar el mundo pero no sé hasta qué punto va a ser tan importante dominar el chino para poder hacer cosas en Asia.

-Siempre se ha pensado que con el inglés se va a todos sitios, pero hay muchos países en los que apenas se habla.

-Sí. Eso es una falacia. Como mínimo habría que controlar tres de esas seis lenguas en función de dónde te quieras mover.

-¿Por qué el esperanto ha fracasado?

-La lengua y la cultura están unidas y el esperanto no tenía cultura alguna. Era el diseño de una cultura ideal en la que todos nos entendiéramos y casi todos los problemas de traducción e interpretación vienen por las barreras culturales. De malentendidos culturales está la historia llena. Podemos ser bilingües pero difícilmente podemos ser biculturales.

-Por último, ¿qué cree que debería mejorar en Málaga?

-Habría que diversificar la oferta de empleo para no depender tanto del turismo, porque eso genera ciclos considerables. Hoy en día hay actividades profesionales que se pueden deslocalizar fácilmente y se debería aprovechar.

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