Desde que a finales de 2009 y principios de 2010 se dio por terminada la última sequía que ha padecido Málaga, los embalses nunca habían arrojado un balance tan malo al iniciar un año. Los recursos hídricos embalsados en los siete pantanos de la provincia suman 442 hectómetros cúbicos, 40 menos que hace un año y hasta 110 menos que en enero de 2013.

Mañana hace un mes desde que cayó la última gota de lluvia en la provincia y eso ha hecho que los siete embalses se resientan, a pesar de que las precipitaciones registradas durante parte del otoño aliviaron ligeramente el preocupante dato con el que acabaron el verano. El nuevo año ha comenzado con un balance que, sin ser tan dramático como en los años de la última sequía, sí evidencia el déficit pluviométrico que se arrastra desde el invierno pasado.

Al igual que en enero del año pasado y a principios de 2013 las reservas hídricas embalsadas superaban con creces a las existentes en la actualidad, también eran superiores las que había al inicio de 2012 y 2011 cuando los pantanos almacenaban 526 y 545 hectómetros cúbicos, respectivamente.

Para encontrar un volumen de agua embalsada tan bajo como el presente año, hay que remontarse a enero de 2010 cuando los embalses malagueños disponían de casi 437 hectómetros cúbicos. Es decir, apenas cinco más que en estos momentos, según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, si bien hay que recordar que los pantanos se recuperaron rápidamente tras varias semanas en las que llovió de forma prácticamente ininterrumpida en Málaga.

Sin embargo, hace cinco años la mala situación que presentaban los pantanos de la provincia tenían su explicación en una dura sequía que había empezado en 2005 y que llevaron a la Junta de Andalucía a activar un decreto de emergencia con restricciones en el consumo de agua en la Costa del Sol.

De hecho, en enero de 2009 los siete pantanos malagueños la situación era desesperante. Tanto es así que hubo pantanos como el De La Concepción, que abastece a la Costa del Sol occidental, que estuvo a punto de ser declarado embalse muerto porque sus reservas hídricas embalsadas eran prácticamente nulas. A principios de ese año, después de un periodo de cuatro años sin apenas lluvias, los pantanos tenían almacenados apenas 173 hectómetros cúbicos. O, lo que es lo mismo, se encontraban al 28% de su capacidad, un porcentaje pocas veces alcanzado.

Pero aún tuvieron un volumen inferior a principios de 2008, cuando llegaron a tocar fondo. Según los datos de la Consejería, en enero de ese año entre los siete no superaban los 153 hectómetros cúbicos.

Como ocurrió en los años de la última sequía, la mal dato que arroja el balance de agua embalsada se produce después de un año especialmente seco. El Centro Meteorológico de Málaga sitúa a 2014 en el decimoquinto puesto del ranking de los más secos de Málaga.

Tan seco fue el año que acaba de terminar, solamente se registraron 375 litros por metro cuadrado cuando la media histórica es de 449, que hay que remontarse a 2005 para encontrar un balance pluviométrico peor. Y precisamente ese año fue el inicio de la última gran sequía que terminó a finales de 2009.

En 2005 se recogieron 295,2 litros por metro cuadrado en Málaga, una de las cifras más bajas desde que existen estadísticas meteorológicas en el aeropuerto de la capital y solamente superada por la escasa lluvia caída en 1999 y 1985.

El 2015 ha empezado tal y como terminó el anterior, sin nada de lluvia en casi dos semanas del mes de enero. La última vez que llovió fue el 14 de diciembre del año pasado, si bien aquel día no se llegaron a recoger ni seis litros por metro cuadrado.